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Un chiste que corre por la red dice que el PSOE estuvo robando desde su fundación hasta el día de la fecha, excepto los cuarenta años del franquismo y por eso no lo perdonan. Los que llaman «corrutos» a los demás como decía Pepiño Blanco (el de las gasolineras) superan en demasía a los inculpados de corrupción, calificados de «mangantes», y de lo que ellos bautizan «derecha», ya que se arrogan el derecho de bautizar las cosas con lo peor, aplicando siempre la ley del embudo para medirlo todo, según sus intereses y en función de su sucia conciencia que era verde y la comió un burro. Los cuatro casos de corrupción de la derecha los llevan escupiendo todos los días desde hace 30 años. Caso Gürtel, Caso Púnica, Caso Malaya, y Casos Aislados. Los socialistas tienen muchos más de cuatro mil, que ocultan como manda su credo marxista con la práctica sistemática del disfraz y la mentira.
El caso ‘Juan Guerra’, nombre del hermano del vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, estalló en 1989 y supuso gran escándalo y el procesamiento del ‘número dos’ de Felipe González por cohecho, prevaricación, y delitos similares. Alfonso Guerra tuvo que dimitir, y finalmente su hermanísimo fue condenado por fraude fiscal. Esto es lo que dicen los socialistas, pero en realidad fue condenado muy levemente por delitos de cohecho, tráfico de influencias, prevaricación, malversación de fondos y usurpación de funciones (Ni tanto, usando un despacho oficial en la delegación del Gobierno de Andalucía, base de sus redes clientelares) Además del simple «fraude fiscal». Al final solo fue condenado por esto y tan levemente que no entró en la cárcel. La elevada cuantía estafada del falso secretario en su inventada red criminal, es incalculable. Pues dejó unos tentáculos que se reprodujeron hasta hace pocos años, si es que no acabaron.
Fue un caso excepcional durante la transición que apenas hubo casos de corrupción, tal que si perdurara la sombra del franquismo de apelar a la conciencia y mantener la buena voluntad. A los socialistas pronto les pasó el miedo; aún no habían descubierto que robar desde el poder salía gratis y sólo suponía perder la «superioridad moral», o la honradez de las que tanto presumieron falsamente después. (Todo era al revés como hoy) Y todo cambió cuando los Gobiernos de Felipe González comenzaron a experimentar lo que era la impunidad y comprobar que podían hacer tantos sustanciosos enjuagues sin rendir cuentas, ni que les pasara nada.
Así pues Juan Guerra fue el modelo del conseguidor, entre otras cosas, alguien que conoce de cerca los resortes políticos con los que iniciar una cadena de favores que concluye siempre con sobornos y enriquecimientos ilícitos. Pues ni tan de cerca, su hermano Alfonso le montó ilegalmente un despacho al lado del suyo como si de otro político se tratase y Juan se auto nombró Secretario y empezó a funcionar de maravilla. El pistoletazo de salida de la corrupción sistemática en Andalucía, lo dio el «Caso Guerra» El hermanito de Alfonso Guerra que decía a Felipe González al empezar, si no le echamos mala hostia no conseguiremos el poder. Y no sólo mala hostia le echó, sino hasta burla e ironía, cuando Guerra decía después: «los socialistas dejaremos España que no la conocerá ni la madre que la parió». Desde luego.
No tardó en llegar el «caso Filesa» que consistió en un montaje ideado por el Partido Socialista que no es obrero ni español, para cobrar comisiones con las que financiar su campaña electoral de 1989. Una parte de la acusación se archivó porque en el momento de los hechos la financiación irregular de partidos no estaba calificada de delito. Sin embargo la coordinadora de finanzas del PSOE, Aída Álvarez, sí fue condenada a dos años de prisión que no pisó. Después le vino el Caso AVE, que tampoco pisó, al ser condenada con su marido que trabajaba con ella. Tanto va el cántaro a la fuente…
El partido socialista se convirtió en uno de los dos partidos políticos mayoritarios de España, junto con el Partido Popular, habiendo gobernado el país durante la mayor parte del régimen constitucional iniciado en 1978, con las presidencias de Felipe González (1982-1996), José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2011) y Pedro Sánchez (2018-) que Dios sabrá cómo nos deja.
Es interesante antes de seguir con la corrupción socialista desde la transición, decir que el nacimiento del PSOE fue en una casa de citas, lo que se llamaba, casa de mala nota o fama, o al decir de los propios socialistas, casa de putas. Pero de alta categoría que funcionaba como restaurante normal amenizada con música y cantantes o «cantantas». La «broma» comienza con la fundación del partido en la Casa Labra de Madrid el 2 de mayo de 1879 por la reunión clandestina de un grupo de trabajadores e intelectuales, encabezados por el tipógrafo Pablo Iglesias -Psoe-, y una quincena más, hasta un zapatero. Después presumirían de los «cien años de honradez». Pero cabe aquí destacar el detalle de la fecha de aquella semilla del partido, hoy el cáncer de España. Era el 2 de mayo, ideal para celebrar aquella efemérides de 1808 que es la mayor batalla de España unida venciendo al invasor de Napoleón; ese 2 de mayo de 1808. Frente a este evento de unión de los españoles, se callaron todos, para dar paso a la diabólica creación que los separaría hasta hoy: creando el psoe. Costa una placa conmemorativa de la reunión secreta de Pablo Iglesias en el interior de la centenaria Casa Labra, en donde le nombraron primer criminal de la causa.
Además del detalle cronológico hay que destacar el denominador común, no de todas sus mentiras y encubrimientos que no acabaríamos nunca, sino del objeto del delito, o dinero robado, en el «Caso Juan Guerra». Como el de Roldán que se fue para el otro mundo sin devolverlo, se puede decir de cualquier otro caso; tras robar a espuertas, nadie devolvió ni cinco. Pues del cacicazgo, tráfico de influencia, favores y compra de voluntades, fincas, o medios, inmuebles, corrupción pura y dura, en detrimento irrecuperable de todos los bienes jurídicamente protegidos para poder existir la gente común. Todos se reducen y hacen cuantificables desde el vil metal. Tan vil como la vileza de autores, cómplices y encubridores del mal causado a España.
(Continuará)
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