22/11/2024 05:07
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Al cumplirse unos 40 años de mi incorporación al Servicio Militar, y no lo llamo obligatorio, pues servir a tu Patria no es una obligación, sino un deber, quisiera rememorar dicho servicio, y reflexionar sotto voce sobre su supresión, por parte de Aznar, precisamente. (El PP, en su papel tradicional de tontos útiles del sistema, siempre están dispuestos a hacer lo que la izquierda no se atrevería a hacer…).

Tras una fallida experiencia de hacerlo como Alférez de Complemento –había solo 800 plazas para toda España, y yo debía de ser de los más tontos, pues no superé las pruebas psicotécnicas-, y tras varias prórrogas por estudios, me incorporé al CIR Núm. 1 de Madrid, sito en Colmenar Viejo, el Día del Pilar del año 1980, creo recordar, y allí permanecí, primero los tres meses de instrucción, como recluta, hasta Jurar la Bandera Nacional, y posteriormente como soldado, prestando servicios durante un año, hasta finales de 1981, con pronunciamiento militar incluido.

Primero en la compañía de Policía Militar, haciendo más guardias que un Cetme, pues el recinto del CIR era muy grande, y había unos torreones dónde siempre había un soldado, vigilando el exterior, o incluso el interior, para evitar cualquier clase de atentado, etc., en definitiva velando por la seguridad de los casi 6.000 reclutas que se incorporaban cada Jura de Bandera.

Posteriormente, y tras dos o tres meses en ese destino, y supongo que por mis estudios, fui trasladado a la plana mayor de mando del batallón de servicios, dónde estábamos encuadrados los varios cientos de soldados que manteníamos en funcionamiento el CIR, como instructores o auxiliares de instrucción, personal de oficinas, de Correos, pues había una estafeta propia, de cocinas, de mantenimiento, etc.

 

Una auténtica ciudad, en plena sierra madrileña, con bastante frío en las noches invernales, pero no me quejo.

¿Qué aprendí en el servicio militar?:

Primero y principal, a amar más a Dios y a España.
A respetar a los mandos, y a cualquier superior, un simple cabo, en definitiva a ser responsable de tus obligaciones y actos.
A conocer a personas de toda España, muchas de ellas de extracción más humilde que la mía, o con menos posibilidades en la vida. (Bastantes asistían a clases, para obtener el graduado escolar, otros el  carnet de conducir, muchos a prepararse para cabos y cabos primeros, con la idea de dar el salto a la guardia civil y policía nacional, o incluso de reengancharse en el Ejército, etc.).
En otras palabras, el Ejército era un instrumento de promoción social, siempre con esfuerzo, que es como se consiguen las cosas importantes en la vida.

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Tras licenciarme y recibir la “blanca”, que es cómo se llama la cartilla del servicio militar, que todavía conservo como oro en paño, y ver que en el apartado de Valor me habían puesto “Se le supone”, muy correctamente le dije al capitán jefe de la oficina que me parecía algo infamante, y me dijo que como no había participado en ninguna acción de combate, pues se suponía que tenía valor, pero, obviamente no lo había acreditado.

(Espero que este artículo sirva para acreditar que estoy dispuesto a combatir contra la opinión mayoritaria en nuestra sociedad, o, por lo menos, la publicada).

Pasados unos años, Aznar suprimió de golpe el servicio militar, por razones que sigo sin conocer.

Si dentro de un tiempo tenemos una guerra con Marruecos, y es una hipótesis muy probable, ¿cuánto tardaremos en formar a los futuros soldados…?

¿O nos bajaremos los pantalones, estilo Pedro Sánchez, y les daremos todo lo que quieran, hasta la Mezquita de Córdoba, si preciso fuere?

Suprimir los tres meses de CIR, Centro de Instrucción de Reclutas, me parece un error mayúsculo, pues supone dejar a España indefensa, inerte, a los pies de los caballos.

Ahora mismo, por ejemplo, la guardia civil o la policía nacional, tienen más efectivos que el propio Ejército, reconvertido por Chacón, Bono, Robles, etc., en una especie de ONG, a la que solo habría que sacar la N de no gubernamental, pues es una agencia gubernamental, al servicio del NOM, Nuevo Orden Mundial.

El reducido Ejército español,  o lo que queda de él, está prestando servicios, en calidad de cipayos universales, creo recordar que en diecisiete países distintos, con muchos de los cuales no tenemos relación alguna, y muchos de nosotros, y yo el primero, no sabemos ni situar con nitidez en el mapamundi…

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Es decir, somos incapaces, o no queremos, cumplir con el precepto del art. 8 de la Constitución, defender la integridad territorial, impidiendo la entrada de miles y miles de extranjeros en nuestra Patria…, y en cambio ayudamos a Ucrania, a las órdenes del NOM y del  judaísmo internacional, generado la enemistad de Rusia, o regalando vehículos y armamento a nuestros “amigos” de Marruecos, que sólo espero no utilicen dentro de poco contra nosotros, o  “reconociendo” que el Sáhara Occidental es suyo, en contra de la razón histórica, de la justicia y de la ONU, con la que también nos enfrentamos, y obteniendo la enemistad de Argelia, nuestro principal proveedor de gas, que nos sube la factura energética –solo a España-, y Dios quiera que no adopte represalias todavía más graves.

A los ex compatriotas, y amigos saharauis les digo una cosa: Pedro Sánchez solo se representa a sí mismo, al partido sanchista, y la práctica totalidad de los españoles queremos el referéndum de autodeterminación, y apoyamos el funcionamiento de la República Árabe Saharaui Democrática, RASD,  primer estado africano que reconoce al español, que no castellano, como idioma oficial.

Y que utilizan nuestros libros de texto, y yo mismo he donado cajas enteras de libros de bachillerato, etc., a tal fin, por mediación de una asociación de amigos del pueblo saharaui.

Por último, pero no menos importante, si lee este artículo algún antiguo compañero, o mando, del CIR Núm.  1, y quiere ponerse en contacto conmigo, estaré encantado de atenderle como se merece, y rememorar viejos tiempos, que ya no volverán.

¡Viva España, y Viva el Ejército Español!

Autor

Ramiro Grau Morancho