Getting your Trinity Audio player ready...
|
El nuevo estado de excepción de mi pútrida ciudad espenola, me trae música lejana, añorados cantos de sirena que, por fin, parecen ser realidad. Dedico estos segundos de muerte en vida a escribir a nuestro redentor: el reloj.
Ni caso al famoso bolero, reloj, por favor no dejes de marcar las horas, los minutos y los segundos (las centésimas también, pero eso es para los suertudos con cronómetro). Trota, raudo y veloz. Quema el tiempo. Devora la vida, rápido, gallardo, hasta ufano. ¡Sigue, amigo, sigue! Qué nada te pare. Qué nadie te pare. Salta semáforos, asalta seminarios, lo que sea, todo vale, amigo: todo. No olvides tu misión. Vuela, Clavileño, vuela. Mata a Rucio, que nada te detenga, reloj, que nada te pare. Ánimo, siempre adelante, ¡vamos! Estoy esperando que marques mi hora. Venga, sigue, fiel corcel negro. Qué ya queda menos, la meta está cerca, venga, por favor: déjame, de una puta vez, ser mortal. Y mientras tanto, déjame cantar tu bonita canción:
“Reloj, marca las horas
porque voy a enloquecer
ello no se irá para siempre
cuando amanezca otra puta vez
ojala nos quedara sólo esta noche
para sufrir nuestro dolor
y tu tic-tac me recuerda
mi irremediable mortal redención
reloj no detengas tu camino
porque mi vida, por fin, se apaga
ella es la cruz
que quiebra mi ser
yo sin su amor lo soy todo
no detengas el tiempo en tus zarpas
haz esta noche fugaz
para que se aleje de mí
para que nunca amanezca”.
Autor
Últimas entradas
- Actualidad26/12/2023Reinventando la historia. Magnicidio frustrado. Por Fernando Infante
- Destacados15/08/2023Lepanto. ¿Salvó España a Europa? Por Laus Hispaniae
- Actualidad15/08/2023Entrevista a Lourdes Cabezón López, Presidente del Círculo Cultural Hispanista de Madrid
- Actualidad15/08/2023Grande Marlaska condecora a exdirectora de la Guardia Civil