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En octubre del 2019 Vicent Reynouard publicó un pequeño libro titulado “Pourquoi Hitler était-il antisémite?”. El título en realidad contiene un error inicial, Hitler no era anti semita, aunque si anti judío, pues es un error asimilar judío a semita.
Ahora bien, hay dos temas esenciales en este libro: Primero aceptar que Hitler era anti-judío, y luego examinar (que no significa justificar, aviso al fiscal) las razones de ello.
Reynouard, que es nacionalsocialista y revisionista, indica que sería absurdo negar el rechazo que Hitler tenía sobre los judíos. Es una realidad. Tanto en su ‘Mi Lucha’ como en las leyes posteriores del III Reich existe una oposición a considerar a los judíos como alemanes y un deseo de separar al pueblo judío de Alemania. Hubo leyes claramente discriminatorias, no tiene sentido negarlo.
Pero de la misma forma que no se niega la existencia de los campos de concentración, pero hay razones en su momento histórico que llevaron su existencia y además no fueron campos de exterminio, de la misma forma no negar la discriminación a los judíos no significa que se deseara exterminarlos ni que esa aversión no tuviera ciertos motivos en su momento.
Que los motivos fueran justos o no, suficientes o no, es otra cosa, y además hay que analizarlos en ese momento histórico y en ese entorno concreto.
El tema es pues a que fue debido esta posición de Hitler y cuál era su objetivo.
1- La posición general anti judía en Alemania durante la República de Weimar.
El primer tema a analizar es que el rechazo popular a los judíos en Alemania no lo inició Hitler en absoluto, sino que era un hecho evidente tras 1918 en toda Alemania.
Sin entender esa realidad y sus razones no es posible comprender la posterior posición de Hitler.
Había fundamentalmente dos motivos que alimentaron el antijudaísmo en Alemania durante esa época:
1- La presencia masiva de judíos en las revueltas comunistas alemanas y en la República de Weimar. De 1919 a 1923 los comunistas y anarquistas efectuaron múltiples golpes de estado, incluso varios estados federales alemanes fueron temporalmente gobernados por comunistas anarquistas, que efectuaron matanzas generalizadas, siguiendo las indicaciones de la URSS donde las brutalidades y masacres eran continuas.
Para vencer esas sublevaciones tuvieron que intervenir los Cuerpos Francos alemanes.
Y resulta que la casi totalidad de los dirigentes de esas sublevaciones y del comunismo violento eran judíos. La relación de los dirigentes es clarísima, no solo Rosa Luxemburg, Kurt Eisner (Salomon Kuschovsky), Eugen Leviné, Max Levien, Tobias Axelrod, Otto Marquardt o Karl Radek (Sobelsohn) eran judíos y dirigieron esos gobiernos soviéticos en Alemania, sino que los mandos secundarios estaban llenos de judíos. Y lo mismo pasaba en la URSS.
Por tanto se percibió por parte de la población una identificación del judío con la brutalidad comunista soviética, y la posición anti alemana (apátrida) de los judíos.
Por supuesto generalizar es injusto, pero eso es algo que pasa siempre. Cuando la Revolución Francesa democrática también toda persona que tenía un título nobiliario era ya culpable. Y en la URSS todo cristiano era culpable… y podríamos dar mil ejemplos más.
2- En la República de Weimar, ya vencidas las sublevaciones comunistas, hay otra realidad: la mayoría de grandes usureros, financieros y fortunas ganadas con especulaciones en la Bolsa eran judíos. En una Alemania arruinada, con hambre y miseria, se veían las grandes fortunas especulativas de los judíos como un ejemplo de rapiña. Además, los judíos eran casi mayoría absoluta en la dirección de la decadencia moral que invadió Alemania, pornografía, prostitución, prensa, teatro y cine, arte degenerado, etc.
Judíos de Francia, USA e Inglaterra apoyaron aún más esa opresión financiera sobre el pueblo alemán.
Peor aún, todo ese dominio lo usaban en atacar lo ‘nacional’, lo ‘alemán’. Los bancos y la usura arruinaban al campesino quitándoles la tierra.
Una vez más no se debía generalizar, pero la impresión popular era esa porque había una muy excesiva presencia judía en estos temas.
Por supuesto todo ello creo reacciones anti judíos generalizadas, no ‘nazis’ en absoluto (cuando el NSDAP aun ni siquiera existía o no tenía importancia alguna), incluso en medios cristianos.
Estos hechos son reales, las consecuencias pueden ser injustas, pero no se deben negar los hechos.
Cuando se habla de la posición anti cristiana en España de las izquierdas en los años 1920’s se dice siempre que la posición de los dirigentes de la Iglesia en los graves problemas sociales eran la causa. Y es cierto en parte, aunque discutible en otra gran parte.
3- ¿Es aceptable una acción contra minorías dominantes en un pueblo?
Esta es una pregunta fundamental que no parece que haya sido meditada a fondo.
Recordemos que en la República francesa desde 1880 a 1905 (solo treinta años antes del III Reich) el gobierno democrático llevó a cabio una acción discriminatoria y de expulsión contra la Iglesia y las congregaciones religiosas.
Se las acusaba de tener excesiva influencia económica y en la educación en sus colegios, y por ese motivo oficialmente expuesto en el Parlamento (por ejemplo, el 17 de enero 1901) se fue expulsando a órdenes religiosas y requisándoles sus bienes.
Lo mismo hicieron en España con la desamortización y la expulsión de jesuitas y otras congregaciones.
Y en Paraguay la eliminación de los jesuitas es otro ejemplo, basado en su excesiva influencia.
Ha habido docenas de ejemplos en todo el mundo de tomar medidas cuando una minoría tiene un excesivo poder sobre un pueblo, o cuando dos pueblos deben convivir y sus formas de vida y actuaciones son excesivamente incompatibles.
Cuando en Argelia se logra la independencia, fueron expulsados todos los franceses (no solo los militares) y requisados sus bienes. Los judíos de Israel han hecho lo mismo con los palestinos.
Estas cuestiones son las que deben considerarse, dentro de su tiempo, o sea en los años 30’s del siglo XX, cuando se trata del plan de Hitler y el III Reich de expulsar de Alemania a los judíos. Plan que se llevó a cabo hasta la guerra de forma voluntaria, sin expulsiones, sino fomentando la marcha de los judíos, incluso pactando con los dirigentes sionistas que también deseaban crear un Estado judío fuera de Europa.
En cuanto a las actuaciones discriminatorias las hubo de dos tipos: unas destinadas a evitar la presencia judía en ciertas actividades dentro del Reich, como la finanza, educación y prensa, etc.
Y otras prohibiendo los matrimonios mixtos entre judíos y alemanes, tema que era aprobado totalmente por los dirigentes sionistas.
Las acciones digamos violentas o coercitivas solo fueron puntuales y siempre en respuesta a acciones de los judíos fuera de Alemania. La campaña de boicot contra producto alemanes que promovieron de forma pública y radical en todo el mundo los medios oficiales judíos el 24 de marzo de 1933 (solo dos meses después de la llegada al poder de Hitler) fue el detonante de acciones de boicot a productos y tiendas judías como respuesta.
Todo esto no debe implicar que se podrían haber hecho las cosas de otra forma, empezando también por los dirigentes judíos, pero al menos se deben conocer estos temas antes de hablar de que se ‘odiaba a los judíos’ sin más, como una manía psiquiátrica.
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