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Joaquín de Santa Pau, militar de carrera del Arma de Caballería, con una gran inquietud social, ya en el mes de febrero de 1933 entró en contacto con el núcleo de patriotas que meses después formarían la Falange Española, allí conoció a Jesús Muro que entonces capitaneaba un grupo denominado «Agrupación al servicio de España».
Desde entonces Santa Pau, aunque de forma clandestina, forma parte de los primeros militantes de la Falange aragonesa, visitando asiduamente el local falangista de Zaragoza de la C/ Coso nº 33.
Su condición de militar le impide realizar actividades públicas en nombre de Falange, aunque se convierte en el instructor militar de la Primera Línea zaragozana.
Al inicio del levantamiento del 18 de julio, el entonces Capitán Santa Pau se subleva contra el gobierno del Frente Popular, y el 9 de agosto del 36 asume el mando de la» II Bandera de la Falange de Aragón», formada por bravos falangistas maños.
Casi sin tiempo para instruir a los voluntarios falangistas, Santa Pau recibe la orden de desplazarse a la localidad de Belchite, que en aquel entonces se encontraba totalmente rodeada por fuerzas rojas.
La entrada en fuego de la Bandera falangista consigue hacer retroceder a los asaltantes después de violentos combates, y estabiliza el frente guarneciendo las posiciones defensivas de Belchite.
En estos primeros combates la Bandera tiene muchas bajas, entre ellas encontramos al primer enlace del Capitán Santa Pau, Luís Gaspar, un estudiante de 19 años del SEU de Derecho que ingresó en Falange a los pocos días del mitin del Teatro de la Comedia, y que el 6 de septiembre murió en combate sin que se pudiera recuperar su cadáver.
El 20 de noviembre de 1936, el mismo día que fusilaban a José Antonio, la Bandera al mando de Santa Pau rechazó valientemente continuos ataques del enemigo.
La situación quedó en tablas hasta que el 6 de diciembre otro asalto consiguió romper parte del cinturón de defensa y fuerzas rojas lograron establecerse en varias posiciones que resultaban fundamentales para los defensores, de nuevo el Teniente Coronel San Martín, Jefe militar de la plaza de Belchite, ordena a Santa Pau que con su Bandera contraataque. El asalto es casi inhumano, los falangistas llegan al cuerpo a cuerpo con el enemigo usando cuchillos y machetes, pero al final consiguen desalojarles.
Durante todo el mes de febrero de 1937, la Bandera sigue rechazando los ataques del enemigo.
Pero al final, el alto mando rojo ordena para el 24 de agosto un nuevo ataque a Belchite, esta vez con enormes efectivos y muchísimo material, el avance rojo queda en un principio parado ante la defensa desesperada de la II Bandera que manda el ya Comandante Santa Pau, la lucha es heroica pero el enemigo va estrechando el cerco al haber conquistado todas las defensas exteriores del pueblo.
Ese mismo día entre los cientos de caídos, encontramos a «Vicente Santa Pau», hermano de Joaquín, que murió en combate frente al enemigo en las posiciones de «Quinto» como Alférez del Requeté.
La abrumadora superioridad roja y el fracaso del intento de auxilio provocan que el Jefe Militar Teniente Col. San Martín, proponga la rendición. En ese momento el Comandante Santa Pau, en forma enérgica le acusa de cobarde y le destituye del mando, durante unos pocos días nuestro héroe se convertirá de hecho en el Jefe de la defensa de Belchite.
Los exhaustos defensores, casi sin munición, comprenden que la resistencia es imposible, y por eso en la noche del 5 de septiembre, Santa Pau ordena a sus hombres que intenten romper las líneas enemigas para conseguir llegar a Zaragoza.
Conocemos las últimas horas del Comandante Santa Pau gracias a las declaraciones posteriores de su último enlace, increíblemente un chaval de once años llamado Antonio Gascón, que era natural de Belchite y que había sido herido por una bomba que destrozó su casa el 6 de agosto.
Una vez curado el chaval, que ya se consideraba un «flecha» de la Falange, pidió personalmente a Santa Pau ingresar en la legendaria II Bandera, unidad que prácticamente estaba deshecha, y nuestro Comandante que no creía en la rendición, le otorgó el privilegio al niño Gascón de ser su enlace personal, cumpliendo peligrosas misiones que le encomendó.
El 4 de septiembre, nuestro joven «flecha» recibió la última orden de su Jefe en el sentido de que se escondiera o intentara cruzar las líneas enemigas.
El «flecha» nos cuenta que en la noche del día 5, el Comandante Santa Pau, acompañado de un falangista de Calanda llamado Esteban Figueras salieron de las líneas propias para intentar romper el cerco rojo. Después de haberse abierto paso a golpe de bomba de mano, consiguieron sobrepasar dos barricadas enemigas hasta llegar a la Plaza de San Salvador, donde intentaron saltar un parapeto fuertemente guarnecido, allí cayó el heroico Comandante falangista Joaquín de Santa Pau.
Casi dos años después, el 6 de mayo de 1939, y una vez finalizada la cruenta Guerra Civil, la Falange aragonesa recuperó el cadáver del héroe de Belchite que se encontraba enterrado en una fosa común, y desde allí fue transportado a hombros de sus camaradas hasta el cementerio de Zaragoza.
El Comandante «Joaquín de Santa Pau», que sin dudarlo se afilió desde un primer momento a la Falange de José Antonio, siendo fundador de la misma en Zaragoza, incluso quedó unido después de la muerte a su Jefe, ya que al igual que él su cadáver desfiló a hombros de sus viejos camaradas por tierras aragonesas hasta llegar a su última morada.
Sin lugar a dudas, «Joaquín de Santa Pau Guzmán» es otro de los grandes héroes desconocidos de la Falange, al que hoy recordamos y rendimos un más que merecido homenaje con el viejo grito de la Falange primitiva.
 
 
(Foto inédita del Comandante Santa Pau luciendo su camisa azul bajo la poco reglamentaria cazadora de cuero militar, del Archivo de los Guardianes de la Memoria Azul).

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REDACCIÓN