Nieto
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Hay algo terriblemente vergonzante en esta izquierda con olor a porro y rastas de piojo fecundo, algo aún peor que su repugnante raíz ideológica. Me refiero a su inclinación natural a crear conflictos. La izquierda, que siempre presumió de ofrecer soluciones a los problemas de «los trabajadores», ha sucumbido a su propia incapacidad y se ha instalado en un conflicto permanente, con razón y casi siempre sin razón; un conflicto cuya única intención es seguir existiendo políticamente.
Porque la política, no lo olvidemos, tiene su razón de ser en cuanto es capaz de ofrecer soluciones y alternativas. De nada sirve la política cuando es retórica y fútil, cuando se dedica a mirarse el ombligo y a engatusarse con su propia naturaleza. La política debe ser necesariamente útil, tener una vocación pragmática, o de lo contrario deviene inevitablemente en un sainete prescindible.
La ministra de Asuntos Sociales, Ione Belarra, decidió acudir sin sujetador a un acto público este pasado fin de semana, y ocurrió que, al verse algunas fotografías de prensa (en el guirigay diario de las redes sociales) alguien le hizo notar su falta de pudor en el vestir. Belarra reaccionó airadamente, como es habitual en los dirigentes podemitas, acusando a quienes criticaban su falta de decoro de «machistas». Nada hay ya que escape a esa acusación cuando se critica algo en una mujer.
Belarra, y la tropa marxista que sigue viviendo de alimentar conflictos imaginarios, no entiende algo que nuestras madres y abuelas sabían desde niñas. Es más, era tan sencillo que incluso también lo entendían así nuestros padres y abuelos. Hay una exigencia de decoro en el vestir, y mucho más aún cuando se tiene un cargo público. Ir a un acto político no puede ser igual que ir a bañarse a un pantano. No es igual, nunca lo ha sido, y nunca lo será.
Ni Belarra, ni Montero, ni la célebre «Pam» tienen nivel político suficiente para estar en un Gobierno. La excarcelación de violadores gracias a la demencial ley de «sólo sí es sí» es la prueba evidente; pero no sólo por eso. También por su absoluta incapacidad para entender el fundamento de la política, que no consiste en crear, sino en apagar conflictos; que no consiste en originar, sino en solventar problemas.
Belarra puede, en su vida particular, vestir como le parezca, e ir haciendo el ridículo por las cafeterías y teatros, dando una penosa imagen personal. Pero una ministra tiene la obligación institucional de ir correctamente vestida cuando participa en un acto público, da igual que sea gubernamental o de partido. Si es ministra, debe comportarse como ministra, incluso aunque sea una ministra de Podemos. No es machismo, Sra. Belarra, no; es decoro, sentido del pudor y buena educación.
Autor
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Nació en Madrid en 1975. Es Doctor en Periodismo por la Universidad San Pablo CEU. Ha dedicado casi toda su vida profesional a la radio, primero en Radio España y desde 2001 en Radio Inter, donde dirige y presenta distintos programas e informativos, entre ellos "Micrófono Abierto", los Domingos a las 8,30 horas. Ha dirigido la versión digital del Diario Ya y es columnista habitual de ÑTV en Internet. Ha publicado los libros "España no se vota" y "Defender la Verdad", "Sin miedo a nada ni a nadie", "Autopsia al periodismo". Esta casado y tiene un hijo.
No pretendo defender a esta individua, pero ir sin sujetador no es faltar al pudor. Personalmente, el sujetador siempre me ha parecido un invento absurdo, y creo que la mujer no está obligada a llevarlo.
La tia esta es un rato fea de modo que se hace valorar poniendo sus tetas en plan torero.
Sola, borracha, con los pitones en punta y diciendo memeces, eso es la ministro del gobierno del reino de España
¿Y dice vd que a esto se le llama democracia?
Mugre del barrio de las latas y poco mas
Pues no lo lleva oiga
Para los hombres mejor
HABRÁ QUE METERLAS MANO
Por si las moscas, yo soy un hombre. Y es mejor que las mujeres no lo lleven.