En ningún lugar del mundo occidental se padece este aquelarre sin parangón en democracias modernas. Seis años de aberraciones y el embudo se estrecha con un Sánchez que corre a la desesperada para dar un golpe de estado con apariencia legal, ya sea prostituyendo los estamentos, instituciones o empresas, o dando un golpe definitivo afianzándose tras otro proceso electoral fraudulento que legitime su actividad criminal secuestrada la presidencia. A la misma velocidad actúa la Justicia hasta tejer una red sólida que tarde o temprano caerá sobre todos los investigados. A Sánchez se le ha visto el plumero cuando con la manipulación pretende operar las tripas de la ley para asegurarse la impunidad. Un delincuente con poder e influencia para reventar el Estado de Derecho, la separación de poderes y dar por buena la acción criminal. Eso es el psicópata monclovita. España es consciente de echar un pulso al mal desde la honra, la decencia y el Bien. Al otro lado, los de siempre.
El Falcon es el taxi de la internacional criminal. Cada escala fuera del ámbito institucional, una prueba de culpabilidad en la más alta escala del abuso desde el poder. El sátrapa demente de La Moncloa que se nos coló con trampas rompiendo toda decencia en el ámbito político, ha demostrado que la delincuencia común puede disfrazarse de partido político y esquilmar a todo un país. Es rentable destrozar España para saquearla con cuantos energúmenos sin moral ni honra se han apuntado al carro histórico de la mafia socialista, de cuyas tramas de corrupción bien sabe nuestra tierra desde que fue fundada por Pablo Iglesias y continuada por criminales como Largo Caballero, agasajado por Sánchez y la caterva acomodada del latrocinio generalizado. La declaración de intenciones de Sánchez estaba clara cuando inició un entramado mafioso que se ha ido desarrollando con absoluta impunidad, no obstante el sectarismo ha emponzoñado el ruedo judicial además del político con un chulesco camuflaje de intolerancia democrática a la que se le han terminado cayendo las plumas de tanto que el pájaro las ha mostrado y alardeado, abusando de los recursos del Estado; dilapidados contra el conjunto de la ciudadanía en un plan oscurantista íntimamente ligado a influencias internacionales cuyo cariz delictivo apunta hasta a los mandamases de la Unión Europea; los verdaderos protectores junto con Soros y Maduro-cada uno velando por sus especulativos intereses- que han convertido en un burdel mundial una gran Nación que además ha sido objetivo de una estrategia de destrucción masiva, incluso arrancando las dignas raíces de su gloriosa historia.
En su intentona golpista de asaltar el Estado por método de implosión, se le ha quedado a medio camino corromper a la Justicia que sigue su labor imparcial ejerciendo su deber constitucional, aunque el propio Tribunal Constitucional-instrumento político-no sea ejemplo de limpieza ni de honor con un Conde Pumpido en la diana del Tribunal Supremo con ajustadas sospechas de prevaricación.
La consigna es fingir que no pasa nada porque haya una estrategia ultraderechista para derribar ilegítimamente un gobierno democrático, pero la realidad es que las pesquisas de la UCO dan para toneladas de material que apuntan a una red societaria del crimen, parasitando del poder corrompido que emana del aborrecido criminal dispuesto a todo para escapar de la acción de la Justicia… la que tarde o temprano actuará con incrementado empeño para desmantelar la trama criminal que comanda Pedro Sánchez en La Moncloa.
Beatriz Biedma, la magistrada que investiga las corruptelas del hermano de Pedro Sánchez ha ejercido su autoridad y ha dejado claro que no permite una tomadura de pelo así se pretenda desde la Presidencia de Gobierno-dando órdenes a la diligente UCO para que recabe toda la información sobre el asesor Luis Carrero, que acabó como ayudante de David Sánchez-entrando en la misma Moncloa. Procedimiento que se llevó a cabo por la noche para evitar delitos como el que presuntamente cometió el corrupto fiscal Álvaro García, peón del número 1. Parece ser que dicho registro para hacerse con la documentación que Presidencia no envió cuando fue requerida por la juez, conllevó la propia retención de Pedro Sánchez con el fin de evitar interferencias durante la investigación.
Si los investigadores entraran en cada uno de los ministerios, compilarían los trapos sucios que toda la trama generalizada deja al descubierto cada día que pasa con esta España ingobernable, salvo para la huida hacia adelante de un mafioso al descubierto. Den por hecho que este rimero de voluptuosa inmundicia es sólo la punta del iceberg de otras tramas seguramente más gravosas…
Lo que verdaderamente califica a Sánchez no es lo que aparentemente sobresale de su carácter criminal, sino lo que todavía no se sabe a ciencia cierta pero se sospecha sobre su oscura gestión de la pandemia del 2020 y la reciente hecatombe contra Valencia; antes y después del crimen masivo de la apertura de las presas. No son pocos los ciudadanos que atisbamos intencionalidad genocida más allá de la ineptitud. Y el tiempo dará la razón. En tanto, sea el mal menor de la corrupción frente a otros crímenes de lesa humanidad, el motivo para que este psicópata sin entrañas caiga con toda la caterva delictiva que complacientemente le ha secundado vendiendo, literalmente, sus almas al Diablo.
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