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Que visión mas acertada tenía José Antonio Primo de Rivera, joven de su tiempo, brillante y dominador de la imagen, de la oratoria precisa; pero también del sentido trascendente de la vida, a la que aspiraba no fuera ajena la política. De ahí la doble acción revolucionaria que emprendiera en 1933; la que afecta al interior del hombre y la de la comunidad política en la sociedad que vive.
Esa vuelta al origen, para no engañar ni equivocarse, al humanismo cristiano, le impidió aliarse con los movimientos materialistas triunfantes en la época. Para él y su política, el eje del sistema no era el partido, ni el estado, ni la clase; sino “él hombre”, como portador de valores eternos. Todo en él refrenda el sentido de misión que asume al hacerse cargo y dirigir el movimiento/comunión (Partido) llamado Falange Española al que se unen las JONS de Ramiro Ledesma y Onésimo Redondo. Por ello, su movimiento sirvió para regenerar “el nuevo estado” y crear un clima de concordia y justicia distributiva, desconocido hasta entonces. Por ello, su mensaje y legado, será eterno.
Evocaron la singularidad de lo conmovedor, lo que arrastra y dignifica, lo que moviliza y alienta, lo certero y superior, al afirmar: “a los pueblos sólo los mueven los poetas”; pero sin quedarse en la lirica, vacía de contenido, superficial e inútil; y, por ello, se añade: “hay del que no sepa oponer, frente a la poesía que destruye, la poesía que promete”, confrontando la poesía destructiva del materialismo dialectico e histórico que aguijonea la realidad por la obscena plasmación del sufrimiento y su utilitaria reivindicación; del poeta que enfocando la realidad, la retrata como fruto amargo del error humano, pendiente de redención. Lo que fueron sus vidas, lo trasladan al combate dialectico de la política ejemplar: “dando la existencia por la esencia”, creando así “la aristocracia del deber cotidiano”.
Qué necesitada está la política actual de personas con semejante altura de miras. De hombres y mujeres con talento para resolver y no crear, los enormes problemas que afligen a los españoles. Políticos con alma. Ortega que reflexionó sobre el ser de España, denunciando su negación, dejó escrito que la masa es: “cosa rígida, seca, sórdida y desierta”; con una seria advertencia: “Cuidado de la democracia. Como norma política parece cosa buena. Pero de la democracia del pensamiento y del gesto, la democracia del corazón y la costumbre es el más peligroso morbo que puede padecer una sociedad”; y continúa: “le es más fácil enardecerse por un dogma moral que abrir su pecho a las exigencias de la veracidad”.
El 4 de mayo votaremos mirando de frente a España, serán unas primarias con revalida; unas generales encubiertas; un plebiscito para la izquierda bolivariana que necesita tomar la capital para hacer irreversible su totalitario proyecto. ¡Avisados estamos!, de todas las malas artes de las que se ha valido Pedro Sánchez para obtener el poder y preservarlo, a cualquier precio. La campaña, a pedradas, anudará un ruiseñor en la garganta; será un río de palabras que avance, Madrid, por tus laderas, llenando las urnas de esperanza. Habrá confusión de siglas en tu alma, y el viento de mayo que nos cuenta tus hazañas. Resististe la invasión y fuiste de tus tesoros vaciada, más nunca perdiste tu identidad, ni en los motines y pronunciamientos, ni en las plazas. Cuanto menos te muevas, más te aman; siempre adelantada, Madrid, de las Españas. Mayo te recrea y, de tus entrañas, la libertad brotará de ese seco caudal que celosa guardas.
La “política con alas”, hoy como antaño, la representa Vox, más allá del éxito previsible, deseable e imprescindible del 4 de mayo, en que podrá formar gobierno con el PP de Casado, gracias a Díaz Ayuso. Tendrá, a lo sumo, dos años, para que sus cuadros dirigentes adquieran la riqueza interior y el amplio caudal ideológico madurado con serenidad, donde las discrepancias no se traduzcan en lucha estéril de la vida; sino en una interacción creadora de construcción política de valor permanente, tan necesaria en España. Dónde se fundamente el respeto al hombre y su libertad; la función social de la propiedad; la organización funcional de las libertades públicas; el humanismo del mando; el estilo y el rigor intelectual; la superación de la dicotomía entre derechas e izquierdas, tan superflua como dañina; la superación de la disyuntiva entre el materialismo marxista y el egoísmo burgués y la radical independencia del poder judicial, tanto en su formación como en la promoción y desarrollo de sus funciones.
Ignoro si la dimisión intelectual de nuestros políticos alcanza hoy mayores proporciones que en otros momentos de la historia, aunque parece que sí, evaluando los últimos ochenta años de nuestra vida política y social. Me parece que siempre han sido más populares los sofistas que los filósofos y así nos va. Hoy abunda, en los partidos políticos, un próspero y opulento cultivo de lo mediano, lo mediocre y lo vulgar; lo que se ha dado en llamar dimisión intelectual o proletarización psicológica, una suerte de masificación de la sociedad de consumo que, trasladada a la política, lleva a admitir que es lo mismo votar a Monasterio (Vox), que a Díaz Ayuso (PP), y que resulta igual de útil para frenar a la izquierda e impedir su triunfo.
Un político que no escucha a sus ciudadanos; que no explica, sin mentir, lo que hace y a quien benefician sus decisiones, es un político sin alma. Un político que sustituye el silencio y el dialogo creador por el ruido sin sentido, que transforma las ideas en tópicos, que anda solo obsesionado con las encuestas, los medios de comunicación y la imagen que debe proyectar, es un político mediocre y cortoplacista, sin ninguna idea superior. Y así se presentan cuatro, de los cinco partidos que contienden a la inventada autonomía madrileña y, paradojas del destino, vuelve mayo como mes liberador de su destino.
La humanidad, no obstante haber sido alertada de los horrores que representa tirar por el camino del “socialismo de rostro humano”: “Un mundo feliz”, de Huxley; “1984”, de Orwell; “Walden Two”, de Skinner etc.; sigue pertinaz en el error. Habrá que aceptar lo que George Orwell afirmó: “Ver lo que uno tiene delante de las narices precisa de una lucha constante”. El vivir sometido al exceso de información procedente de los cantos de sirena de las nuevas tecnologías, con el sistemático bombardeo de notificaciones, anuncios, redes sociales, entretenimientos sin fin; hacen que nuestra atención se vea permanentemente ocupada en cuestiones inducidas que pueden escapar a nuestro control, haciendo que deseemos lo que ellos quieren, no lo que nosotros queramos.
El entorno digital es utilizado por la política sin alas para explotar nuestra vulnerabilidad psicológica y engancharnos a sus simplistas slogans determinantes del voto. Cómo defender nuestra autonomía y recuperar el control sobre nuestra capacidad de reflexión que nos permita ser nosotros mismos, según nuestras preferencias, es uno de los retos humanos de nuestro tiempo; es la lucha ética y política más decisiva del futuro. Coincido con Thomas Paine, en su tratado sobre el “sentido común” cuando afirma: “Cuando el hombre renuncia al privilegio de pensar, se oculta en el horizonte la última sombra de libertad”. Es mi único temor, ante todos los medios de comunicación entregados a la izquierda desde tiempo inmemorial por el PP, el grado de influencia que pudieran tener sobre el electorado madrileño en tan decisiva batalla. Por ello sugiero, como deber, el convertirnos todos en portavoces y propagandistas del voto útil a Vox, convenientemente razonado.
Resulta descorazonador que un inteligente borracho bajo la bruma de un robusto puro acertara, adelantando nuestro inquietante futuro: “los imperios del futuro son los imperios de la mente”, Churchill. Inquieta que la pobreza, la inseguridad física y jurídica, las ocupaciones ilegales y las drogas sean consecuencia de un estudiado análisis de como domesticar al ser humano; que la violencia de género, las leyes de memoria histórica y la inmigración ilegal, sean el instrumento de “ingeniería social” para ocupar las mentes y determinar las voluntades desde la más tierna infancia; que la enseñanza, la sanidad publica, la justicia y los servicios sociales desprecien la eficiencia, la responsabilidad y el rigor presupuestario, para servir a criterios políticos. Por eso Vox es más necesario y útil que nunca, en Madrid y en toda España.
Miguel de Unamuno te señala, Madrid, cuando no necesitabas ser autonomía para respetar tu autoridad, añorada y temida: “Tú me levantas, tierra de Castilla, en la rugosa palma de tu mano, al cielo que te enciende y te refresca, al cielo, tu amo. Tierra nervuda, enjuta, despejada, madre de corazones y de brazos, toma el presente en ti viejos colores del noble antaño. Con la pradera cóncava del cielo lindan en torno tus desnudos campos, tiene en ti cuna el sol y en ti sepulcro y en ti santuario. Es todo cima tu extensión redonda y en ti me siento al cielo levantado, aire de cumbre es el que se respira aquí, en tus páramos. ¡Ara gigante, tierra castellana, a ese tu aire soltaré mis cantos, si te son dignos bajarán al mundo desde lo alto”. ¡El 4 de mayo, espera, otra victoria… de la primavera!.
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