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Constantemente oímos, leemos y hablamos de gente que no han aportado nada ni a la sociedad ni a la humanidad. No han hecho nada por la ciencia, la medicina, la religión ni por la cultura. Son personas a las que solo les importa mostrar sus casas, sus coches, sus barcos y tienen una obsesión enfermiza por el culto al cuerpo, convirtiéndolo en su único credo.
Pero para que ellos vivan esa existencia tan superficial como inútil, necesitan que haya gente que los suba a un altar, que los adoren como ídolos de barro, como semi dioses. ¡¡Pobres semi dioses y pobre sociedad!!
Afortunadamente, hay una gran parte de la sociedad que valora y admira a personas opuestas a las que me he referido antes.
Por su aportación a la ciencia y a la medicina, me voy a referir al Dr. Bernard Nathanson, también llamado «El rey del aborto».
El doctor Nathanson nació en Nueva York el 31 de Julio de 1926 y murió en la misma ciudad el 21 de Febrero de 2011. Estudio en la Faculty of Medicine de la Mc Gill University (Montreal).
Pertenecía a una familia judía no practicante y creció en un entorno escéptico y liberal, por lo que él se autodefinía como judío ateo.
Su padre Joey Nathanson (también médico abortista), tuvo una gran influencia sobre él. Le inculco que todos los triunfos importantes de un hombre se tenían que dar en el terreno profesional.
En 1945 el doctor, siendo aún estudiante, llamo a su padre para decirle, que su novia había quedado embarazada y querían casarse. Su padre, le respondió mandándole un billete de 500 dólares, con una nota, en la que le decía que abortasen a ese niño y volviese a Nueva York para continuar con su carrera de medicina. Siguiendo el deseo de su padre, hizo que su novia abortase. Ese aborto, le provoco una hemorragia por la que estuvo a punto de morir. Al poco tiempo, aquella relación, termino.
Ese fue el primero de los 75.000 encuentros que tuvo con el aborto. Muchos de ellos, los practico él mismo, habiendo sido el primero el de su propio hijo.
El Dr. Nathanson trabajo en varios hospitales donde se practicaban abortos clandestinos viendo las consecuencias que originaban.
Perteneció a La liga de Acción Nacional por el Derecho al Aborto, cuya finalidad era la de conseguir que fuera libre y barato. Esta asociación, además, culpabilizaba a la Iglesia de las muertes derivadas por los abortos clandestinos. A partir de ahí, se dedicó a dar conferencias por todo el país y hablar con políticos para que apoyaran la ampliación de la ley del aborto, A mitad de los años sesenta dejó embarazada a otra mujer con la que tenía una relación, Ella quería ese niño pero él no. Practicó el aborto, siendo el primero en su larga trayectoria como médico abortista.
Cuando tomo posesión del cargo como director del mayor centro de abortos del mundo (120 diarios) pudo ver la mala situación de salubridad en el que se encontraba ese centro. También observo que los médicos no se lavaban las manos entre las intervenciones y que algunos de estos abortos los practicaban las enfermeras y las auxiliares.
En una ocasión, organizaron una fiesta en la cual las esposas de algunos médicos le contaron que sus maridos tenían pesadillas de sangre y niños despedazados y se despertaban gritando y llorando. Otros, se volvieron alcohólicos y tomaban drogas, teniendo muchos que ser atendidos por psiquiatras. Muchas enfermeras se volvieron alcohólicas y abandonaban los centros llorando.
El Dr. Nathanson se dio cuenta del mayor error de su vida cuando llego al centro un aparato de ultrasonido gracias al cual pudo oír el latido del niño dentro del vientre de su madre.
Fue entonces, cuando reflexionó y se preguntó ¿Qué estoy haciendo? ¿Cómo he podido quitar la vida a tantos niños dentro de vientre de su madre? Dijo llorando: he abortado a hijos de amigos míos, compañeros y conocidos ¡¡hasta a mi propio hijo!!
A partir de entonces, empezó su lucha Provida, viajando por gran parte del mundo dando conferencias a favor de la vida y en contra del aborto. Plenamente involucrado, hizo una película donde mostraba la macabra realidad del aborto (explicada por un médico que fue director del centro de exterminio más grande del mundo). En ella describía todo el proceso del aborto y como cuando el niño se da cuenta que le quieren hacer daño, se retrae sin ninguna posibilidad de escapar. Su grito, es proporcional a su tamaño.
Es «El grito silencioso», título de la película. Ha sido el mayor testimonio del más macabro y horroroso de los crímenes que puedan existir.
Escribió varios libros; «La mano de Dios” (autobiografía de su conversión al catolicismo y su cambio radical respecto al aborto). «Aborto en América», «Si a la vida» y algunos más. También nos ha dejado muchas frases importantes: «Como científico no es que crea, es que sé que la vida empieza desde la Concepción», «El aborto debe verse como la interrupción de un proceso que de otro modo habría producido un ciudadano del mundo. Negar esta realidad es el más craso tipo de evasión moral».
O hablando de la legalización del aborto, como legalizar el crimen, como hacerse con los medios de comunicación falsificando las estadísticas, jugando la carta del anticatolicismo, ignorando la evidencia científica.
Y una de las frases que para mí es sumamente importante, por la relación entre violación y aborto: «La vida tiene valor en sí misma aunque haya sido creada en circunstancias espantosas. Puedo asegurar que muchos de los que existimos no somos fruto del amor ni seremos el hijo ideal, pero eso no nos cambia en absoluto ni nos debería estigmatizar como seres únicos que somos. Por tanto recurrir al aborto en caso de violación es algo ilógico e inhumano”.
Poco más tarde se convirtió al Catolicismo.
Uno de los ejemplos que recibió y que dieron pie a su conversión fue el de su antiguo profesor universitario, el psiquiatra Karl Stern. Fue totalmente asombroso. El Dr. Nathanson se enteró de que en el año 1943, su amigo y profesor, se había convertido al Catolicismo. Descubrió, que el Dr. Stern, tenía algo que él había estado buscando toda su vida pero que no había encontrado: «La Paz de Cristo”. Asimismo, el movimiento Provida le mostro testimonios de fe y amor a Dios. Asistió un día a una operación de rescate a la puerta de un centro de exterminio prenatal. Allí pudo ver, emocionado, como esos Provida estaban serenos, contentos y rezaban. Al igual que él, los medios de comunicación y los policías estaban asombrados por la actitud de esas personas. El doctor estaba impactado y descubrió un Dios que a pesar de sus años como médico abortista le tendía la mano para atraerlo hacia Él, Descubrió una paz inmensa.
El 9 de Diciembre de 1996, día de La Inmaculada Concepción, en La Catedral de San Patricio de Nueva York, el Cardenal John O´Conor le administro El Bautismo, La Confirmación y La Eucaristía.
Su madrina fue Joan Andrews una de las más conocidas defensora Provida.
El Dr. Nathanson ya era hijo de la Iglesia Católica. El agradeció públicamente a los que tanto habían rezado por él.
El 21 de Febrero murió en la paz de Cristo.
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