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La democracia, forma de gobierno comúnmente aceptada desde la Grecia clásica, se basa en que las funciones del Estado se distribuyen entre los poderes legislativo, judicial y ejecutivo mediante la mutua vigilancia de los tres poderes en la que cada uno vigila, controla y detiene los excesos de los otros para impedir sus abusos especialmente del Ejecutivo.
En España, el Poder Legislativo o Parlamento, compuesto por el Congreso de los Diputados y el Senado, cuyos miembros de distintos partidos políticos están sujetos al deber de votar de acuerdo con las directrices de sus dirigentes, sometiendo por tanto a una mayoría a la obediencia de una minoría en contra de la filosofía democrática y liberando al Poder Ejecutivo del control del Poder Legislativo con el consiguiente desequilibrio de poder.
Los órganos de Gobierno del Poder Judicial español son designados por el Poder Legislativo, asegurando la dependencia y subordinación de aquél a éste, por cuanto no abundan las denuncias contra los miembros de los otros dos poderes admitidos a trámite, y menos las sentencias judiciales desfavorables para los mismos.
Nuestro Poder Ejecutivo está constituido por el Gobierno cuyo presidente, a su vez, lidera el partido con mayoría parlamentaria, lo que le convierte en un autócrata con total libertad de acción para gobernar como le plazca sin más obstáculos que responder a las ineficaces críticas de la oposición.
El llamado “Cuarto Poder”, compuesto entre otros por una minoría de medios de comunicación social que no tienen nada que agradecer al actual Ejecutivo, critica sus errores que comienzan con los desatinos de Pedro Sánchez para la formación de gobierno con el apoyo de los que quieren destruir la nación; mal comienzo que solo puede deparar desgracias para España y los españoles.
Estamos por tanto inermes ante Pedro Sánchez, a cuya asombrosa capacidad para mentir debe su doctorado en Economía, dudosamente merecido y todavía sin aclarar, del que se ha servido para medrar en política para desazón de no pocos españoles.
El almacén de odio que el individuo en cuestión alberga en sus entrañas le ha llevado a no dejar en paz ni a los muertos en su tumba ni a respetar la figura del Rey emérito, no teniendo en cambio ningún empacho en pagar “peaje” al PNV por sus cinco decisivos votos en la moción de censura contra Rajoy con el acercamiento de los presos de ETA a las cárceles vascas o el trato servil y presupuestariamente discriminatorio en favor de las comunidades separatistas, criticado por el resto de España.
Los componentes del gobierno, que sin necesidad de tramitación parlamentaria constituyen por sí mismos un “Estado de alarma”, tienen mala acogida en los foros internacionales con los consiguientes perjuicios para España y los españoles, sobre todo si como Sánchez, en la reunión del Consejo Europeo del pasado 21 de julio, molestan en tales foros.
Este sujeto designa a sus parientes y amigos para los puestos más codiciados, con mejor remuneración de toda la nómina estatal y desde los que mejor puede servirse del Estado y no servir al Estado, como lo confirma la contratación por el Instituto de Empresa de su esposa Begoña Gómez.
Los ceses sin contemplaciones ni miramientos de altos mandos de la Guardia Civil no crean el clima de entendimiento necesario entre el Instituto Armado y el responsable del departamento del Interior, originando un grave vacío entre los mandos naturales y políticos del Cuerpo.
La política económica de la inflación de vicepresidencias y ministerios que nos desgobierna se caracteriza por la improvisación, un déficit público en progresivo crecimiento que impide la competitividad de las empresas, unos presupuestos heredados de Rajoy, la sustracción del superávit de los ayuntamientos y la distribución del fondo de ayudas que la Unión Europea destina para la reactivación de la economía española según las conveniencias del tal Sánchez.
Este menda, que no se corta ni ante sus vacaciones apenas dos meses de su llegada al cargo y en plena segunda ola del COVID-19, cuya pésima gestión ha causado 28.503 muertos según cifras del Ministerio de Sanidad de 09/08/2020.
Ante este Estado de desecho que amenaza hasta nuestra propia existencia, solo cabe añadir:
¡¡¡VIVA LA ANARQUIA!!!
(Con perdón)
Efrén Díaz Casal
Coronel de Infantería (R)
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