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«Carlos Ureña Jiménez-Coronado» nació en Madrid en 1897, provenía de una familia de la pequeña burguesía siendo gerente de una tienda de venta de pianos y gramolas en la Calle Prim nº 1, negocio familiar propiedad de su tía.
Carlos, con anterioridad a 1933, había militado en las juventudes de Acción Popular, hasta que el 29 de octubre asiste al Teatro de la Comedia y después de oír a «José Antonio», solicita su inmediato ingreso en la naciente Falange.
Amigo personal de Fernando (hermano de José Antonio), Carlos Ureña entra a formar parte de las milicias falangistas, y a partir de la expulsión de los monárquicos Ansaldo y Groizard, asume el mando de la «Tercera Centuria» de la ya reorganizada Primera Línea de Milicias madrileña.
No podemos olvidar que cuando José Antonio decide separar de la Falange a los militares y monárquicos derechistas que venían llevando el control de las milicias falangistas (la llamada «Falange de la Sangre»), a pesar de su íntima amistad con Ansaldo y con otros dirigentes, la milicia madrileña quedó totalmente desarticulada, cerca de cuatro Centurias se fueron con Ansaldo al nuevo partido de Calvo Sotelo, y solo quedaron un puñado de estudiantes del SEU.
Es en ese momento cuando José Antonio decide tomar el control personal de la «Primera Línea», nombrando lugarteniente nacional de la misma a «Luís Aguilar», y Jefe de la Primera Línea madrileña a «Agustín Aznar», forjando una nueva milicia absolutamente comprometida con la jefatura nacional y formada casi en exclusiva por jóvenes universitarios.
Es entonces cuando Carlos Ureña, que ya había demostrado su bravura y dotes de mando, es nombrado Jefe de la Tercera Centuria de la Primera Línea madrileña, interviniendo en innumerables enfrentamientos con militantes socialistas y comunistas e incluso participando de forma personal, en el mes de mayo del 36, en una represalia por la muerte de un camarada, acción de castigo que ocasionó varias bajas en las filas marxistas.
A pesar de todo, Carlos logró mantener la libertad durante los meses de la primavera trágica del 36, cuando la mayoría de los mandos y dirigentes falangistas fueron detenidos, siendo Ureña uno de los principales pilares de la lucha prebélica en las calles madrileñas.
El 19 de julio de 1936, a Carlos, como Jefe de la Tercera Centuria, le llega la orden de sublevarse y entrar en el «Cuartel de la Montaña» de Madrid, logrando agrupar bajo su mando a bastantes camaradas de su Centuria.
Después de una lucha estéril, y ante las dudas y falta de voluntad de combate del General Fanjul, y al conocer que van a rendir el Cuartel, Ureña junto con otros Jefes falangistas ordenan que los camaradas salten por la parte trasera en dirección a la Estación del Norte, decisión gracias a la cual salvaron la vida un gran número de falangistas.
Carlos escapó a pesar de estar herido, y logró llegar al domicilio de un familiar en el que estuvo escondido curándose de las heridas durante varios meses.
Al restablecerse, entró en contacto con los primeros grupos de camaradas que estaban formando la Falange clandestina o también llamada «Quinta Columna», pero toda vez que era demasiado conocido por su activa militancia, se decidió que siguiera oculto, ya que su vida corría grave peligro pues podía ser identificado con suma facilidad en cualquier momento.
Ureña siguió escondido pasando de un domicilio a otro, hasta que el 22 de marzo de 1938 es detenido por agentes del SIM, en la calle García de Paredes 66.
De inmediato le acusan de «ser un Jefe de Centuria de la Falange madrileña, de ser amigo de la familia Primo de Rivera, ser escolta de José Antonio, y de haber disparado contra un grupo de comunistas en un bar de la C/ Torrijos causando varios muertos y heridos.»
Igualmente, le interrogan sobre su participación en las campañas de propaganda de febrero del 36, acusándole de proteger con gente armada a los falangistas que iban pegando carteles electorales.
En la ficha personal que tenía el SIM de Carlos Ureña constaba una anotación de «posiblemente haber sido fusilado en los primeros días de la guerra», e igualmente que pagaba una cuota a Acción Popular, y que era un peligroso militante fascista.
Carlos presta declaración ante agentes del SIM y después ante el Juzgado, y como es obvio, niega su militancia falangista, si bien reconoce ser amigo de José Antonio y de su hermano Fernando y de otros dirigentes de la Falange, su honor personal le impedía desvincularse totalmente de las acusaciones.
Como habían pasado las primeras matanzas indiscriminadas, y la justicia roja por imperativo de sus dirigentes se había camuflado de forma pseudolegal, Carlos tiene la posibilidad de presentar pruebas en su defensa, y a tal efecto consigue un certificado del partido «Izquierda Republicana», donde consta como afiliado al mismo una persona llamada Ureña Jiménez (que en realidad era su hermano).
Igualmente, y más importante que lo anterior, consigue otro certificado de la «Agrupación Socialista de Torrelodones», donde se hace constar que antes de la guerra Carlos Ureña había permitido que unas «colonias socialistas de niños», que acampaban al lado de la finca familiar, fueran abastecidas de agua en forma gratuita por la intervención de Carlos, manifestando en la misma certificación que era persona de buena conducta y afecta al régimen republicano, sin que se le conociera ningún tipo de militancia derechista.
Gracias a estos dos certificados, Carlos Ureña preso entonces en la Cárcel de Porlier, logra salvar la vida, y ello a pesar de que el Juicio contra el mismo siguió su curso, imputándole el Tribunal Popular nº 2 los delitos de «auxilio a la rebelión» y «desafección al régimen».
Al finalizar la Guerra Civil, Carlos Ureña ocupó la Jefatura del distrito madrileño de «La Inclusa», y también fue nombrado Jefe de la Inspección de Milicias de Madrid.
Ureña falleció en Madrid en 1971.
Sin lugar a dudas, Carlos Ureña fue uno de los más combativos y eficaces Jefes de la Primera Línea madrileña, que logró salvar su vida, a pesar de estar acusado de la muerte de varios milicianos marxistas antes de la Guerra.
 
 
 
(Foto inedita de Carlos Ureña, del archivo de los Guardianes de la Memoria Azul )
 
 
 

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REDACCIÓN