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Estas preciosas palmeras que en nuestras latitudes se cultivan en interior son originarias de Madagascar. Una isla en la que crecen de manera silvestre creando imponentes ejemplares de una altura más que considerable.
Lógicamente, no conseguiremos crear esta selva tan espectacular en casa. Pero, con los cuidados adecuados, sí es importante saber que nuestra areca puede alcanzar los dos metros de altura. Unas dimensiones más que considerables que obligan a buscarle el emplazamiento adecuado.
CUIDADOS DE LA ARECA FUNDAMENTALES EN SU CULTIVO
En líneas generales, los cuidados de la areca no son complicados. Sin embargo, sí hay que tener algo en cuenta. Su procedencia es absolutamente tropical, por lo que solo podremos sacarla adelante si somos capaces de recrear en nuestra casa unas condiciones muy específicas.
Luz, el primero de los cuidados de la areca a vigilar de cerca
Es, de hecho, uno de los cuidados de la areca que más sorprende. Dado que su procedencia es tropical, podríamos pensar que necesita muchísimo sol. Y sí… pero no. La areca puede estar a pleno sol, pero no es su lugar idóneo. De exponerla a luz directa, es probable que sus hojas se quemen.
Evitarlo sin comprometer su salud pasa por proporcionarle un espacio suma
mente luminoso. Es más: podemos cultivarla sin inconvenientes en semisombra.
Temperatura, un aspecto clave en su cultivo
Probablemente, uno de los cuidados de la areca que debemos controlar de cerca. Porque en este caso, los orígenes tropicales de esta planta sí pueden jugarnos malas pasadas. Hablamos de una palmera friolera, por lo que su temperatura ideal está entre los 18 y los 25 grados. Es más: nunca podremos exponerla a menos de 15 grados a menos que queramos comprometer su vida.
Riego, el más exigente de sus cuidados
La areca es una planta tropical y, como tal, necesita contar con un sustrato que siempre esté ligeramente húmedo. Por eso es importante llevar a cabo riegos abundantes y regulares.
Durante los meses de calor, lo ideal es regarla cada dos o tres días. Sin embargo, con la llegada del invierno reduciremos drásticamente la pauta de riego.
Humedad ambiental, un imprescindible
Sucede como con el riego: es una de sus exigencias tropicales. La areca demanda un ambiente con una elevada humedad ambiental que tendremos que darle forzosamente para que no enferme. Y nada como comprender un detalle importante: la areca transpira a través de sus hojas.
Abonado, otro de los cuidados de la areca más exigentes
Esa transpiración a través de sus hojas hace que la areca sea exigente en lo que respecta a los nutrientes. Añadido, su capacidad de limpiar el aire incrementa todavía más esta demanda.
Por todo ello y para mantener su verde característico, es importante fertilizar en los meses de primavera y verano una vez al mes con un abono para palmeras o plantas tropicales.
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