20/09/2024 07:33
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El marxismo triunfa al demoler tras invertir la estructura social, liquidar las instituciones que la sustentan: la familia, el credo o religión, imponer la subversión de todo orden, hacer estallar la revolución y destruir lo construido. Esto es el cambio social, tan predicado a partir de ZetaP. La creación de la «violencia de género», para que todo el mundo se mate con el que tiene más cerca: la mujer con el marido, el hijo con el padre, el alumno con el profesor, etc., Desterrar el principio de autoridad y el de propiedad, y respeto, y todos los demás principios y virtudes, y fomentar la droga, la homosexualidad, el vicio, y la vagancia, con el ataque frontal al que rompa el estado de la mediocridad reinante, con su trabajo y excelencia. Los mejores tienen que marcharse de España. Ello bajo el pretexto de la igualdad, el «feminismo», que no haya diferencias, hacerlo todo igual, con el todo vale, la mujer igual que el hombre, el pobre igual que el rico, el vago lo mismo que el trabajador, y cada cual igual al de al lado, forzando así la ley natural que muestra que la naturaleza jamás ha parido dos seres iguales. Eso es la mejor forma de romper el equilibrio, al eliminar las diferencias con su pluralidad, para caer en el desastre revolucionario, material y moral que busca la filosofía marxista.

La primera manifestación violenta y ataque es contra la religión católica que tiene por base el perdón a nuestros verdugos, y de eso se valen los criminales para atacar impunemente, porque al islam nadie le ataca, pese a tener las mayores diferencia y radicalidades. Gentes españolas que aun no siendo malas, caen en la trampa, de la estupidez y perversa ideología comunista, que las hace ser peores, pero selectivas, sólo atacan al débil. Al «misaire«, como en la guerra. A eliminar todo lo que huela a religión, que nadie lo protege. Al clero sólo lo defendió Franco, que lo libró de su exterminio, aunque el ejemplo que dio la jerarquía católica al darle la espalda cuando profanaron su tumba, nos reveló cómo el demonio entró en el seno de la iglesia. Los obispos se convirtieron en Judas.

Por qué esta rara sociedad llegó a este estado de desdicha; desilusión, desidia, descomposición, desesperanza, destrucción y todos los «des» que se le puedan poner.  ¿Por dónde empezó esto? No es difícil saberlo por mucho que intenten ocultarlo. Unos por acción y otro por omisión, ya que tan bueno es el que mata como el que tiene por la pata, pero todo lo malo empezó por la izquierda, por los del puño en alto, y por los que presumen de ser «progresistas». Ya hemos visto su progreso. Pero, ¿hizo algo el mandamás católico por evitarlo, o sus cercanos? ¿Hicieron algo contra los planes de enseñanza de la izquierda cada vez peores?

En todo cuanto ocurre residen los principios ideológicos bastardos que son el origen del comunismo. Hay que demoler la sociedad como sea, ese es el empeño y único fin en el que se justifican los medios que deben debilitarla. Todo está feo, mal hecho y hay que eliminarlo. Desestabilizar, destrozar, desmotar la ley, la costumbre y los principios generales del Derecho, son las primeras fases del marxismo. Empieza por el ataque al lenguaje, porque el artículo masculino plural ya no incluye al femenino, y hay que decir, innecesariamente, ciudadanos y ciudadanas, testigos, «testigas», compañeros, compañeras, miembros, «miembras»…etc., Se ha de justificar que todo está mal, para demolerlo. Si toda corrupción empieza por el lenguaje, es porque es la herramienta más a mano y con la que mayor daño puede hacerse. Después de las palabras vienen las armas de destrucción masiva. Al camino de la desesperación se llega por vía rápida, y la primera aberración del hombre como ser humano, es dividirse, y en seguida, degollarse…

¿Cuánto tiempo lleva la izquierda sembrando odio? Van en contra de la naturaleza, la historia y la vida. La historia la invierten, adulteran y omiten, como sabemos. Borran todo el pasado para que nada podamos comparar con lo que nos dan. Para que la mente quede en blanco y todo le parezca bien y surja el «nuevo hombre» que predica el marxismo.  Lo primero que notamos cuando andan ellos alrededor, es que falta libertad. La libertad casi inseparable a la propiedad, es la primera manifestación de que ha entrado, solapadamente como siempre actúa, el comunismo. La merma de libertad y propiedad es la primera manifestación del comunismo. No existe la libertad si no se puede proteger la propiedad; propiedad que llega hasta la vida propia. Y porque propia viene de propiedad. Robarte por sus dirigentes tu razón de ser. En el robo y latrocinio radica el misterio que envuelve al comunismo, confundiendo la causa con el efecto. Robar España a los españoles, donde radica su soberanía que es su propiedad y su ser.

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Los efectos inmediatos del comunismo, son: el hambre, la checa y la muerte. Pues la hambruna al igual que la mentira son armas marxistas para el dominio de las masas. Vida, libertad y propiedad, quedan bajo el derecho de los individuos que se arrogan la facultad de dirigir a la sociedad. «Un buen comunista es un buen chequista», dicen; o sea que late en el subconsciente de estos individuos el torturar y asesinar a todo el que se les oponga o les estorbe.

La ideología de izquierdas es la base sobre la que descansan todas sus maldades. Amando de Miguel en su artículo «las cinco ideologías dominantes» publicado en Libertas Digital, señala al socialismo, al nacionalismo, al islamismo, al feminismo, y al ecologismo. «Las cinco ideologías se visten de izquierdas… bajo la etiqueta de progresistas». En todos estos casos las ideologías parten de evidentes problemas reales, y de ahí que sean influyentes en todo el mundo. A partir de ahí, introducen toda suerte de elementos perversos, mediante una propaganda desarrollada, orientada a conquistar a la juventud y gentes de derechas. Los subterfugios de la manipulación y la mentira son infinitos y muy elaborados. El primero es el rechazo frontal y el ridiculizar a todo el que no acepte la ideología dominante. Y el segundo, el arruinarle la vida. Pues la «pentalogía», que se convierte en autoritaria, como todo en la existencia, se reduce a dos mandamientos: el nosotros, (los buenos) y el ellos, que son los bárbaros, culpables de todos los males. Gracias a esa conducta dogmática de exclusión, el marxismo logra imponerse. En el tótum revolútum, divide et impera.

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REDACCIÓN