18/05/2024 04:26
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Cuánto de nauseabundo puede existir detrás de una marca que sólo verla en el lineal del supermercado ahuyente la intención de comprar uno de sus productos. Como PepsiCo que llevada por esa infame ola de la patochada de moda contrata a un esperpento que presumió de violar a una prima pequeña. Uno de esos adefesios recompuestos con saña por la vil naturaleza de la informidad que se transmutan en espeluznantes monstruos amorales, no se sabe si como íncubos o súcubos, que dicen odiar a las mujeres violadas, que no dudan en ofender a Dios, Jesucristo y la Virgen como digno hijo de las luciferinas tendencias de este mundo contagiado de malignidad, se convierte en imagen de la publicidad. El director de marketing se ha lucido tanto como para que se le abran las puertas del despido inmediato. Valiente imbécil.

Si la decisión fue de varios, valientes imbéciles. Depurar responsabilidades cuando vean caer las ventas será una decisión acertada después del craso error de una compañía que presume de conciencia social… A última hora, PepsiCo ha despedido al bicho que les ha propiciado una caída de ventas brutal. Dos días ha durado la campaña contratada a un mamarracho.

Qué asco daban los Doritos; atufaban a la pestilencia de los que pensaron que la campaña estaría bien representada por un abocastro del averno. No sólo la imagen es repulsiva, también el ente que se esconde tras esa degeneración humana que invita a masticar el producto de PepsiCo. Doritos sabía a un vómito de Samantha Hudson cuando a no a una de sus defecaciones que le apestan en la boca, a los excrementos de sus responsables de marketing, a inmundicia pegada al paladar y a la bilis de un mercado minoritario y degenerado que trastocaba las inteligencias de los directivos a los que se les adivinaba un tanto gilipollas en tanto caían en picado las cotizaciones.

Si Pepsico fuese inteligente, antes de perder más cuota de mercado, además de retirar la campaña de ese reptil bípedo, despediría hasta el último responsable del desaguisado y pondría en la balanza de la dignidad otra campaña capaz de hacer olvidar la repugnancia de Samantha Hudson, cuya sola presencia invita a escupir lo que se tenga en la boca.

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BdT

Pueden haberlo/la/le/li/lu despedido, pero va a comprar Doritos y cosas de Pepsi su puta madre.

El que la hace, la paga.

Rafael F.

Se acabaron (hace años que ya no compro nada de esa marca) los Doritos y productos de Pepsico en mi casa. Que se j… y con su pan se lo coman.

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