21/11/2024 11:42

Algunas veces intento pensar que el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (SEPRONA) nació con la sana intención de proteger, de verdad y en serio, la naturaleza.

Con urgencia se sumaron a denunciar las ridículas y arbitrarias prohibiciones que han establecido muchas Comunidades Autónomas en sus “espacios protegidos”, como la que impide reparar las cabañas y establos de montaña, que sirven a los ganaderos para prestar cuidado en proximidad al ganado de montaña, o las que prohíben la simple deambulación por determinados territorios, y que violan el derecho fundamental del art. 19 de la Constitución, a la libre circulación por el territorio nacional, que en teoría solo podría regularse mediante ley orgánica, que no existe.

De nada valen burdas excusas de “hacer cumplir la ley”, cuando no hay ley, o la que hay es una norma genocida y depauperada que sirve de modo artero a las intenciones de nuestros criminales gobernantes que sólo pretende acabar con el sector primario y matarnos a todos de hambre y tristeza.

Porque, “casualmente”, sólo se denuncian las “infracciones” que cometen ciudadanos del común, a los que el SEPRONA y sus jefes arruinan con multas descomunales. Cuando son las propias administraciones, o las grandes empresas que les son afines, las que cometen aberrantes atentados contra la naturaleza, como gravísimas contaminaciones de la tierra, el agua o el aire, la manipulación climática, o los innumerables atentados contra los recursos hídricos que se perpetran desde las empresas eléctricas y esas mismas “autoridades”, en esos casos los agentes “no ven nada”.

Resumiendo, que poco o nada les preocupan a esos agentes la ley y la naturaleza. Lo único que les preocupa es servir fielmente a sus miserables amos.

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Hemos llegado al punto en que mentar el SEPRONA a un campesino produce el mismo miedo y odio que mentar el Duque de Alba a un niño holandés.

 Así las cosas, dado el servilismo e iniquidad con el que habitualmente trabajan esos agentes, si de verdad queremos defender la naturaleza, salvar a la especie humana y aún por pura justicia, habría que disolver al cuerpo en su conjunto, e investigar a muchos de sus integrantes.

Fiat iustitia, ruat caelum.

Hágase justicia, aunque se hunda el cielo.

Autor

Galo Dabouza
Galo Dabouza
Guerrillero insurgente. El sistema lo describe como negacionista, conspiranoico, anticientífico, egoísta e insolidario. Él se cisca en el sistema y no ceja esfuerzos para derribarlo. No usa trabuco, pero a su ordenador lo llama “La MG-42”.
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Seprona

Un listo, que vive del cuento. Espero que sí algún día necesita la ayuda del Seprona o de la Guardia Civil., llamé a sus colegas y no moleste.

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