03/12/2024 18:11

El pasado 13 de julio un hombre intentó asesinar al ex presidente estadounidense Donald Trump durante un mitin de partido celebrado en Pensilvania con motivo de las próximas elecciones de octubre. El tirador fue abatido por el Servicio Secreto después de que realizase varios disparos con un fusil, matando a uno de los asistentes al acto e hiriendo al candidato republicano en la oreja derecha.

Un día después, el periódico El Mundo titulaba en portada: “Trump, evacuado de un mitin tras sufrir un aparente atentado”1. Acompañando el titular con frases como éstas: “el ex presidente resultó herido en una oreja” […] “El arma empleada podría ser una pistola de pequeño calibre”. Es decir, desmintiendo para empezar su propio titular, –si Trump fue herido, el atentado no fue “aparente”– y, por otra parte, intentando restar gravedad a la noticia inventándose un cuento chino. Porque el arma que “podría ser una pistola de pequeño calibre” en realidad fue un fusil semiautomático de asalto AR-15, que dispara munición de guerra de calibre 5,56 mm. Y recordemos que dicha arma provocó la muerte de un hombre que se interpuso en el camino de los disparos: el bombero Corey Comperatore.

Ahora bien, tampoco cabe indignarse o sorprenderse porque un panfleto dirigido por un majadero y desprestigiado hasta el tuétano por deméritos propios se dedique a formular hipótesis sin contrastar en vez de intentar informar con un mínimo de objetividad. Recordemos que El Mundo no puede sostenerse con sus lectores y, por lo tanto, aunque aparenta seguir siendo un medio de comunicación, en realidad sólo es una plataforma de propaganda globalista más, subvencionada con nuestros impuestos a través de la publicidad institucional y con las noticias-anuncio pagadas por empresas del Sistema; esto es, empleando la fórmula de vestir como “noticias” la venta de productos “sostenibles”, “resilientes” o “comprometidos contra el cambio climático”.

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Además merece apuntarse que este titular de El Mundo del día 14 reproducía literalmente el elegido por otros medios en la noche del día 13 como Swissinfo2 o la gubernamental Agencia EFE3en línea, naturalmente, con ese Lo País que titulaba: “Trump es evacuado tras un tiroteo en un mitin en Pensilvania”. Y dicho planteamiento todavía sería replicado, idéntico, el día 15 por “El Confidencial”4. Otro que tal baila.

Esta circunstancia nos lleva indefectiblemente a una misma conclusión, no por sabida menos grave: la mayoría de medios no tienen en plantilla periodistas dignos de tal nombre que contrasten informaciones, verifiquen sus fuentes e investiguen, sino mercenarios o becarios en prácticas mal pagados que se limitan a traducir las noticias de otros o se las inventan.

Multitud” no significa “diversidad de enfoques”, yvariedad” no implica profundidad de análisis niafán de verdad”. Cualquiera que tenga la oportunidad de viajar por otros países europeos comprobará que los programas de televisión, la música, las series y las noticias son las mismas en todas partes; que las agencias de noticias están completamente uniformadas y que el bombardeo políticamente correcto es igual en Alemania, en España y en Grecia. Resulta evidente que la existencia de doscientos canales de radio y televisión no implica que los ciudadanos sean más libres, ni mucho menos que estén mejor informados que nunca, como afirman, con injustificada satisfacción, adanistas y cortesanos.

Aquí lo que está claro, como confirman las noticias del atentado contra Trump, es que la mayoría de aquéllos que se dicen medios de comunicación no lo son. Sólo lo aparentan a veces, y muchas otras ni eso. Pseudomedios, pseudoperiodistas, pseudonoticiasTodo apariencia. Como la carrera de Periodismo y tantas otras que no sirven para nada salvo para prolongar el adoctrinamiento iniciado en la escuela.

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Normal que proliferen las santerías, los adivinos, hechiceros y chamanes (o “shamanes”, como se anuncian algunos), que haya hasta cinco canales de televisión dedicados exclusivamente a la lectura del tarot, y que radios y televisiones se sostengan anunciando dietas milagro, placebos o pseudomedicamentos. Normal que tantos ignorantes se pongan en manos de sanadores, homeópatas, psicopedagogos, nutricionistas o consejeros espirituales… y que haya cursos para casarse o para dar a luz. Normal que los “buenos ciudadanos”, sometidos y serviles, se postren de hinojos ante una mancha en la pared, reproduciendo el rito aprendido: ceño fruncido, mano en la barbilla, y a fingir que les interesa y que lo entienden. Todo es pose, apariencia, impostura… por miedo a ser acusados de “retrógrados” por la religión progre. Por supuesto, se indignan con la Inquisición y con la censura de Franco, pero les parece genial la autocensura y la cancelación de los “herejes” que no les bailan el agua… y se deshacen en elogios ante un urinario o un vaso de agua medio lleno.

Porque el Sistema no produce ciudadanos, sino idiotas y fanáticos, analfabetos carentes de lecturas y, por lo tanto, de criterio.

Filípides 13-08-2024

1 El Mundo, domingo 14 de julio de 2024.

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Javier Marzal

Con la llegada de la democracia, los medios se convirtieron en manipuladores de masas para que votarán a una metamafia política o a otra. Las masas aceptaron este papel de manipulación masiva, abandonando la actitud crítica y el libre pensamiento, es decir, convirtiéndose en borregos. Ahora solo queda abandonar esos medios o seguir berreando y apoyando la decadencia (www.decadencia.es). En 2020 unos pocos medios publicaron mi manifiesto contra la metamafia institucional, con este titulo o con el acertado titular: La metamafia institucional como causa de la decadencia. Este ensayo es la mayor alabanza merecida a los grandes medios que se ha hecho en España; sin embargo, no hubo ni uno sólo de los directores y jefes de redacción que lo comprendiera, por lo que no lo publicaron. Estos directores y jefes de redacción también forman parte del ganado que nos ha llevado a la decadencia, sean del rebajo llamado de derechas, de izquierdas o liberales, todos ellos forman parte del problema y obstruyen la solución

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