Queipo de Llano, ley rencorosa y nosotros. Por Eduardo López Pascual

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No se atreverán a quitar de La Mezquita Muley el Mehdi que lleva el nombre de Franco

Quiero empezar este breve escrito, a raíz de la irregular y perversa ley de Memoria, que hace posible la exhumación de restos de personas fallecidas hace decenas de años, como es el caso del general Queipo de Llano que, personalmente como falangista, no he sido admirador del militar, no por serlo, sino porque nunca fue amigo y respetuoso con José Antonio Primo de Rivera. En esto, todos los historiadores que se precien, recordarán la trifulca, con guantazo incluido que sostuvieron ambos personajes, con ocasión de unas palabras malsonantes que pronunció el militar contra el padre de José Antonio en un episodio para olvidar,

Sin embargo, como ciudadano de principios humanistas y cristianos, me repugna el hecho de que movido solo por un rencor inadmisible entre quienes necesitamos paz y reconciliación, – que ya la hubo y ahora la quieren deshacer-, son capaces de penetrar en una Basílica Católica- ¿Dónde queda el tratado con el Vaticano? – y se profana una tumba exhumando el cadáver de un hombre allí enterrado hace la friolera de más de cincuenta años. Como es sabido, esta ley se aplica contando con el adormecimiento- por no decir otra cosa-, de los papanatas españoles que no se atreven a replicar por miedo a no se sabe qué a cambio, no solo disentir de tamaño atraco, sino de defender con el Derecho, la posibilidad de negarse a esas prácticas que nada más sirven para remover rencores y venganzas.

Claro que estos representantes de una legalidad inmoral, se ceban aplicando la ley contra personas de un solo bando, hoy indefensos en su pasado, o reposando en campo sagrado cristiano. Algo que esta gente no se atrevería a hacer; por ejemplo, a entrar y quitar la placa que con el nombre de Francisco Franco, está expuesta en la Mezquita Muley el Mehdi, en Ceuta, que el general abrió en 1939 en gratitud a los soldados marroquíes que lucharon con los nacionales en la Guerra del 36. . ¿A que no son capaces de invocar la ley de Memoria ante los marroquíes? Señores socialistas., me juego un café, a que no dirán ni Pamplona.

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Solo en una sociedad, cobarde y apátrida, se atreven. ¿Qué lejos esta ese pueblo español orgulloso de serlo, que pensaba José Antonio?