12/05/2024 05:47
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Como Caballero Legionario, que estuve en mi amada Legión, en el IV Tercio Sahariano Alejandro Farnesio, en la Cía. 9ª de mi Xª Bandera, con Sede en la Ciudad de Villa Cisneros, han pasado 46 años de la GRAN TRAICIÓN y cada día lo recuerdo, como una Vileza de dimensiones incalculables. Pena y amargura, me producen estas imágenes, de un tesoro entregado sin dar un solo tiro, como la Traición, más Infame, deshonrosa, que jamás ha sufrido nuestra Patria, en todos sus siglos de existencia.

 

¡Quién no estuvo allí, no lo sabe! ¡Quién no quiere a la Patria, le da igual! ¡Quién, sigue arengando a ese monarca despreciable, es cómplice de esa villanía, esa ignominia, esa inmensa Traición!

 

No hay ni un solo día, que no recuerde, aquella maravillosa tierra Vendida y al Traidor que la llevó a cabo.

¡Maldito seas por toda la eternidad, tú y los que te apoyan y te veneran, rindiendo pleitesía al peor de toda la Dinastía maldita!

 

Aquellas Tropas Nómadas, montadas en sus camellos, que de dos en dos patrullaban por el interior del desierto, manteniendo la vigilancia en nuestras fronteras, con Marruecos, Mauritania y Argelia, como los mejores vigilantes, sacrificados y afanados, que pasaban un mes, sin volver a su cuartel de origen, para repostar alimentos, manteniéndose, con sus dátiles y el agua que conseguían en pozos profundos o en algún lejano e idílico Oasis, en dónde repostaban y cogían fuerzas.

 

Aquella Policía Territorial, de miembros saharauis, con oficiales peninsulares y suboficiales saharauis y españoles nacidos fuera del Sahara. Aquella Policía de fronteras, con sus diversos cuarteles, que motorizados con los Land Rover, los cortos y los largos, fabricados en España, en la Ciudad de Linares (Jaén), patrullaban por sus extensas Zonas desérticas, contactando con otras unidades.

 

Aquellas marchas de 15 días, bien organizadas, con los pertrechos necesarios, con nuestras cocinas y la intendencia necesaria, con los Cuerpos de Ingenieros, Zapadores, Sanidad, …, que nuestros dos Tercios saharianos, hacían a través del desierto, con maniobras tácticas, a veces compartidas, con miembros de la COE 102, los Paracaidistas y otros grupos militares, para ver quiénes conseguían sus objetivos y ganaban esa Batalla Táctica.

 

Aquellas marchas interminables, por el desierto, con el cuerpo sudado y lleno de arena, con nuestra gorra verde, con visera, nuestra siroquera (pañuelo) y nuestras gafas para poder ver, cuando el aire del siroco arrastraba la arena, nos cegaba y nos cubría de ella. Y solo a los 15 o 20 días, una vez que llegábamos al acuartelamiento, nos podíamos pegar una ducha, para quitarnos la arena, que hasta dentro de los oídos llevábamos, con una total limpieza relajante.

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Aquellas decenas de magníficos Cuarteles, bien equipados, con todos los servicios, con todo el equipamiento, que dejamos íntegros a los enemigos, sin previamente dinamitarlos, como era la idea de La Legión, pero que fue rechazada por el mismo Traidor y Perjuro que entregó nuestra amada tierra, con una extensión de: 266.000 km2., la mitad del Territorio actual, que de momento nos queda.

 

Aquella tierra, en la que abandonamos la mina más importante del mundo de Fosfatos, tierra con enormes posibilidades de petróleo, de minas de pirita, de oro, de…. Con el mayor y más rico caladero y banco de peces, en el mundo.

Aquella provincia española la número 53 de España, aquella que tenía en los saharauis, representación parlamentaria, como una provincia más.

 

Aquella civilización de españoles saharauis, que confiaban en nuestras autoridades, nuestros generosos amigos, a los que íbamos a saludar a sus Jaimas y nos ofrecían, sus humildes aposentos, nos trataban como hermanos, con su esposas amables, sus hijos, sus padres y abuelos, todos reclinados en el suelo, alrededor de una mesa baja, rodeados de cojines, ofreciéndonos el té, con la clásica y tradicional ceremonia. Un trato, que era propio de una fusión de familia, pues todos éramos españoles y con orgullo de serlo.

 

Allí, en nuestro Sahara Occidental vendido a cambio de una Corona y de un reinado apoyado por los Gringos, con el judío-masón, Henry Kissinger, un engendro diabólico, que siempre ha odiado a España y que aún sigue viviendo a sus 98 años, después de haber sido el criminal intelectual de nuestro gran Almirante y Presidente del Gobierno D. Luis Carrero Blanco, al que negó que tuviéramos posesión de la Energía Nuclear, pues nos temían y sobre todo los Gringos.

¡Cómo me duele en el Alma, esa vileza e ignominia, de nuestra tierra perdida!

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¡Cómo me duele en el Alma, que nuestros Generales obedecieran las órdenes de retirada, con cobardía, cuando con las Tropas que disponíamos, nos hubiéramos hecho con Marruecos en no más de 15 días!

 

¡Cómo me duele en el Alma, que el traidor no fuera detenido, despojado de la Corona que Franco le puso en su miserable cabeza, haberle formado Consejo de Guerra y haberle puesto ante un pelotón de fusilamiento, de espaldas, como se hace con los Cobardes, por: ALTA TRAICIÓN A LA PATRIA!

 

¡Cómo me duele que el General Invicto, cometiera, tan gravísimo error, al implantar y coronar a tan despreciable individuo, saltándose al Legítimo Rey D. Alfonso de Borbón, cuyo padre fue obligado a renunciar al Trono, por aquello de quedar sordo a los 4 años, con una mala intervención, pero era más inteligente que todos los que le obligaron hacerlo, incluido su padre, el Traidor que huyó para salvar su culo y su hermano, que quiso ser Rey, suplicó a Franco, para que fuera él elegido, en lugar de su hemofílico y crápula hijo. Y al final el tal Juan de Borbón, fue Rey, Juan III, por nombramiento de un prepotente periodista, muy apegado a él, que no a su hijo, un tal Luis María Ansón, otro antifranquista, que dirigió el ABC, inventó el diario La Razón y siempre reivindicó la figura del tal «Don Juan», para mí Juanito y ya es mucho.

 

¡Eso ocurrió con el Rey, nombrado por la desgracia de Franco, pero no temáis, pueblo cobarde, que ahora, también perderemos las Islas Canarias, Ceuta y Melilla, con su hijo Coronado y echado en brazos del Comunismo Criminal!

¡Qué asco de pueblo, me da verdadero asco pertenecer a este pueblo actual, que se arrastra como sabandija y pastorea con sus gran lana, como un pueblo esclavo, sumiso, sin virilidad, sin principios, sin dignidad!