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Muchas son las batallas claves para la reconquista; las Navas de Tolosa, Albelda o Simancas. No obstante, hay algunas de incluso mayor relevancia que se encuentran perdidas por haberse producido fuera de la España peninsular, que suele ser el centro de estudio mayoritario de la historiografía española. Así ha ocurrido con la conquista de Mallorca, que pese a haber sido bastante olvidada, resultó clave para la expansión del Reino de Aragón y ayudó a reducir el gran poder naval de los reinos musulmanes en todo el mediterráneo.
Mallorca, durante su andadura medieval había pasado de mano en mano. Diferentes imperios y “reinos de taifas” musulmanes se habían hecho con el control del archipiélago balear a lo largo de los siglos, aunque siempre cumplió una función similar. Desde Mallorca- o Mayûrqa, como era conocida en el mundo islámico- se organizaban grandes flotas de saqueo y hostigamiento a los reinos cristianos. Estos ataques los sufrían principalmente los condados catalanes y, posteriormente, el Reino de Aragón, que veía sus costas constantemente asediadas por piratas. Igualmente, estas islas servían de base para los llamados “piratas berberiscos”, que bloqueaban sistemáticamente la tan ansiada expansión comercial aragonesa.
Ante esta situación, el rey Jaime I “el conquistador” comenzó a tramar un plan para lograr dominar aquella indispensable base naval. Y es que la conquista de las islas era algo muy complicado, pues su poderío naval y escarpado terreno hacía muy difícil tener éxito en un desembarco. Ya lo habían intentado y fracasado el conde Ramón Berenguer II de Barcelona y el rey Alfonso II de Aragón, cuyas naves habían encontrado la muerte en las costas baleares.
Aun así, Jaime I estaba decidido a realizar un ataque a Mallorca para poder asegurar una base naval que acelerase su expansión por la península y el mediterráneo. En 1228 el rey convocó las Cortes Catalanas que apoyaron masivamente la idea, siendo los más interesados los comerciantes. No tuvo la misma suerte en Aragón, donde la población prefirió no participar de la empresa, aunque un buen número de nobles si se apuntaron esperando recompensas en tierras y prebendas.
Pese a todo, el factor decisivo fue la bula papal concedida en 1229 por el papa Gregorio IX, que convirtió la conquista de la isla de una intención política, a una misión religiosa. Y con esta bula vino también el apoyo de numerosos grupos de particulares y órdenes de caballería, como los Templarios– siempre amigos de los reyes aragoneses- o la Orden Hospitalaria. Gracias a la bula y el apoyo masivo de los comerciantes se logró reunir un gran ejército, que partió a las baleares con el objetivo de poner fin al gobierno musulmán.
Tras un desembarco complicado, la mayor batalla se produjo el 12 de septiembre de 1229. Este enfrentamiento es conocido como la Batalla de Portopí, que logró acabar en campo abierto con buena parte de las fuerzas musulmanas, dejando abierto el camino a la conquista completa de la isla.
Sin detenernos demasiado, la toma de Mallorca fue larga y costosa, siendo necesarios 3 años de guerra, hasta 1232, para poder pacificar completamente el territorio. El enfrentamiento más duro fue el que se produjo durante el asedio de la actual Palma de Mallorca, que tardó dos meses en ser conquistada.
Cuenta la leyenda que, tras muchos meses de batalla, el 31 de diciembre de 1229 un pequeño grupo de 6 aragoneses consiguió atravesar los muros y colgar el pendón aragonés de una de las torres de guardia principales de la ciudad. Al hacerlo, comenzaron a arengar al resto del ejército para que atacase al grito de “adentro, adentro, ¡que todo es nuestro!”. Las tropas cristianas, motivadas por aquellos cantos, cargaron contra los muros de la ciudad gritando a pleno pulmón “Santa María”. La ciudad cayó ese mismo día.
Como he dicho, tras varios años de lucha en diferentes plazas, la isla cayó en su totalidad y fue dividida entre diferentes nobles y órdenes religiosas que comenzaron a hacer desaparecer el islam del territorio. Jaime I comenzaría desde su nueva base una serie de ataques contra las otras islas baleares, tomándolas a lo largo de los siguientes años. De la misma manera, esta nueva posición permitió una mayor capacidad naval para Aragón, que utilizó las baleares para bloquear los puertos islámicos peninsulares y evitar la piratería.
En resumen, aunque la toma de Mallorca no haya recibido la merecida atención, fue clave a la hora de establecer una base desde la que expandir el territorio del Reino de Aragón. Igualmente, sirvió para frenar el brutal poderío naval que poseían los reinos musulmanes en aquel momento, logrando bloquear el comercio entre los reinos de la península y el resto del mediterráneo. La toma de Mallorca representa, sin duda, uno de los mayores hitos de la Reconquista y merece la atención que no ha recibido.
Autor
- Yoel Meilán Pena (Lugo, 1999) es en la actualidad doctorando en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense de Madrid y colaborador en varios medios de comunicación de tirada nacional. Egresado del máster en Ciencia de las Religiones y ponente en sucesivas convocatorias de la International Political Science Association, sus principales campos de estudios son la historia religiosa en España, el radicalismo islámico y la pérdida de espiritualidad en Europa.
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