21/11/2024 12:52

El problema de fondo respecto al narcotráfico es que una proporción creciente de población prostituida por un plato de lentejas en países hispanoamericanos vive del narcotráfico, tal cual. No sólo pueblos y regiones enteras, con políticos votados, jueces y policía comprados y subvencionados por los narco multimillonarios e involucrados en ese rentabilísimo negocio de muerte y destrucción generalizados, sino cada vez mayores áreas de cada país solo conocen como actividad económica la de la droga, principal fuente de divisas procedentes de Norteamérica y Europa, pues el comercio mundial de droga supera en valor al de todas las otras mercancías y servicios juntos. Y con esa creciente población involucrada en las narco factorías multinacionales, no es de extrañar que hasta tengan un arsenal de armas y ejércitos para proseguir su actividad sin que sean importunados de ningún modo. Y esa proporción de población creciente que se dedica a la producción y exportación de droga, desde el narco multimillonario, hasta el desgraciado pobre camello desesperado que trata de pasar por las aduanas de aeropuertos escondiendo sus alijos, no atiende a razones ni criterios morales de ningún tipo; no pretende vivir de recoger café o plátanos ganando un salario más bajo como ocupación honrada alternativa opuesta a la poderosísima industria mundial del narcotráfico (cocaína, heroína, hachís, drogas de diseño, etc.), alimentada por un consumo que crece exponencialmente, incluso entre los más ricos y poderosos, cuyos recursos alimentan el narcotráfico como la gasolina al fuego.

La droga es el sector económico más rentable de todo el planeta a pesar de la labor policial de aparente persecución (aparente, porque la droga supone una importante fuente de ingresos extra para los gobiernos, una vez incautado el efectivo de su venta), principal fuente de recursos y de exportación hispanoamericana y de cada vez más países asiáticos y africanos, siguiéndole la prostitución (la otra, la carnal), incluso infantil. La demanda de cocaína, hachís, heroína y todo tipo de drogas no para de crecer en todos los países de población más acaudalada, incluso entre los más jóvenes. Y algunos países como Holanda venden todo tipo de drogas como actividad económica legal y como parte importante del PIB de ese degenerado y demoníaco país protestante en el que también la prostitución es «legal».

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La droga inunda hasta los parlamentos de las naciones. Si a los políticos se les hiciesen controles médicos públicos, se sorprendería toda la población de la proporción de yonquis que tienen en el poder votados por ellos mismos; asimismo, en los consejos de administración de multinacionales y en grandes empresas, las más altas instituciones y organismos del mundo (menudo putiferio de droga es la ONU, el FMI, la OCDE, la UE, la OMS, etc., auténticos infiernos de depravación infrahumana, responsables máximos y copartícipes de este comercio de destrucción mundial) y prácticamente no hay ambiente social en el que la droga no se esté generalizando en un proceso de autodestrucción lúdica y hedonista nunca antes contemplado en el mundo. Es como si una parte creciente de la población hubiese perdido todo atisbo de sano juicio y se precipitase al infierno con un entusiasmo inaudito.

Y siempre se persigue policial y judicialmente-salvo en donde están comprados policías, jueces y políticos por los narcoterroristas, cada vez en más naciones corrompidas hasta el extremo-al narcotraficante, al suministrador u oferente. Nunca se castiga al consumidor, verdadero sustentador y alimentador de todo este infierno de autodestrucción insensible a todo dolor y sufrimiento ajeno, incluso de parientes, amigos, sociedad en general, etc. que sufren lo indecible por el infeliz esclavo. Sólo vale el egoísta y ególatra derecho a «hacer con la vida de uno, lo que a uno le plazca sin pensar en absoluto en los demás», autodestruirse incluido y destruir con dolor y sufrimiento a los seres que aman al drogadicto, niños y niñas de drogatas incluidos. Y eso que sin demanda no hay negocio; una demanda estúpida a más no poder, pues sin drogas, que no son en absoluto necesarias ni traen bienestar verdadero, el mundo estaría muchísimo mejor, sería menos esclavo, más libre, aunque los drogadictos lo nieguen.

La tendencia en los muy votados y malnacidos políticos-a buen seguro que drogadictos en su mayor parte, de otro modo su comportamiento es totalmente anómalo-es legalizar a cambio de votos, incitar al consumo incluso en colegios e institutos y generalizar el hachís o marihuana en muchos países, a pesar del destrozo que provoca en el drogadicto y su familia y seres queridos con el paso del tiempo, tanto a nivel mental, como moral (orgía de psicopatía). Interesa mucho que la gente se drogue, antaño con vodka (en la infernal URSS), hoy con todo tipo de drogas en las demoníacas democracias. Así puede sobrevivir la democracia y sus beneficiarios políticos y adláteres (siervos todos de satanás), de otro modo no.

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Con gente sana física, mental y espiritualmente no sobreviviría ni un día, pues nadie quiere vivir en un infierno aunque esté decorado con paisajes celestiales de cartón piedra. Así, no es de extrañar que buena parte de la población de occidente sea drogodependiente y esclava sin solución de ansiolíticos, depresivos, psicofármacos, etc., haciendo ganar sumas astronómicas a las multinacionales farmacéuticas de la obsolescencia planeada de la salud, del aborto y de la muerte, que no tienen por finalidad curar-totalmente ruinoso para los beneficios-sino hacer de la enfermedad un lucrativo negocio de esclavos adictos, abonados a la farmacia, que adictos a sus drogas legales, ya no pueden vivir sin ellas.

De eso se trata, de generar adictos esclavos. Esas farmacéuticas narco asesinas, que reducen la población a base de barbitúricos o la convierte en masa zombi-vegetal, esclava sin capacidad de reacción, cura, raciocinio o de profundización sobre la situación que está viviendo, son las que ahora vuelven a la carga con lo de las inoculaciones obligatorias, la solución final o eutanasia inyectable, so pretexto de protegerle del veneno mundial propagado desde la roja China asesina. Esclavos, eso es lo que interesa. Se quiere y se buscan esclavos.

 

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Daniel Antonio Jaimen Navarrete

Efectivamente, la gente no está enferma porque se drogue sino que se droga porque ya, de entrada, estaba enferma. Algunos de los alcaloides, sencillamente, son prótesis químicas o sucedáneos funcionales de endorfinas o de otras substancias que, naturalmente, en estado de gozo espontáneo cotidiano, incluso en gracia de Dios, el cerebro mismo produce. Hablando de «drogas», tampoco es lo mismo un estupefaciente vulgar que un enteógeno como la iboga, con todos sus usos potencialmente muy beneficos.

Así pues, la solución no es la «guerra contra las drogas» sino entender las necesidades primarias fundamentales del hombre y restaurar un equilibrio bioquímico y anímico natural. Para ello, nada como recuperar o desmarginalizar el saber antiguo de la naturaleza como una teofanía. Para pueblos no abrahámicos, para un sacerdote médico egipcio, para los pitagóricos, para druidas, para los huicholes, para los antropósofos, para el taoísmo, para la tradición esotérica universal en resumidas cuentas, la naturaleza es mágica, preternatural o, incluso, sobrenatural. Recordemos que santidad y sanidad comparten etimología. Si bien ha habido santos católicos con conocimientos de herboristería, tales como San Martín de Porres, por lo general, la represión del conocimiento pagano o «brujeril» es donde el estamento católico, los infames colegios de médicos, la farmafia y toda el aparato represivo irracional y autócrata del Estado se dan la mano para expropiar a la población de su derecho natural a una salud natural, tal y como Dios lo quiso, dotando a toda planta de propiedades curativas y nutritivas. A ver cuando encuentran una planta que no tenga propiedades… No es en vano que en el Libro del Génesis, Dios da al hombre frutos y semillas para su alimentación, es un paraíso vegetal donde el dictum hipocrático de que tu alimento sea tu medicina y tu medicina sea tu alimento se hace posible.

Lo de la rentabilidad es real. En el estadio actual del capitalismo (o como se llame) ya no se gana dinero innovando, gestionando o invirtiendo en actividades normales. Se gana mediante la explotación del vicio, de las emociones de las masas o de la decadencia. La Gringolandia exige que otras naciones impongan medidas contra el lavado de dinero que ella misma no impone porque lo que quieren es que esos capitales formados por medio del tráfico de substancias ilegales se depositen en sus bancos y, con ello, disponer de financiación suficiente para cosas tales como levantar Miami en lo que es hoy en día. Por eso. Carlos Lehder llevaba razón cuando dijo que la cocaína es la única defensa que tenían los pueblos al sur de los EE.UU. contra éste. Cuanto más se droguen los gringos, mejor para nosotros, más gente van a necesitar procedentes de lugares al sur de su frontera.

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