17/05/2024 05:26
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José Castro nos habla de la III Peregrinación por la beatificación de la reina Isabel la Católica

José Castro Velarde, casado y católico por la gracia de Dios. Español. Tiene la gracia de tener 6 hijos. Es licenciado en derecho y administración de empresas. Máster en doctrina social de la Iglesia y amante de defender la presencia de Dios en la vida pública. Como presidente de Enraizados reflexiona sobre la III Peregrinación por la beatificación de Isabel la Católica, que organiza dicha entidad.

¿Qué supone para Enraizados poder organizar esta peregrinación para conmemorar el nacimiento de Isabel la Católica?

Para Enraizados es un honor y un deber organizar esta peregrinación anual que ya va por su Tercera Edición.

Un honor porque lo es trabajar por el reconocimiento de los méritos de la sierva de Dios Isabel la Católica y por extender la devoción hacia nuestra reina. Un honor por cooperar con tantos otros a rescatar la Historia de España, lo que supone rescatar los méritos de la gracia, pues la Historia de España ha sido historia católica, con sus pecados por supuesto, pero llena de héroes y de santos, que basaban su vida en la fe católica. Un honor por servir a nuestros socios, voluntarios y simpatizantes la posibilidad de hacer esta peregrinación.

¿Cuál es el principal objetivo de la peregrinación y otros objetivos secundarios?

El principal objetivo es manifestar y extender la devoción a la reina Isabel.

La reina en vida trabajó por el bien de sus súbditos, por recuperar España para la fe, por la reforma de la Iglesia, por la justicia y la seguridad de la sociedad. Los santos prolongan en el Cielo su vocación terrena. Necesitamos la ayuda de Isabel en esta coyuntura tan problemática en la que nos encontramos.

Como cualquier otra peregrinación católica los peregrinos saldremos de casa para vivir un fin de semana con mayor intensidad y en comunidad, de cara a Dios y a los que nos acompañan. Y también, como propio de la Pascua, hacerlo en un ambiente festivo y de celebración, dando gracias a Dios por los compañeros, la comida y bebida de la que disfrutaremos, y los lugares que conoceremos o volveremos a ver.

¿Por qué en este año los lugares visitados serán Valladolid, Medina del Campo y Tordesillas?

El primer año visitamos Madrigal de las Altas Torres, la localidad en la que nació la reina. Como anécdota recordar que, a diferencia de lo que sucede con tantos conventos que hoy se han convertido en paradores u hoteles, el castillo donde nació la reina es ahora un convento. Demos gracias a Dios.

El segundo año fuimos a Granada, donde descansan sus restos mortales y donde culminó la Reconquista.

Este tercero hemos decidido visitar Medina, Valladolid y Tordesillas. La cercanía de los tres lugares isabelinos invita a unirlos en la misma peregrinación.

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Medina por ser el lugar en que Dios la llamó a su presencia. El lugar donde dictó ese codicilio, culmen de la sabiduría cristiana, en el que tanto bien dejó escrito.

Valladolid, donde tuvo el feliz acontecimiento de la boda con su amado Fernando.

Tordesillas, muy importante en la vida de los Reyes, donde nació el hermano de Isabel, Alfonso y donde se firmó el famoso tratado con Portugal y donde residió durante gran parte de la guerra de sucesión.

Además, tendrán la ocasión de visitar el Santuario de la Gran Promesa de Valladolid y de ganar la indulgencia plenaria por ser año jubileo…¿Qué nos puede decir de este lugar?

El 14 de mayo de 1733 el entonces estudiante de teología y futuro padre jesuita Bernardo Francisco de Hoyos (1711-1735) recibió en este santuario la conocida como la Gran Promesa: «Reinaré en España y con más veneración que en otras partes».

La devoción al Sagrado Corazón, a ese Corazón humano que nos ama de forma divina, ha sido muy recomendada por la Iglesia. Este año el Papa ha concedido indulgencia plenaria a quienes lo visiten y cumplan las condiciones habituales establecidas.

Enraizados se une a esta devoción, a esta celebración y al deseo rogado de que el Corazón de Jesús reine en España.

¿Por qué merece la pena apuntarse a la peregrinación y cómo pueden informarse de los detalles para inscribirse?

Van a ser unos días muy gratificantes por participar en la difusión de la devoción a la reina. Ella no se deja ganar y devolverá el ciento por uno. Vamos a gozar de la compañía de otros españoles que participan de nuestra misma devoción. Vamos a trabajar por recuperar la Historia de España. Vamos a ganar indulgencia plenaria.

Todos los detalles los puedes encontrar en www.enraizados.org

(https://enraizados.org/peregrinacion-isabelina-2024-destino-valladolid/)

¿Tienen prevista alguna actividad más al respecto a lo largo del año?

La Asociación realizará múltiples actividades que pueden verse en nuestra página web: www.enraizados.org

Relacionado con Isabel tenemos dos momentos fuertes a lo largo del año, en abril donde celebramos su nacimiento especialmente con esta peregrinación, pero también uniéndonos a muchos actos que se celebran en España y el mundo entero, incluso en el “continente digital” donde hace dos años la reina fue tendencia en la entonces red social Twitter.

El segundo momento es en noviembre, mes en el que conmemoramos su fallecimiento y se celebran cientos de Misas en todo el mundo pidiendo su pronta beatificación.

¿Cómo está en este momento el proceso de beatificación y qué supondría la misma?

El proceso se encuentra a la espera del momento eclesialmente oportuno como afirma D. José Luis Rubio Willen, director de la Comisión de la beatificación de Isabel la Católica de la diócesis de Valladolid.

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Esto quiere decir que se ha culminado con éxito la que podemos denominar etapa histórica del proceso, en el que se analizó minuciosamente la vida de la reina y se llegó a la conclusión de que ningún episodio de su vida impedía su beatificación. Por tanto, podemos olvidar reticencias sobre decisiones que hoy podemos considerar controvertidas.

También hay ya milagros probados y otros en proceso de investigación. En la peregrinación a Madrigal pudimos conocer de primera mano uno de ellos, la curación milagrosa de un cáncer de un joven devoto de la reina. Es muy importante que demostremos la devoción Isabel. Sin ella no será posible vencer los obstáculos que puedan existir.

¿Por qué pocas figuras han contribuido tanto a la evangelización como la reina Isabel?

La razón fundamental es que la Reforma de la Iglesia en España que fue obra de la reina y de Cisneros, y el espíritu que desde las Capitulaciones firmadas con Colón, antes de saber que se iba a descubrir un Nuevo Mundo, impulsó esta obra que continuó en sus descendientes. Se resume en que lo principal era llevar la fe a las gentes de los territorios ignotos. Fueron las causas segundas principales de la epopeya evangelizadora de las tierras americanas. La reina está por ello a la altura de evangelizadores como San Pablo y San Francisco Javier.

Autor

Javier Navascués
Javier Navascués
Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.

Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.

Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.
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Observador

Mientras esté Bergoglio al frente es imposible. La Santa Sede ha dejado en dique seco la causa de beatificación de Isabel la Católica. Así lo han sentenciado “sin margen de dudas» según Vida Nueva. Pero los enemigos de Isabel la Católica no cuentan con que la intervención Divina está por encima de las fobias humanas. Laus Deo !

Hakenkreuz

Desgraciadamente, la grandísima Isabel I de Castilla, «la Católica», cometió el mismo pecado mortal que cometieron la inmensa mayoría de emperadores, monarcas y nobles durante varios siglos, el de concertar matrimonios de conveniencia para sus hijos e hijas, independientemente de la Santísima Voluntad de Dios, que con ellos queda desautorizado con las consiguientes nefastas consecuencias que pueden durar generaciones. Si el divorcio es adulterio, no menos adúltero es contraer matrimonio sin amor (siquiera conocimiento mutuo propio de un período espontáneo y natural de cortejo o noviazgo en libertad), por conveniencia impuesta política, económica o de cualquier otra índole, como si se tratase de engañar a Dios ante los altares con cualquier excusa que se estime muy alta y noble.

Es un ultraje a Dios obligar a los hijos e hijas, independientemente de quiénes sean los padres y el cargo o responsabilidad que ocupen en el mundo, a contraer matrimonio, muchas veces con chantaje moral incluido y contra la propia voluntad de los contrayentes. El matrimonio es un sacramento querido por Dios y maltratado durante toda la historia para desgracia de la humanidad entera, incluso por los judíos, que permitieron y permiten el divorcio. El Señor fue muy claro en Mt 19,3- 9. Y los hijos de Isabel y Fernando, que, por cierto, se casaron santamente y enamorados en 1469 contra la voluntad de sus monarcas padres respectivos, que los querían casados con otros cónyuges, debían haberse casado, como todo hombre o mujer sin excepción o excusa, con quien hubiese sido Santísima Voluntad de Dios, es decir, con quien Dios les diese por cónyuge por medio del enamoramiento y el discernimiento, independientemente de su procedencia (monárquica, noble o humilde) y no mero interés de la monarquía. Un príncipe o princesa, debe casarse con quien Dios le una por amor, no con quien sea voluntad del padre o madre monarca o noble. Transgredir esta Voluntad Santísima de Dios acarrea desgracias, como todo atentado contra la Voluntad de Dios, no solo para los cónyuges sacrificados y su posible vida adúltera posterior (propia de una unión sin amor), sino también para el pueblo, que entiende erróneamente tal conducta pecadora como normal, justificada y hasta saludable, para los prelados de la Iglesia Católica, que jamás debieron consentir bajo su responsabilidad ante Dios, por amor a Cristo y no al cargo, matrimonios que no fueran conforme al libre y sano discernir de los contrayentes respecto a la Voluntad de Dios en ellos y para las naciones, pues bien claro quedó que no pocos casos de adulterio y de enemistades entre casas reales, raíz de muchas sangrientas y prolongadas guerras, se produjeron precisamente por esa monstruosa costumbre anticristiana de casar a herederos sin permitir a Dios hacer valer su Voluntad de modo natural mediante el noviazgo espontáneo.

Los matrimonios que los Reyes Católicos concertaron por conveniencia para sus hijos, independientemente de toda la «buena voluntad» que se les presumieran entonces y hoy, no parecen haber llegado a buen fin y sí a una corrupción que por desgracia ha sido un pésimo ejemplo para muchos reinos y población de los mismos a lo largo de la historia. Muy bondadoso fue Dios con España y sus entonces ejemplarmente católicos hijos, librándoles, quien sabe si por efecto de la sífilis contraída de prostíbulo en prostíbulo, del infame Felipe I, «el hermoso», producto de uno de esos pecados mortales cometidos por Isabel y Fernando, contra Dios, contra España y contra su pobre hija Juana, que acabó paranoica debido a la depravación no disimulada del príncipe flamenco siquiera en palacio. Y es que ni tan siquiera puede el hombre más poderoso de la tierra gobernar sin la directriz de Dios mismo. Sin Dios no se puede hacer nada. Por eso hay que dejar hacer a Dios y prestarse a ser su instrumento, y no actor de voluntad propia, por muy buena que se estime.

Si la Conferencia para la causa de los santos se dedica a ultrajar y desautorizar a Jesucristo Nuestro Señor, Dios y Hombre Verdadero, y a todos sus santos y santas de todos los tiempos, canonizando a personajes históricos por el mero interés político del momento, sea por tradición corrompida (DSI, teología de la liberación, teólogos diversos…) o por aggiornamento moderno, tendrá que atenerse a las eternas consecuencias cuando tengan que dar cuenta de ello ante Dios mismo en su Juicio que ninguno podremos eludir. NO se puede ultrajar a Dios y a sus santos canonizando a personas que no han sido en absoluto santas solo por mero interés en la política o por considerar ésta como la «forma más noble de caridad». NO se debe canonizar a los fundadores de la CECA y del Euratom, por muchos conservadores y progresistas tenga, mientras Dios todavía lo permita, esa conferencia. No se puede sembrar duda entre la Iglesia con el asunto de las canonizaciones al gusto de cada político de turno, pues eso erosiona la fe mucho más de lo que ya está erosionada por tanta mundanización política y exclusión del Señor de su propia Iglesia, la Católica. Téngase en cuenta que el obrar de Dios, por intercesión de sus santos, especialmente de la de la Santísima Virgen María, los milagros en cuestión, no pueden ser puestos en duda. El Apóstol San Juan afirmó que no habría libros que pudieran describirlos. Y no han parado de producirse desde el inicio de la vida pública del Señor. Y no se puede atribuir los milagros de Dios por intercesión de sus santos verdaderos a personas que no son santas en absoluto, solo por mero interés político suscitado porque se cree con error que la «política es la forma más noble de caridad», ultrajando de este modo a Dios mismo en sus elegidos santos.

Ya la causa de la beatificación de Juan XXIII y Pablo VI debería haber tenido en cuenta en cuenta dos cuestiones fundamentales que afectan a estos dos papas de lleno ante Dios y ante los hombre de fe noble, pura y sincera, antes de emitir un veredicto temerario:

Estos dos papas, cuyo pontificado abarcó entre 1958 y 1978, impidieron, por medio de prohibición absoluta, a centenares de millones de fieles católicos o posibles conversos, beneficiarse espiritualmente de la invalorable enseñanza del culto a la Divina Misericordia que Jesucristo Nuestro Señor, Dios y Hombre verdadero, Verbo encarnado, ordenó propagar por propia palabra a su apóstol Santa Faustina Kowalska desde los años treinta del siglo pasado y en el que tanto se han involucrado otros papas, concretamente Pío XII (incluso siendo todavía el cardenal Pacelli) y, sobre todo, el fiel a Cristo, san Juan Pablo II (quien canonizó a la apóstol polaca en 2000, volviendo a autorizar ese mismo culto prohibido por sus dos predecesores, en el mismo año que fue nombrado Papa). El Culto a la Divina Misericordia debe ser conocido por todos los fieles y propagado por todo el mundo según la Voluntad Santísima del Señor, que incluso pidió que su imagen con la inscripción «Jesús, en Tí confío», se venerase primero en todas las parroquias del mundo y luego en todos los hogares y lugares. El demonio trabaja rabiosamente y con mucha intensidad para evitar que se conozca tan siquiera ese milagroso mensaje de la Divina Misericordia, lo cual ya hizo sufrir bastante a la apóstol polaca (véase el Diario acerca de las trabas que su propagación tendría).
Un santo jamás amordaza, silencia, oculta, censura o suplanta a Dios mismo por muy alto se que sea su cargo, sino justo lo contrario, pues se pronunciará por Dios incluso ante el peligro de martirio. Ya tenemos experiencia de lo horroroso que ha sido para centenares de millones de almas (a las que la Madre Inmaculada de Dios pretendía evitar su condena al infierno) la injustificada desobediencia a la petición de la Santísima Virgen María en Fátima respecto a la consagración de Rusia a su Inmaculado Corazón y a la comunión reparadora de los cinco primeros sábados (que sigue sin atenderse, por cierto, en forma de mandato de la Iglesia a TODOS sus fieles a pesar de la petición hecha. Algo propio de una soberbia luciferina y totalmente ajena al Dios al que tanto se le honra con los labios pero no con el corazón).

2º Además, Juan XXIII y Pablo VI ya habrán asumido ante Dios las consecuencias eternas del Concilio Vaticano II y sus frutos (al árbol se le conoce por sus frutos, al concilio también hay que discernirlo en tal sentido). Este Concilio tuvo unos objetivos y ha tenido unos resultados. Unos santos no espantan a las vocaciones a la vida consagrada en monasterios, conventos y seminarios. Unos santos no vacían iglesias ni mundanizan la Iglesia con política, sea del signo que sea, conservadora o progresista, por mucha caridad que se le atribuya a la misma en lugar de engaño, mentira, manipulación e hipocresía (engaña satanás). Unos santos son pastores de almas, no asalariados que dispersan el rebaño y provocan cismas y más cismas. Unos santos son fieles y aman hasta el extremo a Jesucristo Nuestro Señor, en cuerpo, alma, corazón, mente y en todo el ser, incluso a riesgo de perder la vida, y no son fieles a la política (ningún santo se conoce por su actividad política en ningún tiempo. De hecho han rehusado el ejercicio del poder cuando lo detentaban. San Ambrosio es todo un ejemplo, además de cómo deben ser designados todos los obispos, incluido el de Roma, es decir, de entre los santos en exclusiva, elegidos de Dios, pues es Dios quien elige, y no una mayoría o una élite con engaño, violencia o compra de voluntades, como se ejerce la política en todo tiempo y lugar).

Bastan estas dos razones para que la Conferencia para la causa de los santos examine bien y medite bien, bajo la eterna responsabilidad de todos sus miembros, si conviene o no introducir la «caridad política» como causa de beatificación y canonización, si se puede instrumentalizar políticamente la beatificación ultrajando así hasta el extremo a Dios mismo y a todos sus santos en Cielo y tierra y de todos los tiempos sin excepción, además de causando un daño a la confianza debida a Dios quizá irreparable. No conviene abusar de la Infinita Misericordia de Dios, que tiene fecha de término imprevista para cada uno. Y se ha de recordar siempre que la Santa Iglesia Católica Apostólica solo tiene una Palabra, la de Dios mismo, su Rey y Señor único y trino, pues la Iglesia es de Dios, no de ningún otro que se quiera apropiar de ella.

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