30/04/2024 11:14
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Estando en juego la misma Francia no será extraño que los militares adviertan a Macron sobre la necesidad de militarización y una severa imposición de medidas defensivas y coactivas frente a la rebelión organizada de violentos con el objetivo de llevar a cabo una invasión práctica de todo el territorio francés.  El detonante del vandalismo que incendia el dañado territorio francés no está originado en la muerte accidental de un delincuente argelino-la autopsia avala la versión del policía que disparó al brazo, aunque desgraciadamente la bala perforara el tórax del adolescente-, sino en el discurso decisivo, preponderante e incendiario que impulsa los actos violentos llegado el momento de asaltar la cultura francesa y doblegar al enemigo autóctono. Es el multiculturalismo del fracaso que ha favorecido la dominación criminal de zonas vetadas con la aquiescencia del propio gobierno francés.

Superada la observación y el derecho a la crítica sobre las políticas autodestructivas de veneración por la masiva inmigración ilegal, Macron se ha convertido en enemigo del Estado francés y no sería ilógico pensar que algunos generales ante la cruenta expectativa de una guerra civil en Francia, responsabilicen al gobierno progresista e intervengan para evitar un mal mayor. No es ficción ni aventurado pensar en un golpe de efecto que palíe los daños impuestos por el socialismo de Macron, con una sorpresiva y excepcional maniobra de imposición de orden cuando está en riesgo la misma Francia.

Macron no es heredero de la Francia revolucionaria ni bonapartista; tampoco es digno heredero de la Resistencia en la Francia ocupada ni merecedor del honor del general de Gaulle. Hoy por hoy y con un semillero de incongruencias que ha degenerado en el atentado actual contra toda Francia, es un títere sin mando, un bastardo de la historia francesa que con su yugo buenista ha condenado a la peor incertidumbre a cuanto francés autóctono se ve amenazado por una horda de inadaptados, desleales a la integración aún siendo inmigrantes de cuarta generación.

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La situación al límite que conduce a una futurible guerra civil posibilitaría la aparición de personajes que de otro modo no protagonizarían la historia en tiempos de paz. Lo cierto es que el territorio francés sucumbe con un estado de guerra no declarado. Sólo falta el ejército en las calles para contener a la masa criminal que pretende destruir la Francia occidental bajo un yugo islamista que ya no se esconde. ¿Con el tiempo podría verse al poder militar tomando las riendas de Francia? Y antes de lo imaginado si erupciona la violencia en las calles tomadas por bárbaros. Con semejante siembra de Macron que ha abierto las puertas al exterminio francés,  todo es posible para frenar el destino de una Francia al borde de su abismo particular…una Francia que linda, con las mismas aberrantes condiciones de indefensión sociopolítica, con el resto de una Europa virtualmente amenazada.

Autor

Ignacio Fernández Candela
Ignacio Fernández Candela
Editor de ÑTV ESPAÑA. Ensayista, novelista y poeta con quince libros publicados y cuatro más en ciernes. Crítico literario y pintor artístico de carácter profesional entre otras actividades. Ecléctico pero centrado. Prolífico columnista con miles de aportaciones en el campo sociopolítico que desarrolló en El Imparcial, Tribuna de España, Rambla Libre, DiarioAlicante, Levante, Informaciones, etc.
Dotado de una gran intuición analítica, es un damnificado directo de la tragedia del coronavirus al perder a su padre por eutanasia protocolaria sin poder velarlo y enterrado en soledad durante un confinamiento ilegal. En menos de un mes fue su mujer quien pasó por el mismo trance. Lleva pues consigo una inspiración crítica que abrasa las entrañas.
https://www.linkedin.com/in/ignacio-fern%C3%A1ndez-candela-59110419/
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Aliena

Las advertencias acerca de lo que sucede ahora en Francia no deberían justificar ponerse una venda delante de los ojos y humillarse hasta el extremo de celebrar a la Francia de la sanguinaria, brutal, bestial, terrorífica y casi imposible de imaginar «Revolución Francesa», auténtico reinado del Terror, por la cual otro país que no tuviera la desvergüenza de Francia, estaría haciendo penitencia casi eterna con flagelo diario. No es mejor la mención al descabelladamente admirado «bonapartismo», es decir, loas de un sujeto que sembró de cadáveres Europa – y muy en particular, España – y que ganó varias batallas para perder una guerra. Al fin sale a relucir la mitificada y multiplicada hasta el infinito «Resistencia Francesa», formada por cuatro y que la fatuidad francesa ha elevado a prácticamente toda la población, excepto a tres señoras que se liaron con soldados alemanes ( las muy pelanduscas ). A otro con estos tres cuentos que dejan chiquitos a los del tal Calleja. Y desde España, la España que quedó destruida, saqueada, con miles, miles y más miles de muertos, objeto de violaciones, expolio y hasta profanaciones ( por ejemplo de tumbas ), este babeo pro francés es una vergüenza. Luego no lloriqueen sobre la «Leyenda Negra», se las pintan ustedes solos para rebajarse y alabar a quienes, hoy en día, nos desprecian profundamente.

Miguel Sánchez Asenjo

lAMÉN!

José Luis Fernández

Ya no estamos en el 1.808. Desde entonces han pasado muchísimas cosas en Europa y en el mundo y no comprendo cómo se puede albergar tanto rencor contra los franceses que, unos años después de la Guerra de la Independencia, fueron nuestros aliados en la campaña para recuperar la isla de Menorca, que estaba en poder de los ingleses, o en la guerra de Ifni, cuando ayudaron a las tropas españolas contra las tropas marroquíes. En comparación, los árabes invadieron la Península Ibérica, y sometieron a toda la población cristiana bajo el yugo islámico, durante 800 años. Hoy día el destino de Francia está ligado al destino de todos los paises europeos porque si Francia cayera en poder de los islamistas España sería su siguiente objetivo (de hecho, los inmigrantes marroquíes, argelinos y musulmanes en general vienen a España con la lección aprendida de que esta tierra les pertenece a ellos). Así que tengamos las cosas claras porque estamos ante una futuro muy peligroso para toda Europa.

Dioni

Francia nos está mostrando cual será el futuro de Europa si no ponemos remedio… que no lo pondremos: Nos estamos suicidando como civilización en nombre del buenismo, la tolerancia con los intolerantes y la gilipollez elevada a la categoría de arte.

Uno de esos bustos parlantes que salen en la caja tonta se decía preocupadísimo porque si ahora hubiera elecciones en Francia ganaría la «ultraderecha» de Le Pen y digo yo ¿No será que entonces la ultraderecha tiene razón en algo? La verdad es la verdad la diga Agamenón o su porquero.

Buen mundo le dejamos a los que vengan y sean varones, blancos, heteroseuxales (y a los que no, también).

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