21/11/2024 22:56
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Si estamos en un golpe de estado, la conclusión lógica será cómo meter en la cárcel a los golpistas.

Así es. Lo vengo diciendo desde hace años. El golpe consiste en un programa de desmembración nacional y de liquidación de la democracia. Lo que ha dicho Otegui es lo que se viene haciendo desde 2004. Actúan según el modelo nazi: utilizar, desvirtuándolas, normas democráticas para destruir la democracia. 

Pero, ¿cómo podría  revertirse ese proceso? ¿Es posible un contragolpe democrático?

Una posibilidad, no la única,  es que el rey denuncie el golpe y niegue  confianza a los golpistas. Es lo que hizo  Felipe VI en Cataluña. Esta lección la han aprendido bien los golpistas, por lo que están tratando por todos los medios de anular al rey igual que a la Constitución. Hay que reconocer que el pendejo emérito les supone una gran ayuda.

Sin embargo debe reconocerse que la denuncia del rey cuando el referéndum fraudulento no ha detenido en absoluto el proceso.

Así es. El PP saboteó cuanto pudo la aplicación de la Constitución, facilitó  la propaganda demagógica de los golpistas en toda Europa y en la misma Cataluña, etc. Si algunos de ellos fueron procesados se debió a VOX, no se olvide.

No obstante, usted ha criticado duramente la Constitución.

Es una Constitución bastante chapucera y ambigua, pero con todo es la ley aprobada, a la que en teoría deben obedecer todos los partidos y poderes, y que los gobiernos deben cumplir y hacer cumplir. Ningún gobierno desde entonces la ha hecho cumplir de manera firme, y por tanto tampoco la ha cumplido. Solo hay que ver el auge de los separatismos, las leyes de memoria histórica y de género, el rescate de la ETA, etc. Nada de esto es constitucional. Yo empecé este blog precisamente cuando vi el proceso en marcha, en 2004, pero el nivel del análisis político e histórico es tan bajo en España, que nadie parecía percibirlo o, si lo percibía, no movía un dedo contra él. Pocas excepciones en todo caso.

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Luego su blog ha sido un fracaso.

Bueno, sí. Estaba planteado como un foco de agitación y un foro de pensamiento. Ni consiguió agitar la opinión, ni cambiar modos de pensamiento meramente tópicos. A la inmensa mayoría de los políticos, los periodistas y los intelectuales les fatiga mucho el trabajo de pensar, o les asustan sus riesgos. Qué le vamos a hacer. Algo sí han influido el blog y mis libros en la percepción de la historia. De todas formas, estamos llegando ya a unos momentos en que, o hay una reacción a tiempo o el programa del nuevo frente popular se cumplirá, con efectos imprevisibles. Volviendo al rey, si usted lee mi libro sobre la República, podrá apreciar que hubo un momento en que se pudo parar in extremis al Frente Popular, cuando Alcalá-Zamora, como jefe del estado,  tuvo la ocasión de negar la confianza a Azaña, como le aconsejaba Chapaprieta. No se atrevió, y con ello volvió inevitable la guerra civil. Así redondeó aquel botarate su labor previa de liquidación de las fuerzas moderadas. 

Una postura del rey como la que usted sugiere, encontraría muy fuerte oposición. El nuevo frente popular tiene muchos seguidores, en España y fuera, y es muy activo.

Es cierto. Pero contaría con el apoyo de la gran mayoría de la población. A la que el PP ha privado sistemáticamente de voz y de posibilidad de acción. Me equivoqué al decir que casi nadie se daba cuenta de las derivas de Zapatero: su complicidad con la ETA desató enormes movilizaciones a partir sobre todo de la COPE cuando estaba Jiménez Losantos. Aquellas movilizaciones se encargó el PP de reducirlas a la nada poniéndose al frente con la consigna “Hay que derrotar a la ETA”, que estaba prácticamente derrotada: a quien había que derrotar era al gobierno cómplice de los terroristas. De hecho, el PP era  cómplice de esos cómplices. Pero, en fin, hoy por hoy la monarquía y la democracia son más populares que los golpistas, y  con una actitud firme no sería difícil desarticular las demagogias y movilizaciones del nuevo frente popular. En VOX se aprecia un discurso de bastante firmeza, por excepción. Y ese discurso está convenciendo ya a millones de personas. Ahora bien, si detrás de esa reacción o contragolpe democrático no hay un pensamiento político e histórico de algún calado, no avanzaremos mucho.

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Autor

Pio Moa
Pio Moa
Nació en 1948, en Vigo. Participó en la oposición antifranquista dentro del PCE y el PCE(r)-Grapo. En 1977 fue expulsado de este último partido e inició un proceso de reflexión y crítica del marxismo. Ha escrito De un tiempo y de un país, sobre su experiencia como "revolucionario profesional" comunista.

En 1999 publicó Los orígenes de la guerra civil, que junto con Los personajes de la República vistos por ellos mismos El derrumbe de la República y la guerra civil conforman una trilogía que ha cambiado radicalmente las perspectivas sobre el primer tercio del siglo XX español. Continuó su labor con Los mitos de la guerra civil, Una historia chocante (sobre los nacionalismos periféricos), Años de hierro (sobre la época de 1939 a 1945), Viaje por la Vía de la Plata, Franco para antifranquistasLa quiebra de la historia progresista y otros títulos. En la actualidad colabora en ÑTV, Libertad DigitalEl Economista y Época.