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El diestro -rico en su destreza y malas artes- es un tipo sin el menor escrúpulo, sin límites, ni la «superioridad moral» de la que presume la izquierda. Sin empatía ni misericordia de Dios. Puede verte desangrando, derribado en una cuneta, que él pasará de largo mirándote con asco, si no le interesa a sus fines. Es un gitano, con mi respeto para los gitanos buenos, un auténtico trilero, de juegos malabares, engañador y embaucador perfecto, que a todo el que coge desprevenido le vende la burra. No sólo la burra, tuerta, coja, o medio muerta, etc., si no una burra que no existe. Como pasó con el consejo de expertos del virus en el que se escudaba. Al final tuvo que reconocer que no existía, y se quedó tan fresco. El sujeto es la encarnación del diablo; que llega disfrazado, discreto y pasándose por bueno, y les dice:

– Pues yo no sé por qué tenéis miedo al diablo, si eso no existe, eso sólo es un invento de la extrema derecha para asustaros. (Empieza negando su propia existencia) Y hasta citará las Sagradas Escrituras si beneficia a su causa. Ese es el diablo. Y la gente le sigue, seducida, creyendo lo que dice, y luego le vota; comulgando con ruedas de molino. La gente carente de gusto que más se parece a él. ¡Vaya por Dios!… ¡Qué gustos, y qué gente!

Rosa Díez, lo define con toda precisión: «Estamos en manos de un loco psicópata, que se caracteriza por tener lo que se conoce como la triada oscura, que es la psicopatía de un tipo que no tiene ni remordimientos ni empatía y cuyo fin es beneficiar sus propios intereses y por eso adopta posiciones cínicas. La tercera pata es el narcisismo, que define al vanidoso, a esa persona que fantasea con un poder ilimitado y cree merecer un status superior».

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Juzgan los que le estudian, que tiene excesivo peligro para estar donde está, y corre gran riesgo la seguridad nacional. Sus actitudes las toma desde el resentimiento y la venganza, y como se le quite la razón, no le tiembla el pulso en cometer la mayor atrocidad. Mientras tanto, Pablo Casado sigue tocando el violón entre las nubes que cuenta Zapatero.

A Dios rogando y con el mazo dando. Pero si solo se hace lo primero… Entonces cabría el dicho de, «fíate de la virgen y no corras». Conocemos a la izquierda, cómo es, cómo actúa y hasta dónde llega. Pero somos los demás los que no actuamos en consecuencia, ni llegamos a ninguna parte ante ella. Casado, vive seducido por el encantador de serpientes; le canta al diestro sus verdades, para darle después su apoyo. Y el otro se lo pasa bomba. Personalmente ante él, y así lo reflejan las fotos de ambos juntos, Pablo Casado se licúa.

Al mal solo se elimina, nunca se le apoya, ni se le mira. ¡Pringaos! Al mal sólo se le controla hasta vencerlo. Con Pedro Sánchez no hagas tratos, y no vayas ni apañar euros, porque antes de empezar, ya te habrá engañado. Con Ávalos, tampoco.

No pueden salir a la calle porque les escupen y han de estar siempre protegidos y blindados en su cárcel de cristal, sin contacto directo, como la gente normal, como los hombres buenos a quien todos quiere ir a ver y tocar. Si le gusta vivir en tal burbuja, haciendo el mal, al margen de la realidad. ¡Vaya gustos más raros! Pero que se los agradezcan a su electorado. Y que le pague también su protección. Que no esté prohibiendo que se les acerque la prensa libre a preguntar, como acaba de ocurrir con Cake Minuesa, de Okdiario que le echa la Ertzaintza a patadas por ir a preguntarle a Miquel Iceta, por el traspaso de las competencias de Prisiones, firmado entre el gobierno y el PNV. Le escupen que: «tú no eres prensa libre». Esto tiene una gravedad superior a la que parece. ¡Adiós libertad! Y ya que la dividieron a toda costa, media España no se resigna a morir, ni a pagar los platos rotos de la otra media, ni sus repulsivos y caros caprichos.

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Existe un mecanismo para curar el mal de esta peste inmunda: la moción de censura. Pero antes que se vaya Pablo Casado que es quien lo impide. No queremos amigos así. Hace tiempo que se acabaron las medias tintas desde que la política se convirtió en el cáncer de España. Él no quiso nunca plantearla ni apoyar a Vox cuando éste la organizó. Pablo Casado, es el perro del hortelano y eso no vale en política. En dicha moción de censura, se pasó al enemigo como el Obispo traidor don Opas; tuvo el mismo comportamiento. Y sólo hizo que atacar a Vox, blanqueando indirectamente al enemigo. Casado es el mayor obstáculo para impedir que España se siga hundiendo en su propia miseria. Mientras tanto el Emperador, encantado de la vida y de haberse conocido, va de escándalo en escándalo, riéndose de todos los que nos son de su cuerda, hasta que nos dé otra sorpresa mayor. Encantado de ver a sus serpientes actuar.

Autor

REDACCIÓN