22/11/2024 19:00
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El Hospital Clínico San Carlos ha sido acreditado para el tratamiento del temblor esencial y asociado a la enfermedad de Parkinson mediante la aplicación de calor por ultrasonidos de alta intensidad por un equipo multidisciplinar de profesionales que han conseguido reducir los temblores entre un 80 y 90% sin incisiones ni anestesia general, ni efectos secundarios reseñables en un grupo de 28 pacientes. Este equipo multidisciplinar del Instituto de Neurociencias del Hospital Clínico San Carlos, compuesto por neurólogos, neurocirujanos, radiólogos, técnicos y profesionales de enfermería, utiliza el tratamiento HIFU (High Intensity Focal Ultrasound) gracias a un equipo de alta tecnología que permite concentrar el calor sobre las neuronas responsables del temblor, con temperaturas de hasta 60 º C, eliminándolas en una sola sesión, sin incisiones ni anestesia general.

Los resultados obtenidos en el estudio con 28 pacientes tratados con este procedimiento sobre el tálamo -una parte del cerebro- reflejan que “más del 80% de ellos refieren una mejoría superior al 90% según su percepción subjetiva, manteniéndose estos resultados a los tres y seis meses después del tratamiento sin recidivas, a excepción de un paciente con temblor asociado a la enfermedad de Parkinson que mantenía cierto temblor en reposo, aunque menor que antes del tratamiento. Si aplicamos las escalas de reducción del temblor, se observa una mejoría superior al 85% respecto del temblor en los miembros superiores”, detalla la neuróloga del Hospital Clínico San Carlos Rocío García Ramos.

Los profesionales del Instituto de Neurociencias del Hospital Clínico San Carlos han tratado a 31 pacientes, 30 de los cuales presentaban temblor esencial y uno temblor asociado a la enfermedad de Parkinson. El 64% de los pacientes eran mujeres, el 78% presentaba antecedentes familiares, una media de evolución de 20 años con temblores y una edad media de 67,5 años, si bien cuatro de ellos eran mayores de 80 años y otros dos tenían 30 años de edad.

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En cuanto a los efectos secundarios detectados, “hemos visto que durante el tratamiento los pacientes refieren cefaleas y sensación vertiginosa principalmente, aunque de carácter transitorio que desaparecen al finalizar la sesión. Un 10 o 15% manifiesta inestabilidad leve en los primeros días, si bien al tercer mes de evolución en ninguno de ellos persisten efectos secundarios, en tan sólo uno de ellos se observa una paresia leve”, prosigue García Ramos.

Procedimiento mínimamente invasivo, sin incisiones ni anestesia general

Este procedimiento mínimamente invasivo está guiado por la imagen radiológica de la anatomía del paciente, previamente planificada por los radiólogos en una resonancia magnética de tres teslas para proporcionar la localización exacta del punto del cerebro donde aplicar el tratamiento. El paciente se mantiene despierto durante el procedimiento por lo que el neurólogo puede verificar el grado de eliminación del temblor en tiempo real, lo que permite incrementar la intensidad del tratamiento en función de la respuesta del paciente gracias a la exploración neurológica que se lleva a cabo durante el procedimiento, que permite ir monitorizando la mejoría del temblor hasta su desaparición.

Se trata de un tratamiento único, preciso y mínimamente invasivo, sin incisiones ni necesidad de aplicar anestesia general, “indicado para pacientes con temblor esencial y temblor asociado a la enfermedad de Parkinson que les permite recuperarse con rapidez y retomar sus actividades cotidianas como asearse, vestirse, comer, escribir o trabajar sin los temblores que antes les impedían llevar una vida normal. Además, la efectividad del tratamiento se mantiene a lo largo del tiempo”, explica la neuróloga del Hospital Clínico San Carlos Rocío García Ramos.

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En este procedimiento resulta muy importante la planificación que lleva a cabo el radiólogo “porque el análisis de las imágenes de alta resolución permite la identificación de la diana sobre la que actuar y preservar el resto de las estructuras del cerebro”, explica el jefe del Servicio de Radiodiagnóstico del Hospital Clínico San Carlos, Juan Arrazola.

El temblor esencial es el trastorno del movimiento más prevalente, que se incrementa a partir de los 65 años. Empeora la calidad de vida de las personas que lo padecen ya que produce dificultad para realizar las actividades básicas de la vida diaria al inducir movimientos involuntarios o balanceo, que afecta a las manos produciendo dificultad para escribir o dibujar, o problemas para sostener cubiertos, vasos y utensilios de comida; y a las cuerdas vocales provocando voz temblorosa.

La jornada concluyó con la exposición, por parte de varios profesionales del Hospital Clínico San Carlos, de la explicación de cómo se lleva a cabo este procedimiento “y ha supuesto una buena oportunidad para dar a conocer nuestra experiencia en el manejo de esta nueva técnica en nuestro hospital”, apuntilla el neurocirujano del Hospital Clínico San Carlos Albert Trondin.

Autor

REDACCIÓN