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Es significativo que en estos tiempos de pandemia, tanto sanitaria como política, surjan señales que rememoran hechos infaustos que marcaron la vida de la España que hoy existe.

La Historia, que pongo con mayúsculas por diferenciarla de la memoria histórica, nos ha contado muchos sucesos y personajes que por sus hechos pasaron a la historia como tales e hicieron de sus autores nuestros traidores favoritos, tanto a los españoles anteriores como a los actuales, pero que parece van a ver engrosadas sus filas con nuevos traidores de tanta enjundia como sus antecesores.

Hemos leído tanto sobre ellos, desde las páginas del Romancero, como de autores que van desde Zorrilla a Gregorio Marañón. Que con los nuevos traidores se ha abierto un amplio campo donde mostrar la valía y valentía de los escritores de nuestro tiempo, no hay duda, y para demostrar que comienzan a entrar en ese amplio campo que nos están abriendo, sirva como ejemplo Federico Jiménez Losantos en su último libro “La vuelta del comunismo”.

Pero comencemos con uno de nuestros traidores más significativos y que aunque hay quienes discrepan sobre la repetitividad de la Historia, pensemos.

Corrían los primeros años del siglo VIII y una fecha que no se puede olvidar año 711, el conde D. Julian, no sé si conde o marqués, vasallo del Rey de la España Visigoda D.Rodrigo, permite a los moros acceder a la península, mientras el Rey y el ejército estaban a otra cosa. Así comenzaron con la Bética visigoda y hasta Santiago de Compostela de un tirón.                         

 El rey D. Rodrigo lo intentó, pero tarde e incluso en la batalla traicionado por los amigos de D. Julián, los hijos de….Witiza, que con una parte del ejército, traidor, se pusieron de parte de los enemigos del Rey, amigos del marqués y de los moros.                                                                    

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Así lo cuenta el Romancero, “Las huestes de D. Rodrigo desmayaban y huían, cuando en la octava batalla, los enemigos vencían”. Tantos y tantos autores nos dieron cuenta de ello y entre ellos destacamos a José Zorrilla en su “Puñal del godo”. Con pocas palabras bastan para poner la historia en el presente y extraer del recuerdo de la Historia la actualidad de la España de hoy.

Avanzamos al 1072 cuando la lucha con los moros ya empezaba a ser hacia abajo, el Rey Sancho II durante el sitio de Zamora, es apuñalado alevosamente, en solitario y en una situación que escatológicamente no vamos a citar, por uno de nuestros ilustres traidores, Bellido Dolfos, un personaje que con esta acción pone fin a la vida del Rey que buscando la unidad de la “patria” se había reunido con el traidor, a pesar de los avisos del Cid de la catadura de un Bellido Dolfos que pretendía, según crónicas, casarse con la infanta Urraca y hacerse con el poder.                                                                                                                                                         

El sabio Romancero nos lo cuenta de una manera muy particular y que traemos al hilo de la actualidad, “Llámese Vellido Dolfos, hijo de Dolfos Vellido, cuatro traiciones ha hecho y con esta serán cinco. Si gran traidor fue el padre, mayor traidor es el hijo”. Cuando digo sabio al Romancero lo digo por el aviso que hace del padre en referencia al hijo. Aviso para navegantes, “De tal palo tal astilla”, etc, etc….leamos sobre nuestros traidores del presente y veremos el resultado en nuestro futuro. No iremos con ninguno de ellos ni al baño y menos de viaje.

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Nuestra tercera crónica nos viene a hablar de Antonio Pérez, que a pesar de no ser un noble como en los casos anteriores, un apellido sencillo, tan frecuente entre los apellidos hispanos, llegó al cargo de Secretario de Estado del Rey Felipe II, lo que hoy sería Presidente del Gobierno de Su Majestad D.Felipe VI. Se le define a Pérez como “elegante, amante de la vida lujosa y muy ambicioso”. Llegó a hacerse muy, muy rico a costa del Rey y de los españoles a los que frió a impuestos y proclive a sobornos y prebendas. Pertenecía al partido contrario al conservador del Duque de Alba. Incitó al Rey contra su hermano, enfrentando a unos contra otros en la familia real, mandó asesinar al secretario de D. Juan de Austria y después culpando al Rey del mismo. Escapado de España sirvió a varios países extranjeros contra su patria, su Rey y sus compatriotas. Logró incluso poner en peligro las relaciones del Rey con Aragón. Causó para la historia de España una crisis de credibilidad como uno de los ataques más fuertes con su leyenda negra. De ello nos dieron cuenta desde Gregorio Marañón a Luis Antonio de Villena

 

Antimonárquicos, anticristianos, prevaricadores, ladrones, asesinos, huidos de la justicia, golpistas, separatistas.  D. Julian, Vellido Dolfos y Antonio Pérez, historias de una traición en los que todo parecido con la realidad es mera coincidencia.

Autor

REDACCIÓN