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Versión oficial del coronatimo. Acrobacia zoonótica, transferencia patógena entre especies. Insalubre mercadillo donde alguien se jala una sopa de murciélago. Bichito traspasado. Jamás supimos quién fue el paciente cero. Desde ese momento, da comienzo el trance colectivo y planetario.

Todo hechizo requiere una mínima ayuda o justificación o coartada científica para otorgarle cierta verosimilitud. A Novel Coronavirus from Patients with Pneumonia in China, 2019, de Na Zhu y cía. Todo estudio posterior- y por supuesto la Organización Mafiosa de la Salud- remite a él. Por ejemplo, con la secuencia genética de ARN obtenida se «fabrican» las fraudulentas PCRs.

El SARS- CoV-2 continúa sin ser aislado ni secuenciado

El estudio Un Nuevo Coronavirus Aislado de Pacientes con Neumonía en China, 2019 no demuestra en ningún momento la existencia de un nuevo coronavirus. Postula, sugiere, propone, infiere la existencia del SARS- CoV-2, supuesto causante de la presunta covid-19. Postular, sugerir, proponer o inferir no es demostrar. Hocicando en el territorio de lo puramente especulativo, su teoría propuesta no deviene ley universal empíricamente comprobable. En todo momento y en todo lugar.

El virus, bautizado al inicio como 2019-nCoV, jamás fue aislado. Sin aislamiento vírico no puede continuarse con la posterior purificación y secuenciación. El estudio, leyéndolo detenidamente, adolece de una pavorosa ausencia de rigor científico. Se utiliza una metodología científica profundamente averiada y defectuosa.

Tres pasos, tres fraudes

En el estudio Un Nuevo Coronavirus Aislado de Pacientes con Neumonía en China, 2019 se dieron tres pasos esenciales. Uno. La identificación de antígenos del virus en muestras pulmonares de pacientes, por inmunohistoquímica. Dos. La localización de anticuerpos de tipo IgG e IgM en dos instantes diferentes para demostrar la metamorfosis serológica. Tres. La reproducción de la enfermedad en modelos experimentales (monos), no en personas. Tres pasos, tres traspiés.

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Violadores de los Postulados de Koch

Como ya dijimos, admitido por los mismos redactores, violaron de forma flagrante los Postulados de Koch, exigibles y necesario para confirmar la etiología, sus veraces causalidades, de un supuesto patógeno.

– El primer postulado: el agente patógeno debe estar presente en los animales o humanos enfermos y ausente en los sanos. La primera en la frente: solo se realizó el estudio con pacientes enfermos.

– Por supuesto, el segundo: el agente patógeno nunca fue purificado mediante un cultivo con el virus aislado.

– El postulado tercero, saltado a la torera, con un par: tenían que haber inoculado el fantasmal virus en pacientes humanos sanos, no en simios, y comprobar si generaba enfermedad. No lo hicieron.

– Y el cuarto, pasaron de él, obvio, para qué perder el tiempo, ya que se exige el aislamiento vírico que nunca se produjo.

Estudio marrullero y tramposo

Pero el estudio, además de vulnerar estos imprescindibles protocolos científicos, rebosa artimaña, engaño y treta. Meollo y quid del asunto: se extrajeron fluidos pulmonares entremezclándolos con un paciente con cáncer de pulmón y con un riñón de mono. Algo chapucero el asunto. Lo dramático es que los resultados, trabajando con células cancerígenas, derrapan espectacularmente.

Las células cancerígenas segregan exosomas, grosso modo vesículas extracelulares prácticamente idénticas a los virus. Exosomas engendrados por nuestras células cuando se hallan enormemente estresadas debido a la general presencia de deletéreas sustancias ambientales o infecciones varias. Si el asunto de la 5-G hormiguea por aquí pertenece a la pura especulación. Pero la absoluta semejante entre virus y exosoma es un dato empíricamente verificable.

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Pues he ahí el origen «científico» del truño.

Y los muertos, ¿cuántos, de que murieron?

Luego, ya saben, el empezose del acabose. O el acabose del empezose. Comienza a rular el jari. La apabullante bola de nieve. Pretextos sanitarios, objetivos políticos. Lejos de tomarse decisiones sanitarias – éstas siempre fueron y son absurdas, incongruentes, sin sentido ni justificación alguna-, las medidas casi siempre fueron policiales y militares: absoluto control mental y social. Presente y futuro.

Si no existe al virus, entonces, ¿los muertos? Mañana, gélidas cifras. En fin.

Autor

Luys Coleto
Luys Coleto
Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.