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La mejor medicina es enseñarle a la gente a no necesitarla
El magnífico doctor Carlos Jaramillo se define de la siguiente manera. La clave, nutrición (eso de lo que no se habla en la corrompidas facultades de medicina). «Siempre me he interesado por aplicar un concepto de salud que vaya enfocado en un estilo de vida realmente saludable con aval científico. Como líder en Medicina Funcional y nutrición funcional para el habla hispana, busco inspirar y educar a pacientes, profesionales de la salud y público interesado en un modelo de salud que logre transformar la vida de las personas. Debemos hacer de nuestra comida una estrategia terapéutica. Con medicina funcional le enseño a cada quien a ser protagonista de su proceso de sanación». Y ahora les dejo con once reveladores puntos, desmontando con sencillez el truño. Insolubles contradicciones. «El mantra que, a partir de ahora, van a emplear los medios de comunicación de manera generalizada es el siguiente: YA SE SABÍA. Su uso será de la siguiente manera”.
El patético truqui de los PLANdémicos
1.- “Ya se sabía” que, aunque estés vacunado, puedes contagiarte. Falso, cuando empezó a promocionarse la campaña de vacunación (en su inicio) nunca dijeron esto, sino lo contrario.
2.- “Ya se sabía” que, a pesar de estar vacunado, puedes transmitir la enfermedad. También falso, jamás dijeron esto cuando comenzó la vacunación, más bien todo lo contrario (“inmunidad de grupo”)
3.- “Ya se sabía” que, aunque te vacunes, no estás libre de enfermar gravemente, ingresar en UCI o incluso fallecer. Falso, nos vendieron una eficacia del 95% pero nunca dijeron que habría gente que enfermaría gravemente o fallecería. Esto lo han ido incorporando con el tiempo, cuando se constató que la vacuna ni evitaba el contagio ni la transmisión y, para compensar, introdujeron la idea nueva de que evitabas enfermar gravemente. La frase que repitieron hasta la saciedad fue la siguiente: “Las vacunas son totalmente seguras y eficaces”.
Las “mutantes” y despollantes versiones oficiales
4.- “Ya se sabía” que el virus mutaba con cierta facilidad. Falso. La frase que reiteraron, una y otra vez, fue: “Afortunadamente, este virus no muta” y posteriormente que “ apenas lo hace”.
5.- “Ya se sabía” que las vacunas tienen ciertos riesgos. Mentira. Insistieron que eran totalmente seguras, salvo casos extraordinariamente aislados. (1/ 1 millón) Cuando aparecieron los episodios trombóticos con AZ, dijeron que ya se sabía pero que “el riesgo de tomar una aspirina o un anticonceptivo era superior a vacunarse”.
6.- “Ya se sabía” que estas vacunas, al ser experimentales y haberse autorizado por razones de urgencia, podrían ocasionar efectos adversos graves no previstos. Falso, nunca insinuaron nada parecido, todo lo contrario, que era una tecnología que llevaba desarrollándose 4 décadas y que era muy segura.
Ante la evidencia de la falsedad, introdujeron la frase: “Los beneficios superan ampliamente los riesgos”.
Chutándote y metiéndote venenosa mierda hasta el día del juicio final
7.- “Ya se sabía” que habría que incorporar nuevas y periódicas dosis de refuerzo. Radicalmente falso. Nos dieron claramente a entender que con la una única inoculación (aunque fuese mediante doble dosis) el problema estaría resuelto, especialmente al alcanzar la inmunidad de grupo, con un 60% aproximadamente de la población vacunada.
8.- “Ya se sabía” que, totalmente, la inmunidad de grupo no se puede lograr. Rotundamente mentira. Nos metieron la idea opuesta insistentemente. Una vez que el 60% no parece ser suficiente, lo elevaron al 70%, 80% o, incluso, porcentajes superiores.
9.- “Ya se sabía” que en personas con un sistema inmunitario fuerte o en personas jóvenes, las vacunas pueden dar más problemas. Nueva falsedad, jamás insinuaron lo más mínimo referente a esta idea. Lo cierto es que resulta totalmente lógico que un sistema inmunitario fuerte, propio de una persona joven, pueda resentirse gravemente con la vacuna porque lo que hace es incidir sobre este sistema inmunitario, produciendo una sobreestimulación absolutamente innecesaria, pudiendo provocar una tormenta de citoquinas y una inflamación del organismo, especialmente del corazón, en forma de pericarditis, miocarditis y otras patologías que pueden causar la muerte.
La “eficacia” de la timovacuna, no llega al 1%
10.- “Ya se sabía” que la proteína spike circulaba por el torrente sanguíneo, pudiendo depositarse en diferentes órganos del cuerpo. Radicalmente falso, lo máximo que llegaron a decir es que la proteína spike se quedaba en el músculo de la zona del pinchazo y que se eliminaba rápidamente sin crear problema alguno.
11.- “Ya se sabía” que la eficacia de las vacunas no era superior al 90%. Es otra trola impresionante puesto que todos los laboratorios han insistido, e incluso siguen haciéndolo, que su eficacia es superior al 90% e incluso que se mantiene con las variantes…
…Impecable. Y a resistir, desobedeciendo órdenes injustas, siempre. En fin.
Autor
- Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.
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