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«España no es más que un río con dos orillas y todo lo que se pone en medio se lo lleva la corriente»
Pues, yo sigo, y sigo, y sigo, como aquel payaso que anunciaba las pilas de más larga duración, repitiendo una y otra vez «yo sigo»  hablando de Centrismo y pensando en el ya candidato único a la Presidencia del PP (Partido Popular), Don Alberto Núñez Feijoó, a quien admiro y respeto por sus victoriosas cuatro batallas en Galicia, con mi independiente deseo de que no tropiece en la misma piedra que otros grandes hombres de nuestra Historia tropezaron.

Pero, en este caso lo quiero hacer  de la mano de Federico García Lorca, el ídolo de las Izquierdas españolas hasta saber que nunca fue comunista ni quiso apuntarse al PCE ni al PSOE.  Porque fue una frase suya la que me despertó el ansia de saber qué era para él el Centro en la vida, o en la política o en la Naturaleza.

Les adelanto que la frase en cuestión es la que ayer citaba en otro artículo y hoy escribo al comienzo de éste:
«España no es más que un río con dos orillas y todo lo que intenta ponerse en medio se lo lleva la corriente».

Así que me interesé por saber más sobre esta idea, para mí acertada, de Lorca, que refleja muy bien lo que ha sido España desde 1808 hasta hoy, y esto fue lo que encontré. Una entrevista que  le hacen para «La Voz» de Madrid y que se publica el 7 de abril de 1936 y se reproduce días más tarde en «El Defensor de Granada» con algunos retoques más humanos y que firma un tal Ruiz Camero. Dice el aplaudidisimo granadino, cuando todavía no sabía ni imaginaba  la que le esperaba unos meses después, en una de sus respuestas:
«El mundo está detenido ante el hambre que azota los pueblos.  Mientras haya desequilibrio el mundo no piensa. Yo lo tengo visto. Van dos hombres por la orilla de un río. Uno es rico, el otro es pobre. Uno lleva la barriga ancha, va vestido con un traje cruzado y ‘palomita al cuello y zapatos relucientes y el otro pone sucio el aire con sus bostezos y con sus brazos escurridos y escuálidos arrastra un carrito desconjuarrado con dos niños cubiertos con una chaqueta vieja dentro y otros dos algo mayores harapientos y descalzos sujetos como pueden para no quedarse atrás Y el rico dice: ¡Oh, y que barca más linda se ve por el agua!. Mire, mire usted, el lirio que florece en la orilla… los pesecillos jugando y los nenúfares bailando al son del agua en movimiento …y el pobre reza: Tengo hambre, no veo nada. Tengo hambre, mucha hambre…¡Dios! ¿y qué puedo darles a estos pobres hijos míos? Se me mueren de hambre, trs van ya y estos pobres…¡Dios!. Tendré que pescar también hoy y otra vez les tendré que dar las hojas de esa plantas que nacen en el agua…¡Pobre hijos míos!¡Justicia!. Natural. El día que el hambre desaparezca va a producirse en el mundo la explosión espiritual más grande que haya conocido la humanidad. Nunca jamás se podrán figurar los hombres la alegría que estallará el día de la gran revolución… ¿Vervad que te estoy hablando en socialismo puro?»
– ¡O, Don Fernando, mire usted, mire  el embrujo de los nenúfares como bailando en aquel rinconcito que hace la corriente… Pero, oh amigo mío, ya tenemos aquí lo mejor del día: mi jamón y mi queso, curados en Vitnar, y las chuletitas de cordero lechal al estilo Fuente Vaqueros… Venga, Don Fernando, pruebe mis joyas…
(y Don Fernando de los Ríos, el ex-ministro socialista, que no era otro que el invitado ese día a la «Fiesta Campera» de Don Federico,  casi en avalancha se lanzó a por los canapés y las chuletas que les servían en bandeja de plata varios jovencitos imberbes y con salcillos flamencos.

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Bien, pues sabiendo ya lo que era España para Lorca y lo que es el Centrismo  ya sólo me queda decirle al ilusionado y optimista nuevo Presidente del PP que se olvide de su centrismo y acepte que aquí ya no hay más cera que la que arde (y si no que se lo pregunten a Doña Inés Arrimadas). O sea, Izquierdas y Derechas.
Sólo cuando hay Clases Medias hay, puede haber, Centrismo.
  …  y la clase media se la llevó el rio cuando el PP la dejó a la deriva, sin timón y con mayoría absoluta para más inri.
Seguiremos.

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.
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