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Sábado 9 enero de 2021. Tribunales de Palermo, Sicilia, Italia. El ex Vicepresidente, Ministro del Interior y líder de la Liga, Matteo Salvini se presentó ante la Justicia nuevamente por el conocido como Caso Open Arms. Imputado por abuso de poder y secuestro de personas por aplicar la ley de seguridad por entonces vigente. El líder del “Carroccio” -como se conoce también a Lega en Italia- escribió en su cuenta de Facebook: » “Estuve durante más de 3 horas en el salón del búnker de Palermo, donde se llevaron a cabo los juicios contra la mafia. Estoy tranquilo, de hecho, orgulloso de haber defendido a mi País”. Cabe recordar que los hechos se remontan a agosto de 2019 y que tuvo como protagonista al buque financiado por la ONG del magnate de origen húngaro

Es significativo que no sean enjuiciados los que quebrantaron la ley a bordo de la nave española que recogió inmigrantes en aguas de Libia y de Malta, que rechazaron un desembarco en dos puertos en España y el traslado en una nave militar a puerto seguro, poniendo en riesgo la vida de las 162 personas, y sin embargo sí sea imputado quien ha aplicado la ley, las normas, velando por la seguridad y las fronteras de Italia. El Caso Open Arms fue el colofón de la breve y difícil experiencia soberanista, identitaria y patriótica en Italia. Nada es casual en política y menos viendo quien ha impulsado, auspiciado y financiado el supuesto rescate humanitario.

El juez de las audiencias preliminares, Lorenzo Jannelli, ordenó el aplazamiento de la audiencia hasta el próximo 6 de febrero después de estudiar los documentos presentados por la defensa. Recordemos que todo comenzó con la orden de incautación de la nave española el 20 de agosto de 2019 por el fiscal de Agrigento, Luigi Patronaggio. El Open Arms pudo así desembarcar en Lampedusa a los inmigrantes ilegales a bordo. El Ministerio del Interior había expresado la prohibición de entrada en Italia del buque, hecho que motivó la apertura de un expediente judicial contra Matteo Salvini

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La defensa del imputado se centró en los argumentos de que el Open Arms actuó por iniciativa propia, al margen de las normas sobre salvamento en el mar, en un intento de llevar inmigrantes irregulares a Italia. De hecho, Italia no fue ni un Estado de primer contacto, ni un Estado coordinador, ya que nunca asumió las operaciones de rescate. Además, las autoridades italianas no dejaron de prestar asistencia en ningún momento a los inmigrantes, incluso permitió el desembarco a los menores que llegaron cerca de aguas territoriales.

Los abogados defensores afirmaron también que: “El comandante del Open Arms (el catalán Marco Reig Creus, que estaba siendo investigado por ejercicio de la violencia y complicidad en la inmigración ilegal) siempre ha tenido numerosas alternativas. Después del primer transbordo, eran menos de tres días de navegación hacia España. ¿Por qué no se dirigió allí de inmediato e insistió en querer desembarcar en Italia?”. La defensa continúa afirmando: “La gestión de este episodio de inmigración irregular constituyó la implementación de la línea de gobierno compartida por la Presidencia del Consejo de Ministros, y por los ministros competentes, de acuerdo a lo pactado en el «Contrato de gobierno de cambio» firmado por las fuerzas mayoritarias de la época. Esta línea prevé la consecución de un acuerdo para la redistribución de los migrantes entre los Estados miembros de la Unión Europea como fase prodrómica al posterior desembarco”.

Matteo Salvini corre el riesgo de sufrir una pena de 15 años de prisión por defender con la ley las fronteras de su país. No cabe duda que es un líder incómodo para los impulsores de las políticas globalistas que pretenden el reseteo mundial y acabar con las fronteras soberanas nacionales, las identidades y las tradiciones europeas, occidentales y cristianas. 

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Viendo el cambio de tendencia mundial con el fraude, traición y la concentración de poder del conocido como Estado Profundo en los Estados Unidos, y con la censura -antes ejercida por los gobiernos y ahora por empresas tecnológicas privadas como Twitter, Facebook, Instagram, WhatsApp, Google, entre otras- no sorprende el linchamiento de líderes populares que no encajan con la dictadura de la corrección política. El proceso a Salvini no es solo al líder de Lega, como tampoco lo es el escarnio a Trump, sino una vendetta que huele tan mal como la Sociedad Abierta, el Gran Reseteo y los Objetivos de la Agenda 2030 que ya tenemos encima y a pleno funcionamiento.

Podrá parecer que pueden acabar con las libertades, pero lo que no podrán es terminar de un día para otro con el coraje y la dignidad -como las de Falcone y Borselino- que perviven en millones de personas y que aún se resisten a arrodillarse ante la impunidad, la violencia y el despotismo profundo de los poderosos.

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José Papparelli