12/11/2024 20:44

Estos días estamos siendo testigos de momentos de gravísima angustia vividos por una parte de nuestros compatriotas, especialmente los residentes en partes de la querida Comunidad valenciana que han visto, inermes, como la vida, tal cual la conocían hasta aquel momento, se la llevaba por delante una riada infernal, dejando a su paso muerte, dolor y ruina.

Vivimos en una España en la que no funciona nada. La red de carreteras, aquellas que son gratuitas, está hecha un desastre, pudiendo malamente circular por ellas. Los trenes no funcionan. Se invierte en ferrocarriles sin siquiera tomar la precaución de conocer el gálibo de los túneles y, en función de ello, adquirir el nuevo material. No se construyen viviendas sociales capaces de atender la gran demanda existente. La mayoría no quiere trabajar ni oír hablar de ello, satisfechos con la paguita que reciben que les da para vaguear y, de paso, para que el político de turno asegure la poltrona, merced a los votos de los subsidiados.

Las Instituciones están manejadas por amiguetes o correligionarios que siguen, al pie de la letra, los dictados del sátrapa que manda, perpetuando  fielmente aquel postulado del que se mueve no sale en la foto.

Los medios de comunicación, esos que llaman libres y objetivos, a cada paso están más controlados por el gobierno gracias a las ingentes cantidades del dinero de todos con los que son financiadas.

La juventud está totalmente alienada más preocupada por celebrar el “jalogüin”, disfrazándose al más rancio y estúpido estilo de yankilandia, que de los serios problemas por los que atraviesa la Patria, algo que, a lo que se ve, no les preocupa lo más mínimo mientras haya conciertos a los que asistir, “jalogüines” para vestirse de monas y terracitas en las que sentarse para tomar una cañita.

Y ahora nos encontramos con una situación de auténtica emergencia nacional para la que el gobierno sociata no ha sabido ni ha querido tomar las medidas urgentes y necesarias para paliar o, al menos, minimizar los daños habidos.

Me pregunto si los valencianos afectados por las lluvias torrenciales que se han quedado sin nada de lo que tenían, incluso sin vivienda, y que llevan pagando impuestos toda la vida, van a recibir el mismo trato que reciben todos esos indocumentados que cruzan ilegalmente, cada día, nuestras fronteras y que, al pisar suelo español, son alojados en hoteles, algunos de hasta cuatro estrellas, sin saber siquiera de dónde vienen ni a qué vienen.

Pero no hay problema, a los nuestros, como sucedió en Lorca cuando el terremoto o en La Palma cuando el volcán, se les alojará hacinados en polideportivos, en contenedores o en otros espacios de fortuna.

Entonces, ¿para qué coño pagamos los impuestos? Ya que el hecho de pagarlos de forma abusiva para mantener vagos no nos produce beneficio alguno con relación a otros que no pagan ni un euro.

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Y otra cosa que me gustaría saber, aunque dudo mucho que salga a la luz: ¿ quiénes son los más de ochenta detenidos por delitos de pillaje? Convendría conocer, hasta donde se pueda, su identidad ya que a lo mejor nos llevamos una sorpresa.

Y una cosa más, ¿por qué a todos estos que estamos pagando y alimentando, venidos de fuera de nuestras fronteras, no los ponemos a trabajar en la reconstrucción de las zonas afectadas? Al menos aportarían su granito de arena en la tierra que les está dando de comer.

También me pregunto por qué no se permitió, desde un primer momento, a las Fuerzas Armadas y a las de Seguridad de Estado sumarse a las tareas de recuperación y protección de las zonas objeto de devastación. ¿Qué pintamos nosotros en no se qué flanco este o en el Báltico y, sin embargo, no estamos donde deberíamos estar? Esperemos que el día que el moro sátrapa pretenda tomar Ceuta o Melilla, esos mismos que llamamos aliados acudan en masa a defender nuestros intereses.

Termino. Me dio asco escuchar, el otro día, a una de estas malnacidas de la maldita podemía poner el grito en el cielo porque Amancio Ortega destinó un dinero para ayudar a la Comunidad valenciana. Es el colmo que estas muertas de hambre, indocumentadas, sectarias y miserables se atrevan a decir ni una sola palabra. Lo que tendrías que hacer, payasa, tú y tu tropilla de miserables era destinar el sueldo inmerecido que cobráis, sin otro mérito que ser amiguitas del macho alfa, a ayudar a quien lo necesita. Déjate de demagogia barata que ya se os ha visto el plumero en demasiadas ocasiones y nadie se cree vuestras mentiras y, de paso, ponte a trabajar en algo que no sea enfangar más nuestra Patria.

A pagar a esta gentuza, sin preparación alguna, sin otros méritos que los ya sabidos, dedicamos una parte de nuestros impuestos al igual que para mantener a toda esa pléyade de antiespañoles que ocupan las Instituciones, con los sociatas a la cabeza.

Pagar impuestos, ¿para qué?

Eugenio Fernández Barallobre

@ceciarmy

El Xokas donará 5000 platos sin que pasen por Hacienda

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Autor

Eugenio Fernández Barallobre
Eugenio Fernández Barallobre
José Eugenio Fernández Barallobre, español, nacido en La Coruña. Se formó en las filas de la Organización Juvenil Española, en la que se mantuvo hasta su pase a la Guardia de Franco. En 1973 fue elegido Consejero Local del Movimiento de La Coruña, por el tercio de cabezas de familia, y tras la legalización de los partidos políticos, militó en Falange Española y de las J.O.N.S.

Abandonó la actividad política para ingresar, en 1978, en el entonces Cuerpo General de Policía, recibiendo el despacho de Inspector del Cuerpo Superior de Policía en 1979, prestando servicios en la Policía Española hasta su pase a la situación de retirado.

Es Alférez R.H. del Cuerpo de Infantería de Marina y Diplomado en Criminología por la Universidad de Santiago de Compostela.Está en posesión de varias condecoraciones policiales, militares y civiles y de la "F" roja al mérito en el servicio de la Organización Juvenil Española.

Fundador de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña, del Museo Policial de la J.S. de Policía de Galicia y de la Orden de la Placa y el Mérito de Estudios Históricos de la Policía Española.

Premio de narrativa "Fernando Arenas Quintela" 2022

Publicaciones:
"El Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII. 1908-1931" (Fundación Policía Española)

"La uniformidad del Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII 1887-1931 (LC Ediciones 2019)

"Catálogo del Museo Policial de La Coruña". Tres ediciones (2008, 2014 y 2022)

"Historia de la Policía Nacional" (La Esfera de los Libros 2021).

"El Cuerpo de la Policía Armada y de Tráfico 1941-1959" (SND Editores. Madrid 2022).

"Policía y ciudad. La Policía Gubernativa en La Coruña (1908-1931)" (en preparación).


Otras publicaciones:

"Tiempos de amor y muerte. El Infierno de Igueriben". LC Ediciones (2018)

"Historias de Marineda. Aquella Coruña que yo conocí". Publicaciones Librería Arenas (2019).

"El sueño de nuestra noche de San Juan. Historia de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña". Asociación de Meigas (2019).

"Las Meigas. Leyendas y tradiciones de la noche de San Juan". Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña (2011).

"Nuevas historias de Marineda. Mi Coruña en el recuerdo". Publicaciones Arenas (2022). Ganadora del premio de ensayo y narrativa "Fernando Arenas Quintela 2022".
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Lucrecia Valle

ALGUN DIA LO VEREMOS, CON LA CARCEL, LA MUERTE, O UNA ENFERMEDAD INCURABLE, LLEVA A SUS ESPALDAS CIENTOS DE MUERTOS, NEGOCIACIONES CON CRIMINALES, ES UN SER ABOMINABLE.

CUANDO AL DIABLO YA NO LE VALE SE LO LLEVA PRONTO.

Hakenkreuz

¿Que para qué sirven los impuestos?

Dejando aparte que ROBAR es y ha sido siempre pecado mortal y que ningún ladrón heredará el Reino de Dios, por mucho que el papa, los teólogos y los obispos digan lo contrario por miedo al poder político y aunque haga carcajear (cada vez menos, ya le ven las orejas al lobo con tanta muerte circundante) ya sea a ateos de derecha, centro, izquierda, diagonal, veletas, firmes o tibios, todos ellos demócratas (de la democracia popular de Stalin o la liberal conservadora de Washington, da igual, ambas ateas y materialistas), los IMPUESTOS han servido siempre para:

1) Comprar voluntades a lo largo de toda la historia (ejércitos, mercenarios, soldados, voluntades, nobles, aristócratas, aliados en una guerra, voluntarios, voluntaristas, afiliados, jueces, fiscales, abogados, burócratas o funcionarios, periodistas, medios de «comunicación», conspiradores, espías, «científicos», etc.).

En las democracias, el voto se compra, como el cliente a la prostituta, no es mayoritariamente «ideológico», ni por fidelidad a «principios» o «creencias» (la inmensa mayoría sana sabe que todo político tiene por profesión la de satanás, mentir sin descanso), ni por fe en el candidato (idolatría) como si fuera Dios mismo o uno de sus profetas o santos (es justo lo contrario, un anticristo, un falso profeta, sea del signo que sea. Y ojo a dejarse engañar por él. Léase el Génesis capítulo 3 para convencerse de la insensatez de creer en quien miente por oposición a creer en Dios y las horribles consecuencias que para toda la humanidad puede acarrear tal conducta insensata. Es una auténtica locura extrema dejarse seducir con quien miente. El que vota tiene el mismo derecho a quejarse que Eva después de su caída ante Dios. Solo se debe creer en la Verdad revelada, que es Cristo. Otra cosa es una forma de acarrearse la condenación eterna). En la democracia no prima la caridad, siempre desinteresada, sino justo lo contrario, el puro interés material y materialista cerril y ateo, aunque los propios votantes lo nieguen una y otra vez con mentira descarada que ni ellos mismos se creen. Los votantes tendrán que asumir su responsabilidad eterna ante Dios Nuestro Señor por refrendar con su voto el sistema democrático con todos sus crímenes incontables.

Considérese con profundidad por qué se acusaba al Señor de comer no con una lista interminable de pecadores según el pecado que cometían, no, sino particularmente con publicanos y prostitutas. Unos roban por conveniencia, otros viven del botín robado (plato de lentejas de Esaú o treinta monedas de plata del Iscariote, a elegir), ni uno ni otro atienden a la llamada de conversión con arrepentimiento, penitencia y cambio radical de vida con la ayuda imprescindible de la gracia de Dios impartida en los santos sacramentos, y dejan pasar sus vidas inútiles en vano ignorantes del santo temor de Dios ante el que todos tendremos que responder por nuestra conducta en Justo Juicio y con consecuencias eternas.

2) Financiar la insaciable concupiscencia de poder de los políticos (similar a la exhibida por satanás en el desierto con su tercera tentación: «todo esto te daré si postrándote ante mí me adoras»). El Señor fue muy claro: el que quiera ser primero sea vuestro esclavo, pues del mismo modo sirvió el Señor a la Redención y Salvación de todos los hombres, vino a servir y no ser servido (como los políticos se sirven del voto de los que han sucumbido a su seducción o han sido comprados), por todo ello, solo los santos y santas deben detentar el poder en toda nación de la tierra, porque solo ellos son los elegidos de Dios. Y los santos han de ser primicia de poder en la Santa Iglesia Católica Apostólica, sal del mundo y luz de la tierra. La Iglesia debe ser la primera en dar ejemplo de fidelidad a Cristo y no al mundo y su política, ha de arrancar la cizaña política de sus entrañas y arrojarla al fuego por muy duro que sea el proceso y entregar la sucesión de San Pedro y la apostólica a los santos, los elegidos de Dios como elegidos de Dios fueron los pescadores de Galilea (no elegidos de los hombres, sino de Dios mismo).

Es sabido que la presión fiscal ha destruido imperios, reinos, principados, naciones, ha traído guerras sangrientas, revoluciones de odio, división y acabará por estrangular la democracia sea del tipo que sea en una orgía de autodestrucción si no hay milagrosa enmienda generalizada. No se puede admitir por más tiempo que los que defienden los impuestos son gente «sabia». Son necios, muy necios, extremadamente necios anticristos y, lo peor, peligrosos para la salvación de las almas, pues tratan de engañar afirmando que «los impuestos están para el bien común» o sandeces por el estilo para tratar de autojustificarse cual luteranos o calvinistas. No hay engaño mayor que el que viene de los siervos del padre de la mentira. Si las naciones, reinos, repúblicas o estados necesitan recursos, que obviamente sí, deben ser recursos donados (conforme a la Caridad cristiana a la que todos estamos obligados si queremos que Dios se apiade de nosotros por los méritos infinitos de su Pasión, Muerte y Resurrección gloriosas) por todos y cada uno (de modo agregado) de los miembros de la población en función de su capacidad y conciencia, pero nunca de recursos robados con imposición (robar es ofender gravísimamente a Dios, haga quien lo haga, emperador, rey, príncipe, República, Monarquía, «Estado de derecho», democracia popular, democracia liberal, democracia falaz de «todos los hombres son creados iguales» menos…, hacienda pública, seguridad social. Si la fe se propone, la democracia NO se impone, ni la democracia ni ningún otro régimen mundano, ni internacional, ni nacional, ni regional, ni localmente. La Ley está para hacerla cumplir y no para abolirla. Y no hay, ni debe haber otra Ley que la Ley de Dios). Si se sigue robando con impuestos, además alegando la ley democrática o la que sea, se está dando vía libre a cualquier tipo de tiranía y dictadura. ¿Defender la libertad y al mismo tiempo los impuestos? Cosa de judíos hipócritas fariseos o de herejes protestantes, anglicanos, etc., no de fieles a Cristo.

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