09/10/2024 00:21
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Pablo de Pedraza Mooser era un joven universitario falangista, que desde 1935 se encontraba alistado a la Primera Línea de la Falange de Madrid, encuadrado en la Centuria mandada por Pepe García Noblejas.
La Primera Línea madrileña, en la primavera trágica del 36, estaba formada por seis Centurias y otra más denominada «Centuria Móvil», esta última la integraban los camaradas de otras provincias, que perseguidos en sus localidades de origen, decidían trasladarse a la capital de España.
Es decir , la milicia madrileña falangista no llegaba ni de lejos a los 700 camaradas, antes de julio del 36.
Al inicio del alzamiento cívico-militar en Madrid contra el Gobierno del Frente Popular Republicano, la dispersión y falta de coordinación de los mandos del Ejército crearon un absoluto caos en el que irremediablemente se vio inmersa la Falange.
No existió una clara y concisa orden a toda la militancia falangista de Madrid para que se alzara junto con las fuerzas rebeldes del Ejército, solo algunas unidades de la milicia falangista fueron convocadas para que entraran en el «Cuartel de la Montaña», y fueran allí armadas e instruidas en el manejo de las armas largas por los Jefes militares sublevados, logrando entrar menos de 190 falangistas.
Entre estas unidades estaba la Centuria donde estaba encuadrado Pablo de Pedraza, aunque pocas semanas antes Pepe García Noblejas, que había sido nombrado Jefe de toda la milicia madrileña, delegó el mando de su Centuria en su hermano Javier García Noblejas, mejor Jefe imposible, Javier había sido recompensado por el propio José Antonio con la más alta distinción falangista, la «Palma de Plata».
Por ello, a primera hora del 19 de julio, Pablo, que entonces apenas tenía los 20 años cumplidos, se encamina junto con otros camaradas de su escuadra hacia el Cuartel de la Montaña, son recibidos en las puertas del mismo por Juan Ponce de León, militar falangista que asume el mando de todos los voluntarios azules. También le esperan en la puerta otros camaradas como Luís Nieto, fundador de las JONS vallisoletanas, que van avalando a todos los que se presentan, no pueden consentir que haya ningún tipo de infiltración en el Cuartel.
Ya conocemos lo acontecido en la defensa del Cuartel de la Montaña, con la rendición del General Fanjul, Jefe militar este que hizo caso omiso de los requerimientos del Mando de las milicias falangistas que le apremiaron para no quedar encerrados en el Cuartel, debían salir a la calle, y en primer lugar liberar la Cárcel Modelo de Madrid, situada a unos pocos cientos de metros del Cuartel de la Montaña, donde había más de mil presos falangistas.
El General Fanjul, que en un principio no iba a ser la cabeza visible del alzamiento militar en Madrid, no atendió a las recomendaciones de los falangistas e incluso de su propio hijo Juan Manuel, militante del SEU y de la Falange, y rindió sin salir del Cuartel las fuerzas defensoras.
En el momento de la rendición, los voluntarios falangistas se niegan en rotundo, pero la intervención de Pepe García Noblejas, que ya herido ordena que quien pudiera abandonara el Cuartel, fue providencial.
Luís Nieto, apodado «El Chino» por sus camaradas, junto con Fernando Chausa, van transmitiendo la orden de abandonar el Cuartel, lo que consiguen la mayoría de los falangistas, pues no habían rodeado por la parte trasera el Cuartel los milicianos asaltantes.
Pablo de Pedraza y muchos más, tiran las armas y se despojan de las prendas militares y corren por la ladera del montículo del Príncipe Pío, hasta llegar a la Estación del Norte. Allí se dividen, unos se dirigen hacia el Puente de los Franceses, otros hacia la Plaza de España, y otros hacia la Puerta de Toledo, muchos serán detenidos, su vestimenta y sus camisas azules les delataban.
Pablo de Pedraza se dirigió por la Cuesta de San Vicente hasta llegar a la Glorieta de Bilbao, donde al llevar una guerrera militar que cubría su camisa azul, fue reconocido y detenido, le llevaron luego a la Dirección General de Seguridad, donde estuvo internado cinco días para posteriormente ser ingresado en la Cárcel Modelo de Madrid.
Pablo se encuentra con muchos camaradas presos en la Modelo, viven temiendo día a día la reacción violenta de los milicianos, y siguiendo con esperanza las noticias de la aproximación del Ejército a Madrid, hasta que el día 22 de agosto, una turba de milicianos se apodera del control de la Cárcel liberando a todos los presos comunes, y buscando a los presos políticos, especialmente a los Falangistas.
Ya hemos contado en anteriores reseñas la matanza de falangistas del 22 de agosto en la Cárcel Modelo de Madrid, por eso hoy nos detendremos exclusivamente en las peripecias sufridas ese día por nuestro personaje Pablo de Pedraza.
Ya de noche, los milicianos empezaron a sacar a los falangistas a los que iban a asesinar, los llevaban por parejas, la primera formada por Julio Ruiz de Alda y Fernando Primo de Rivera, el hermano de José Antonio, y al cual le había trasladado la Jefatura efectiva de la Falange en fechas anteriores al alzamiento, para que la ejerciera junto con Manuel Mateo y Manuel Hedilla, es decir, José Antonio, preso en Alicante, designó una mini junta de mando compuesta por su hermano Fernando y por los otros dos camaradas antes señalados.
Detrás de ellos iban Pablo de Pedraza y Nicasio Ribagorda, un antiguo militante de los grupos de acción de la CNT, que abandonó las filas anarco-sindicalistas para unirse junto con el también anarquista Álvarez de Sotomayor a las JONS de Ramiro Ledesma y luego bajo el mando único de José Antonio, crear la CONS, es decir, los sindicatos obreros falangistas, junto con el ex comunista Manuel Mateo.
En ese momento, aparece Sandoval, alias «Doctor Muñiz», el Jefe de los milicianos anarquistas que se habían apoderado de la Cárcel, a él se dirige Pablo de Pedraza, pues había estado detenido junto con Sandoval en la misma Cárcel Modelo el 16 de Marzo pasado, cuando Pablo , junto con Miguelito Primo de Rivera, primo de José Antonio, fueron presos por protestar ante la detención del Jefe, y por eso le conocía.
Pablo, utilizando su segundo apellido » Mooser», le dice que es súbdito belga y que si le matan pueden tener un grave problema diplomático, de forma increíble Sandoval entra en el juego de Pablo y quedan para el día siguiente a fin de acercarse a la Embajada de Bélgica a comprobar la nacionalidad del falangista.
A primeras horas de la mañana siguiente, Pablo de Pedraza junto con el Comisario Ferrat y tres milicianos, salen de la Cárcel Modelo y se dirigen a la Embajada belga, allí comprueban el engaño del falangista.Furiosos le trasladan a la cheka de Bellas Artes, donde le someten a una parodia de Juicio, y es condenado a muerte. De inmediato le sacan de la cheka a golpes y le introducen en un automóvil, que se dirige hacia las afueras de la Capital , con el claro objetivo de asesinar al falangista.
Al pasar por el Paseo de la Castellana y casi llegando a la esquina con la C/ Recoletos, frente a la Embajada alemana, Pablo dando un empujón al miliciano que lleva sentado a su derecha logra escapar saltando en marcha del coche y en una loca carrera, entre disparos y perseguido por los otros dos milicianos, logra entrar en la Embajada alemana.
El Comisario Ferrat, pistola en mano, intenta entrar detrás de él, pero los empleados de la Embajada se lo impiden alegando que es territorio alemán.
A los pocos días, Pablo de Pedraza en un coche de la compañía aérea Lufthansa, custodiado por otro vehículo oficial de la Embajada alemana, se dirigen por carretera al aeropuerto de Barcelona para tomar un avión hacia Berlín.
Pero casi sin haber salido de Madrid, en el Puente de Toledo es detenido el vehículo, enseñan el salvoconducto diplomático, y Pablo es reconocido por los milicianos, tienen su nombre en una lista, pero la audacia de los empleados de la Embajada consigue que les permitan seguir su camino hacia Barcelona, y llegan al aeródromo de Prat de Llobregat, y en avión, después de un tranquilo vuelo aterrizan en Berlín.
Increiblemente Pablo estaba sano y salvo en un país amigo de la causa nacionalista.
Lo primero que hizo Pablo al subirse al avión es colocar en el ojal de la solapa de la chaqueta que le han prestado en la Embajada, el emblema del yugo y las flechas.
Al poco tiempo, Pablo vuelve a España y combate voluntario en una Bandera de Falange.
Al tiempo de acabar la guerra civil española , en junio de 1944, Pablo dirige la organización local en Berlín del Servicio Exterior de la Falange, a partir de ese momento le perdemos la pista , pero estamos seguros que la suerte, que siempre le acompañó, también le libró de la muerte en la Guerra Mundial.
En todo caso, Pablo de Pedraza Mooser claramente es uno de los héroes desconocidos de la Primera Línea de la Falange, y su historia debe ser conocida para que nunca se olvide.
 
 
(Fotografía inédita de Pablo de Pedraza vestido con camisa azul, del Archivo de los Guardianes de la Memoria Azul).

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REDACCIÓN