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La Historia de España está llena de cosas curiosas, hechos increíbles, sucesos impensables y hasta «borbonadas» inenarrables. Pero, pocas, o tal vez ninguna, como la de la paternidad de los hijos de Isabel II. Veamos. La Reina de «los tristes destinos (según Galdós) o «la de los escándalos» (según el pueblo) se casó, o la casaron, con su primo hermano Francisco de Asís y Borbón, a sabiendas de que era homosexual y además tenía un problema orgásmico que le impedia tener unas relaciones sexuales normales. Esto motivó que su matrimonio fuese, desde el primer momento un disparate y durante muchos años una fuente de escándalos, ya que ante el embarazo y la maternidad  de los muchos hijos que fueron naciendo (hasta un total de 12), los Gobiernos tuvieron que buscar fórmulas de paternidad que no dañasen la imagen de SM la Reina ni a la Monarquía… pues, si la Reina no tenía relaciones con su marido y tenía embarazos y niños alguien tenía que estar de por medio. Y eso llegó a ser casi un deporte popular: averiguar, en cada embarazo, quién podía ser el padre. ¡Dios, y bonito era aquel pueblo de motines para esas cosas!.  No debe extrañar, pues, que «Doña Paquita», así llamaron enseguida al pobre Infante, fuese el personaje más celebrado  y festejado en los corrales de comedias.
              Pero, el hecho insólito, lo increíble, la «borbonada» llegó por vía de «el espadón de Loja», o sea, el general  Narváez, en cuanto llegó a la Presidencia del Gobierno y se encontró con el primer embarazo de la Reina sin hombre. «No, eso no puede ser  –dice la intrahistoria  que dijo–  hijo sin padre no puede haber… salvo que sea la Virgen María y el padre el Espíritu Santo… ¡¡ que me traigan de inmediato a ese pollo!!»»… y con el marido no marido «Doña Paquita» se encerró en su despacho a solas durante una hora larga, tras la cual ambos salieron sonrientes y abrazados por los hombros. El problema de la paternidad de los hijos de la Reina había dejado de ser un problema.
           El infante de España y Rey consorte, Don Francisco de Asis y Borbón, duque de Cádiz, además, daría nombre a todos los hijos que pudiera tener la Reina Doña Isabel… a cambio de recibir de la Corona, con el aval del Estado, UN MILLÓN DE REALES por cada uno de ellos y DOS si era niño y Príncipe de Asturias.
          ¡¡ Así, con dos cojones… los del general Espartero que fue nombrado albacea y garante del acuerdo!.
            Señores, y esto es España. Sí, y esto fue la Monarquía de los Borbones. ¡Pobre España!

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.
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