22/11/2024 12:29
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El asalto al Tribunal Constitucional se ha frenado en seco con la negativa de los vocales del CGPJ a transigir con las presiones de Sánchez para poner fecha concreta a la intervención política. Una intervención sectaria de la Justicia que, después del gregarismo de la Fiscalía durante estos años, debe completarse con el intento de prostituir el órgano de los jueces que puede entorpecer la paulatina destrucción de nuestro Estado de Derecho. Que el mismo presidente del CGPJ, Carlos Lesmes, haya denunciado las presiones del desgobierno criminal, da cuenta de la inercia totalitaria del sanchismo que no disimula las prisas por controlar la Justicia e incluso coaccionar a los miembros que no son de la cuerda sectaria. El desdén de desbocados ignorantes como Irene Montero, envanecida de estulticia que cree estar por encima del bien y del mal-todo sea que en el futuro no sea juzgada por la corrupción masiva que está investigando la UDEF acerca de la fundación del partido podemita-, quien con sucia estrategia ninguneó el informe del máximo organismo judicial para colar sus aberrantes maquinaciones, debería haber acabado con la paciencia de los jueces cuestionados en su función de consejo social. 

 
Nuestra Constitución debió prever el supuesto mayúsculo de la prevaricación hasta convertirse en terrorismo de Estado que es lo que practica sin escrúpulos el doctor cum fraude en esta etapa de radicalización sin ambages, no obstante las intenciones de bolivarizar España pasan por la alianza con los enemigos del Estado que pretenden una transformación donde quepa la traición legalizada. Sánchez y sus cómplices aspiran a la traición contra todos los españoles, refrendada desde los tribunales y con unas leyes travestidas al sanchismo para conseguir la impunidad, pues de otro modo, con la separación de poderes efectiva, Pedro Sánchez y sus aliados de múltiples delitos podrían acabar juzgados.

 
Los vocales del CGPJ se han plantado ante el atropello del socialcomunismo ávido de enquistar al Constitucional, porque no sirve a los intereses encubiertamente golpistas que todos y cada uno de los ministros practican con el objetivo encubierto de cambiar nuestro régimen de libertades. Los derechos constitucionales, ya tantas veces pisoteados, han de revertirse en obligaciones e imposiciones que, ordenadas por dictatoriales decretazos, pueden recurrirse en el Tribunal para dejar en evidencia, como así fue con los confinamientos, las ilegalidades del ocupa monclovita.
 
De ahí la violenta intolerancia impositiva por decreto de estos aprendices de la gestión pública,  mendaces y totalitarios sin límite en lo sinvergüenza, pues muy altas, oscuras y ambiciosas miras debió poner sobre la mesa el ilegítimo presidente para pactar con ETA con la intención de eternizarse en La Moncloa. Maniobras rastreras de continuo que fueron iniciadas con el auto del juez de Prada que dio pie a la moción de censura para apear al cobarde Rajoy,  procrastinando en funciones la definitiva presidencia que ocupó el trepa de saunas hasta ganar las elecciones generales bajo sospecha de fraude electoral. 
 
En esta carrera de velocidad cuya meta del 13 de septiembre no va a cumplirse, falta ver cuánto aguantarán los vocales del CGPJ con un Sánchez desesperado por controlar el tribunal de garantías. La democracia misma está en juego.
 
Les da igual los pactos ocultos con el independentismo, al igual que el cariz delictivo de los condenados por corrupción en Andalucía. Por eso excusan a los que están en el punto de mira de la Justicia imparcial: porque son todos miserablemente iguales. ¿Cómo no van a perseverar en el empeño de intoxicar el Tribunal Constitucional para evitar que magistrados rebeldes lleven a cabo su importante misión de arbitraje frente a la vena despótica de un PSOE que se enorgullece del latrocinio de sus delictivos camaradas condenados por los ERE? Y entendiendo de modo tan miserable el derecho al saqueo desde la más pútrida detentación del poder, ¿ qué corruptelas estarán ocultando, personales y conjuntas, para pretender amedrentar a los togados que podrían juzgarlos, en normal lid democrática, el día de mañana, una vez finiquitado el canallesco sanchismo? El proceso de aceleración para tomar el Tribunal Constitucional es proporcional a la desesperación de Sánchez y de sus leales sinvergüenzas ante la perspectiva de quedarse con toda la basura acumulada al descubierto, perdiendo la oportunidad de romper España. Tienen Terror. 

Autor

Ignacio Fernández Candela
Ignacio Fernández Candela
Editor de ÑTV ESPAÑA. Ensayista, novelista y poeta con quince libros publicados y cuatro más en ciernes. Crítico literario y pintor artístico de carácter profesional entre otras actividades. Ecléctico pero centrado. Prolífico columnista con miles de aportaciones en el campo sociopolítico que desarrolló en El Imparcial, Tribuna de España, Rambla Libre, DiarioAlicante, Levante, Informaciones, etc.
Dotado de una gran intuición analítica, es un damnificado directo de la tragedia del coronavirus al perder a su padre por eutanasia protocolaria sin poder velarlo y enterrado en soledad durante un confinamiento ilegal. En menos de un mes fue su mujer quien pasó por el mismo trance. Lleva pues consigo una inspiración crítica que abrasa las entrañas.
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