Aunque cuesta creer que una minoría de criminales y sus secuaces, ergo PSOE y los aliados para repartirse el pastel una vez culminado el golpe de estado, hayan llegado tan lejos por el efecto de pinza que se ha ejercido contra las instituciones con una siembra de sectarismo de lo más marrullero y delictivo incluso interviniendo la Justicia para asegurarse la impunidad, VOX actúa al alimón con todas las protestas y denuncias a las que se ha sumado el Tribunal Supremo anunciando que puede pararse el golpismo sanchista con querellas y con la petición de que se suspenda la legislatura.
España se encuentra en una encrucijada donde es más fácil detener al gobierno en pleno que intentar parar la ola masiva de protestas y las comunicaciones de cuantos estamentos y organizaciones profesionales están implicados en la defensa a ultranza del Estado de Derecho que unos delincuentes pretenden cercenar con la responsabilidad penal del sátrapa que intenta apoltronarse en una Moncloa que si se agravan las circunstancias de peligro podría ser tomada por el Pueblo harto de sanchismo y juego sucio.
Sigue siendo sintomático que los únicos estamentos que faltan por pronunciarse sea el Ejército no pasando inadvertido también el silencio de la Corona, en este momento histórico crucial en que Felipe VI puede demostrar con hechos la exigencia de actuaciones no acostumbradas cuando suceden acontecimientos tan graves como los que tiene a España en las calles pidiendo la detención inmediata de los perpetradores de un golpe delictivo que exige las máximas medidas de defensa que la Constitución describe con meridiana claridad; incluso con anomalías como son Pedro Sánchez y el PSOE en el desgobierno criminal de España.
Todas las mentiras del PSOE han quedado al descubierto cuando es indiscutible que la intención de pacificar las relaciones de Cataluña pasan por el proceso de independencia que ha facilitado Pedro Sánchez, facilitando el acceso a los ladrones desde la propia defensa desactivada del Estado de Derecho. España posee mecanismos y refuerzos extraordinarios para que el golpista sin escrúpulos, moral ni conciencia-el culpable junto a sus socios de este terremoto por mantenerse arteramente en el poder- acabe en prisión. Este parece ser el primer y último objetivo de la rebelión generalizada y el deseo de millones de ciudadanos de ver a Pedro Sánchez comparecer ante un Tribunal.
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