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Después de las últimas elecciones generales, Pablo Casado dijo que él y su partido, el PP, tomaban nota del mensaje que habían enviado los españoles cuando fueron a votar: «Hemos tomado nota del mensaje que nos mandan los electores. Vamos a recuperar nuestro espacio electoral de inmediato. Salimos a por todas». (Noviembre de 2019). 

Casi dos años más tarde, tras las elecciones de mayo pasado en Madrid, en las que venció -afortunadamente- la candidatura que encabezaba Isabel Díaz Ayuso, Pablo Caso volvió a repetir lo mismo, que los dirigentes del PP tomaban, nuevamente, nota del mensaje enviado por los electores… 

Al parecer, Pablo Casado sigue sin hacer una lectura atenta de cuál es la voluntad del electorado liberal-conservador, cristiano, de derechas, y sobre todo, sigue sin querer entender que, en las elecciones a la Asamblea de Madrid, no ganó el PP rajoyano que él preside, sino ISABEL DÍAZ AYUSO y su equipo de colaboradores-gestores. 

Pablo Casado intentó hace medio año apropiarse del triunfo aplastante de Díaz Ayuso y ahora que los diversos estudios de opinión vaticinan la posibilidad de una derrota de la izquierda social-comunista en las futuras elecciones generales, no sólamente es que se esté dando tiros en ambos pies, sino que se está convirtiendo en el principal enemigo de su partido, y de paso en el principal aliado de Pedro Sánchez.  

Pablo Casado que, dice ser el heredero de Mariano Rajoy, hasta el extremo de pasearse con él en la última «convención» de su partido, celebrada en Valencia, o sea aquella sucesión de mítines y más mítines para mayor gloria de Pablo Casado y su grupo de oligarcas nacionales y caciques regionales; demuestra con su forma de proceder actual que, España y los españoles le importamos un bledo, y que su único interés es mantenerse a sí mismo y a sus allegados en las instituciones, para poder seguir parasitando de nuestros impuestos. 

Claro que, no es de extrañar, pues cuando su padrino, el gallego registrador de la propiedad aún era el gran timonel, él callaba como una puta, aplaudía de forma entusiasta, y era cómplice de las traiciones, cientos, que el gobierno del Partido Popular cometió. 

Sí, Pablo Casado fue cómplice del PP rajoyano que defraudó la confianza que depositaron los españoles en Mariano Rajoy aquel 20 de noviembre de 2011 (hace una década). Pablo Casado, afirma que se siente orgulloso del «legado» de Mariano Rajoy, aquel que incumplió la totalidad de las promesas que hizo al pueblo español en 2011 y que lo condujeron a una mayoría tan aplastante como nunca había gozado ningún partido desde la muerte de Franco hasta la actualidad. Aquel PP, del que Pablo Casado (también Santiago Abascal) formaban parte con especial relevancia, hizo todo lo contrario de lo prometido en la campaña electoral: 

Practicó políticas socialdemócratas en todos los ámbitos. Con la intención de ser más socialistas que los socialistas… 

Continuó con el plan pactado por Zapatero, para blanquear a los etarras y separatistas y abrirles las puertas a las diversas instituciones. 

Financió y jaleó a los separatistas catalanes y se puso de perfil, haciendo el «don Tancredo», mientras los golpistas catalanes «declaraban la independencia», y… 

Para remate del tomate, actuó mal y tarde, aplicando de forma chapucera el artículo 155 de la Constitución, sin suspender el Estatuto de Cataluña, sin promover la ilegalización de los partidos separatistas, sin recentralizar las principales competencias de la Generalidad de Cataluña (sanidad, justicia, enseñanza…), sin privar a los golpistas del control de los medios de información públicos… 

Y, para más INRI, amparándose en un pacto firmado con el PSOE y Ciudadanos, convocó elecciones en Cataluña, a las cuales se permitió que concurrieran los golpistas (que habían incurrido en un grave delito, actuando con absoluta impunidad), y a sabiendas de que los separatistas-golpistas ganarían tales elecciones, teniendo en cuenta que continuaban controlando todos los resortes necesarios para ello (De veras que, hay que ser un estúpido o/y traidor, felón, para hacer lo que el PP rajoyano hizo por entonces). 

Más tarde, una vez regaladas todas las televisiones a la izquierda social-comunista, para regocijo de los separatistas y etarras, Mariano Rajoy debió de ser el único que no vio venir la moción de censura que abrió la puerta a Pedro Sánchez y compañía… Y, en lugar de convocar elecciones anticipadas, tuvo la feliz ocurrencia (todavía deben estar los socialistas, comunistas, etarras y separatistas celebrándolo y riéndose a carcajadas) de irse a tomar unos «gúisquis» con sus correligionarios más allegados y su grupo de «notables»… 

En el camino, Mariano Rajoy, dejó pendiente la reforma del Poder Judicial y la profundización en la separación de poderes (insisto, gozando de una mayoría aplastante en todas las instituciones, además del Congreso de los Diputados, como nunca ningún partido había disfrutado); se olvidó de la defensa de la vida, a pesar de haber presentado un recurso ante el Tribunal Constitucional (recurso aún pendiente de sentencia, a pesar del tiempo transcurrido), contra la ley del aborto; también se olvidó de su compromiso de defensa de la institución familiar, y de la derogación de las leyes «de género», y de su promesa de generalizar la custodia compartida de los menores tras el divorcio, y de implantar la orientación y mediación familiar… y…. 

Los incumplimientos del PP rajoyano, del cual dice ser heredero Casado, y sentirse muy orgulloso, darían para escribir no un libro, sino varios… En fin, éste es el personaje que dice haber tomado nota del mensaje que le han enviado los electores… De veras que hay que poseer escasas entendederas o mucho cinismo, para hacer esa lectura del comportamiento del electorado que afirma no ser de izquierdas. 

De veras que la única conclusión a la que uno puede llegar es que, Pablo Casado se ha acabado convirtiendo, en «marxista», sí en seguidor del otro Marx, Groucho, cuando afirmaba aquello de «éstos son mis principios, y si no le gustan, tengo otros» y «la política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados». 

Si algo está claro en el actual Partido Popular, hablando como lo haría un experto en finanzas, es que, sus dos principales «activos» del PP son Isabel Díaz Ayuso y Cayetana Álvarez de Toledo, ambas mujeres valientes, sin complejos, que no rehuyen el combate y no dan la espalda a la batalla cultural y encaran y entran al trapo de quienes promueven toda clase de «ingeniería social», desde la perspectiva de género, el globalismo, el separatismo y demás «ismos». 

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Según parece, Pablo Casado aún no ha advertido que, si el partido que preside va en cabeza en todos los estudios de opinión, respecto de expectativas de voto, es fundamentalmente debido al tirón, al carisma, a la capacidad de ilusionar, crear esperanza, de ambas mujeres, y especialmente de Isabel Díaz Ayuso… ¿Será casualidad que ninguna es santo de la devoción de Pablo Casado? ¿Será que la principal preocupación, y ocupación, del actual presidente del PP, es evitar que Díaz Ayuso y Álvarez de Toledo le hagan sombra? Evidentemente, también hay otro factor a tener en cuenta: ni la una ni la otra actúan al dictado de Pablo Casado, ni se pliegan a sus caprichos y deseos; suelen ser personas con criterio propio, y se rodean de personas con formación, capacidad, y lo que es más importante, con experiencia probada en la gestión de dineros ajenos, allí donde hay que asumir riesgos y la mala gestión puede traer malas consecuencias para quien incurre en malhacer o negligencia inexcusable: en la empresa privada. 

Es importante insistir que, la actitud de Pablo Casado, primero con Cayetana Álvarez de Toledo, y ahora con Isabel Díaz Ayuso, demuestra que le importa muy poco, o nada, el futuro de España y el de los españoles, e incluso el porvenir de su partido, y que para él, lo más importante es seguir haciendo carrera en la política (y de paso acrecentar su patrimonio), seguir manteniendo su escaño y así seguir parasitando de nuestros impuestos… 

Nunca un presidente del PP había sido vitoreado y aplaudido de forma sistemática como lo es Díaz Ayuso allá por donde va, sea un espectáculo taurino, sea un partido de fútbol, sea en una visita a un hospital… e incluso cuando sale de copas o a hacer ejercicio físico… Isabel Díaz Ayuso suscita ilusiones, la gente no para de mostrarle su afecto, y despierta esperanzas. 

Y ante todo ello, Pablo Casado pretende quitársela de en medio, como hizo con Cayetana Álvarez de Toledo, cuando la destituyó de su puesto de portavoz del PP en el Congreso de los Diputados… Claro que, con Isabel Díaz Ayuso no lo tiene tan fácil, pues ha sido elegida por los madrileños, no por él o el comité de «notables» del partido. 

Tanto Díaz Ayuso como Álvarez de Toledo incurren constantemente en la «herejía» de no respetar lo que Robert Michels denominó «la ley de hierro de la oligarquía». Isabel como Cayetana, tanto monta, monta tanto, son dos personas que aspiran a tener criterio propio (a riesgo de unas veces acertar y otras equivocarse, como el común de los mortales) y no acatan las órdenes de manera disciplinada las órdenes que emanan de la dirección del PP. Ambas son exactamente la clase de políticos que necesita España en estos momentos y más en tiempos difíciles como los que nos han tocado en suerte (y los que vendrán cuando pase la terrible pesadilla del gobierno social-comunista…) 

A principios del siglo XX el sociólogo alemán Robert Michels formuló la llamada «Ley de hierro de la oligarquía» para explicar la contradicción de por qué los partidos políticos, que son las principales instituciones de la democracia, no son organizaciones democráticas. Ningún partido u organización es democrática porque la organización implica la tendencia a la oligarquía. En toda organización, ya sea un partido político, un sindicato, una «oenegé» o cualquier clase de agrupación, se manifiesta la tendencia aristocrática con toda claridad. ¿Por qué? Para explicarlo Michels formuló la que denominaría «Ley de hierro de la oligarquía»: «La organización es la que da origen al dominio de los elegidos sobre los electores, de los mandatarios sobre los mandantes, de los delegados sobre los delegadores. Quien dice organización, dice oligarquía». 

En estos momentos en los que las encuestas dan casi por seguro (mejor es no comerse la liebre antes de cazarla) el triunfo de la derecha española, en el supuesto de que Pedro Sánchez convoque elecciones generales, hay que volver a recordar que, la única posibilidad de derrotar al gobierno social-comunista (apoyado por separatistas y etarras que, también quieren destruir España) es que la Derecha Decente Española se presente UNIDA, que sólo haya una candidatura de derechas a la que votar. 

Basta con retomar los resultados de las elecciones generales de 2019, para comprobar que si la derecha no ganó fue porque se presentaron múltiples candidaturas que acabaron beneficiando a los socialistas, comunistas, separatistas y etarras, aparte de los inconvenientes de la actual ley electoral y de la actual organización de distritos electorales que, impiden el voto proporcional, aparte de las «listas cerradas». 

El PP obtuvo en las elecciones generales del diez de noviembre de 2019, 89 escaños; Ciudadanos, 10 que, unidos a los 52 de VOX hacen un total de 151 diputados. Con el mismo número de papeletas, el reparto aplicando la ley d’Hondt habría sido más beneficioso con sus votos sumados como una única formación, en lugar de estar fragmentados. El sistema electoral les habría otorgado, sin duda alguna más de la mitad de los 350 diputados necesarios para formar gobierno. Si en aquellas elecciones, de hace dos años hubiera habido una única candidatura de derechas, habría conseguido ser el grupo con más asientos en el Congreso, con un PSOE mucho más menguado, puesto que le habría arrebatado multitud de escaños, y Pedro Sánchez no hubiera podido formar gobierno con el apoyo de comunistas, separatistas y etarras.  

Es más, de haberse presentado una única candidatura de derechas, habría obtenido representación en el País Vasco, una región donde ninguna fuerza política «constitucionalista» consiguió escaños. Y todo ello hubiera sucedido a costa de Bildu y podemos, que hubieran conseguido menos presencia en las instituciones.  

Además de estos dos diputados en el País Vasco, una candidatura de la Derecha Unida habría obtenido escaños extra en Gerona (perdería uno ERC), Barcelona, Málaga, Cádiz (se los arrebatarían a Unidas Podemos), Zaragoza, Murcia, Granada, Baleares, Asturias, Burgos y Cuenca (del PSOE).Y muchos más escaños en Valladolid y en Badajoz. 

La realidad fue que, al presentarse la Derecha Española fragmentada, VOX y Ciudadanos hicieron que se perdieran votos que, acabaron sirviendo para que la izquierda social-comunista consiguiera mayor representación en algunas provincias. Si hubiera habido una sóla candidatura de la Derecha Unida, el PSOE habría perdido representación en Cantabria, León, Burgos, La Rioja, Madrid, Cuenca, Albacete, Murcia, Huelva, Baleares y Ceuta. Y Unidas Podemos habría perdido diputados en Barcelona, Castellón, Jaén, Cádiz y Málaga). De haber habido una sóla candidatura, en las últimas elecciones generales, de la Derecha Unida, hasta Bildu y Coalición Canaria habrían retrocedido. 

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La derecha sí habría logrado mayoría absoluta si hubiera ido de la mano en noviembre de 2019 en lugar de estar fragmentada en tres grandes partidos.  

Es por todo lo narrado hasta aquí que, muchos españoles decentes coincidimos en la idea de que ha de refundarse la Derecha Española y presentarse Unida en las próximas elecciones generales que, cuando menos lo esperemos serán convocadas por Pedro Sánchez, y esa nueva Derecha Española Unida debe ser encabezada por Isabel Díaz Ayuso que, como ya se demostró en las elecciones que se realizaron en Madrid el día 4 de mayo, de 2021, es la que suscita algo más que simpatías entre quienes dicen apoyar y se identifican con los grupos políticos calificables de derechas con representación en el Congreso de los Diputados, (también entre mucha gente que no se califica a sí misma de derechas, sencillamente «españoles decentes»). 

Sin duda alguna, Isabel Díaz Ayuso suscita enormes simpatías en toda España, y es apreciada por una grandísima mayoría de españoles decentes, y lo es porque posee un carácter firme y suave al mismo tiempo, a la vez que se manifiesta como una mujer humilde y sólida, con los pies en el suelo… Sin duda Isabel Díaz Ayuso inspira confianza, y parece que está pre-destinada a refundar la derecha, y agrupar en torno a sí a hombres y mujeres sabios, capaces, experimentados, exitosos en la gestión de dineros ajenos, para erradicar la plaga social-comunista que está expoliando y arruinando a España, hipotecándola, destrozando ilusiones y esperanzas y privándola de los más elementales derechos. 

Isabel Díaz Ayuso es todo lo contrario de Pedro Sánchez. Isabel Díaz Ayuso es amabilidad, cordialidad, frente a la arrogancia, altanería y soberbia de Pedro Sánchez. Isabel Díaz Ayuso es una persona calmada, y por el contrario, Pedro Sánchez es la crispación personificada y procura fomentarla por doquier, Isabel Díaz Ayuso fomenta la libertad frente al autoritarismo y a la arbitrariedad. Pedro Sánchez fomenta la arbitrariedad y el autoritarismo, conculcando los derechos individuales. Isabel Díaz Ayuso promueve el amor a España frente al desprecio a la patria y a quienes pretenden destruir España, frente a quienes pretenden, como Pedro Sánchez, darle prioridad y trato de favor a los inmigrantes extranjeros… Isabel Díaz Ayuso representa la verdad frente a la mentira, la democracia frente comunismo genocida y generador de miseria y calamidades de toda clase, por mucho que trate de camuflarse. 

Isabel Díaz Ayuso, si los Abascal, Casado y demás oligarcas nacionales y caciques de las diversas taifas no le ponen obstáculos, y se echan a un lado, puede ser un torbellino, un huracán, un aguacero que barra y limpie toda la podredumbre, toda la sinrazón, y nos ponga en camino de recuperar la sensatez que se ha perdido en las últimas décadas de gobiernos y políticas socialdemócratas, antiliberales, social-comunistas… Isabel Díaz Ayuso, sin duda, puede ser, si Abascal, Casado y compañía se apartan y la dejan hacer, un barredor de tristezas, una tormenta huracanada que cuando escampe nos deje la esperanza. 

Las elecciones ganadas en mayo pasado por Isabel Díaz Ayuso y su equipo de colaboradores han demostrado que, ella es la más indicada para encabezar una DERECHA UNIDA, LA DE LOS ESPAÑOLES DECENTES QUE, TIENEN A ESPAÑA EN COMÚN, un bloque de derechas, con aspiración de ser una organización de masas, con el objetivo claro y rotundo de ser una opción de gobierno, de manera que España abandone la ruta emprendida por el gobierno frente-populista, social-comunista, de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.  

Esa nueva DERECHA UNIDA de la que venimos hablando, aparte de rodearse de hombres y mujeres, sabios, expertos y exitosos en la gestión de dineros ajenos, debe elaborar un proyecto claro, rotundo en el que se prevea la reforma de todo lo que, necesita ser reformado en el estado del bienestar, que en España es mucho.  

Esa DERECHA ESPAÑOLA UNIDAD no debe tener ningún reparo, ningún complejo en cuestionar, y llegado el momento enfrentarse al consenso socialdemócrata, al acuerdo, más o menos tácito, respecto de que los derechos individuales pueden ser violados en nombre del «bien común», del «interés colectivo» –como ha sucedido durante el estado de alarma que hemos sufrido durante meses, debido a la epidemia del coronavirus- ese consenso de los diversos partidos con representación en el parlamento que, cuando gobiernan les lleva a violar los derechos individuales (el derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad) a través de impuestos, redistribución de riqueza, y regulaciones de todo tipo, aunque hasta ahora ningún gobierno haya llegado a los extremos de los regímenes totalitarios del siglo XX, pese a que algunos como PSOE y Podemos no tengan recato alguno en manifestar claramente sus simpatías hacia ellos.  

Así que, a ella, Isabel Díaz Ayuso, dirijo el artículo y a cuantos políticos de derechas, como Cayetana Álvarez de Toledo, aún siguen siendo generosos y pueden estar dispuestos a sumarse a la iniciativa. Y, Pablo Casado, Santiago Abascal y demás oligarcas y caciques deben apartarse de inmediato, si no «habrá que pasar por encima de ellos». Está en juego nuestro porvenir, el de nuestros hijos, el de nuestros nietos, el de las futuras generaciones de españoles… 

Autor

Carlos Aurelio Caldito