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Seguramente habrá quienes a tenor del título de este artículo imaginarán hallar en él un elogio del PP, de Feijóo, o alguna disertación sobre las virtudes del término medio o cosa similar. No se equivoquen. El PP y sus palmeros interpretan intencionadamente mal la máxima de Aristóteles “in medio virtus”, y no pretendemos justificar aquí la ignorancia ni la mala fe. Al contrario, si hace falta, volveremos a explicar que Aristóteles defendía la virtud del término medio entre dos extremos perniciosos: el exceso y el defecto. De modo que, puesto que somos conscientes de la importancia de esta última y capital palabra –“perniciosos”– y, sobre todo, de las consecuencias de pasarla por alto, no incurriremos en el error de asumir ese “pequeño”, “oportuno” y “político” olvido, tan grato a los centristas; esa reata de oportunistas, mojigatos y comodones.
Es sabido que cuando la izquierda, de suyo inmoderada o extremista, después de cometer cualquier tropelía exige “moderación” a la oposición, sólo pretende amordazarla. Y cuando la oposición busca esa etiqueta en los medios de propaganda de la izquierda, ya no es, desde ese mismo instante, oposición, sino una mascota castrada, domesticada e inofensiva.
Perdone el lector igualmente la ligereza de usar el término “arte” para aludir a la mera habilidad aplicada a cualquier cosa. En absoluto queremos abundar en la devaluación de esta palabra vinculándola a actividades poco o nada virtuosas. Por ejemplo, cuando se habla del arte de engañar, del arte de robar o, como diría Thomas de Quincey, del arte de asesinar. O cuando se pervierte la palabra “arte” para referirse al rap, al reggaeton, o a los garabatos de cualquier majadero.
Con “el arte de la moderación” queremos significar el esfuerzo que precisa y exige “ser moderado” y, sobre todo, la dificultad que encierra hacer creer a los demás que realmente se es.
Pues, ¿qué es “ser” moderado? ¿Acaso merece esa calificación quien no sabe o no quiere discernir? ¿Es moderado el tibio que observa impávido la realidad y jamás toma partido? ¿Es moderado pactar la politización de la Justicia? Bien sabemos que definirse como moderado suele ser la coartada para no pensar ni actuar o, por el contrario, hacer lo que sea según las circunstancias.
Por lo tanto, la moderación puede ser un argumento en favor de la libertad de pensamiento y la independencia de criterio, que impida, por ejemplo, elegir entre dos malas opciones; o puede servir de excusa para no tomar decisiones o esconder la incapacidad para tomarlas. En este sentido, la moderación puede ser una forma de nadar en la indefinición, ocultando la falta de formación, de criterio y de escrúpulos.
Así mismo, si la percepción de una presunta mayoría deviene efectivamente en un sentir mayoritario que asuma y sancione “la moderación” –en sí misma y sin matices– como una actitud positiva, en virtud de dicha percepción resultará más difícil y arriesgado señalar los aspectos y debilidades antes apuntados. Y, sobre todo, resultará inútil, propiciándose que la mencionada “moderación”, en tiempos convulsos, sea una fórmula quietista e inoperante. Pues, a merced de las presiones y la intimidación por los más violentos, los moderados acusarán, más si cabe, su carácter cobarde o “situacionista”.
Además, un concepto asumido masivamente como positivo será objeto de deseo, apetecible no sólo para los ciudadanos en general sino para los publicistas o propagandistas en particular. Marcas y partidos buscarán clientes o partidarios asociándose a conceptos atractivos en la mente de sus potenciales usuarios. Y como toda apelación sentimental genera adhesiones más sólidas que las basadas en la razón, poco importará que el producto no se corresponda con su imagen. Está demostrado que romper lazos emocionales resulta más difícil que seguir creyendo una mentira y se requerirá mucho tiempo para deshacer una identificación agradable. Valga un ejemplo: Si en algún momento hemos asociado una persona malvada o una organización criminal a una imagen positiva por la razón que sea, nos resultará muy difícil desligarlos, pues siempre nos aferramos a una imagen positiva. De forma análoga a la ceguera por amor, si el vínculo es o ha sido fuerte, una imagen positiva puede actuar como pantalla reflectora de aspectos negativos o dañinos.
Por otra parte, “moderado” es un término sujeto a todo tipo de cargas connotativas. Por ejemplo, podemos referimos a un cabroncete como un tipo moderadamente cabrón; y lo hagamos de un modo u otro, estaremos matizando o suavizando el significado negativo inherente a la palabra “cabrón”. Pero si decimos que alguien tiene una inteligencia moderada estaremos añadiendo un punto de recochineo más hiriente aún que si le llamásemos tonto de remate. Igualmente, sabemos que moderar los salarios significa bajar el poder adquisitivo, como “armonizar” los impuestos significa subirlos.
En cualquier caso, con esto sólo queremos recordar que la perversión del lenguaje es inherente al uso mismo del lenguaje. Y así hemos visto, por ejemplo, que Twitter enmascaraba la censura ideológica de sus usuarios bajo el citado término. Y Google, y YouTube, y Microsoft, y Meta, y las llamadas “verificadoras” de noticias (Poynter, Full Fact, AFP, Newtral o Maldita.es, entre otras), restringen el acceso a contenidos, bloquean vídeos, impiden comentarios y ponen todo tipo de trabas a la información u opiniones incómodas –es decir “políticamente incorrectas”– bajo el paraguas de la moderación. De tal modo que hoy “moderar” se ha convertido en el eufemismo empleado para “censurar”.
Todo un arte, en el peor sentido.
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Entonces, podríamos convenir que dado que el término «moderado» es muy amplio y relativo , al menos podríamos definir su aspecto positivo por negación , es decir, citando qué cosas ejemplifican la no moderación, siendo el numero uno de esa lista , el PSOE-bildu-podemita y demás independentistas, que son un ejemplo claro y manifiesto de no moderación crispando la convivencia de forma artificial sin motivación alguna que no sean las ideas de cuatro g*****llas radicales que se aprovechan de la inocencia de las gentes para a su vez radicalizarlos también. Otro ejemplo de no moderación es el PP de Rajoy , Casado y ahora de Feijóo que optan por callar y dejar hacer según les convenga «moderadamente» cuyo resultado ha sido crispar a la sociedad de igual forma , en este caso por inacción interesada. Y ahora sí , resulta que Vox, por lógica matemática y por puro antagonismo frente a esos dos modelos que conducen al caos, se erige como la aproximación más cercana a la moderación en tanto que sínónimo del estado ideal en el que todo convive y se desarrolla armoniosamente, siendo el único partido que busca que el fiel de la balanza apunte al centro; son los otros los que se han escorado tensionando la sociedad irresponsablemente. Otro ejemplo de no moderación : El ministrillo Bolaños justifica con toda la jeta los indultos y la rebaja de penas para los golpistas catalanes por que así nos acercamos a los estándares europeos : este Bolaños es el jeta más jeta y el más inmoderado de todos , bueno, superado sólo por Pedro Sanchez , claro ejemplo de lo que es un ser inmoderado absoluto. Otro ejemplo de no moderación es precisamente el abuso inmoderado de los citados estándares europeos -menudo chollo para los independentistas- al servicio de intereses totalmente espúreos: eso es , además, fraude de ley. Todos esos ejemplos de no ser moderado en tanto que virtud, ayudan a acercarnos al concepto de qué es ser moderado.
Gracias por su apreciación estética. Vox es lo más próximo a la moderación que cualquier ciudadano espera de sus políticos , en el sentido de que no dinamita la convivencia pacifica de la sociedad como hacen otros partidos anti-sistema incluyendo al PSOE que está escandalizando hasta a sus propios militantes , sino que su acción es constructora y pacificadora con argumentos muy razonables pero que nadie osa explicitarlos como hace Vox so pena de ser tildado de «fascista». Y por otro lado Vox es tambien lo más próximo a la moderación porque no se queda callado ante ataques a la convivencia como ha hecho el PP pecando por omisión de una moderación malentendida. Y por supuesto Vox es moderado cuando denuncia que se ha mailterpretado el papel de las Comunidades Autónomas que se han hipertrofiado convirtiendose en pequeños reinos de taifas , apuntando maneras de cantones suizos e incluso superándolos. Con lo bien que estaría España trabajando todos codo con codo (por supuesto con sus diferencias regionales que son un tesoro que muy pocas naciones tienen) , y es que los malos politicos lo complican todo por acción o por omision , generalmente ideologizando y contaminando todo cuanto tocan……convirtiendo lo que era sencillo en algo caótico y generando una entropía desmedida que es harto difícil de parar. Se han inventado hasta la aberración de la revisión pseudocientifica de la Historia con marcha atrás (parece una obra de Jardiel Poncela) , proyectando idelogias de nuestro presente al pasado remoto descontextualizándolo todo…. cautivando a no pocos desprevenidos , incluso al Papa Francisco , Dios le ilumine y le redirija, que ha caído víctima de esta nueva moda revisionista de ser moderado, equivocadamente , claro está. O Nancy Pelosi ,Presidenta de la Camara de Representates de EEUU que retiró una estatua de Isabel La Católica del Capitolio de California porque tenerla ahi era un atentado a la «moderación» histórica ; a saber la empanada mental , sumamente moderada , que debe llevar la pobre mujer entre ceja y ceja.