06/05/2024 10:37
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¿Existe la verdad? ¿Hay una realidad objetiva?

            Es la pregunta del millón desde que Descartes dijo aquello de cogito ergo sum. ¿Pensamiento es sinónimo de inteligencia? ¿Captamos la realidad pensando?  Creo que lo que quiso decir Descartes es que la consciencia es lo que nos hace sentirnos vivos, existentes en el universo.   Cognición, es decir, conocimiento de algo es un proceso pensante eficiente, es decir productivo, pues pensamos incluso dormidos a través de los sueños, pero estos son lo más parecido a pensar de forma involuntaria, cosa que hacemos muchas veces cuando estando solos o acompañados, de forma inadvertida, estamos trayendo imágenes, recuerdos o reflexiones a nuestro cerebro, hasta que nos damos cuenta y decimos eso de que…. ¡anda, qué pensamientos me han venido a la cabeza! ¿Vienen los pensamientos o se traen los pensamientos?

            Esta reflexión que es lo más parecido al pensamiento que parece inane, tiene una intención, por tanto, es un pensamiento proposicional. Y quiero con ello reflejar el mundo de las percepciones que está condicionado por la estructura de esa malla conceptual-cognitiva que nos da la cultura, la civilización y la formación proporcionadas por el sistema educativo, contextual o familiar en primera instancia. Toda esa estructura de conocimiento está formada por palabras que tienen un significado muchas veces deformado, vaciado de contenido o adulterado, pero otras veces es fiel al marco cognitivo heredado, transmitido de generación a generación por la tradición. Cuanto menos peso tiene la tradición, la cultura antropológica heredada, más alteración tiene ese marco cognitivo, formado por conceptos y valores fundamentalmente; y, por tanto, mas deterioradas están las percepciones de la realidad porque esa red formada por significantes asociados en una malla cada vez es más pobre, y pobre tiene que ser, forzosamente, como consecuencia, el sistema de captación de la realidad, formado por percepciones e interpretaciones del flujo de información llegado a través del aparato sensitivo y por lo que llamamos cosmovisión personal. Es decir, las gafas a través de las cuales recibimos y, por tanto, interpretamos, tamizamos y estructuramos en nuestras mentes esa realidad. Puede haber tantas realidades complejas como complejos sean esos marcos interpretativos. A mí me ha ocurrido recientemente que a una persona de alto nivel cultural pero baja información alternativa, lo que llamamos pensamiento divergente, le pregunté sobre qué pensaba  sobre las vacunas COVID, Y me respondió con maravillas maravillosas sobre el alcance y el propósito bondadoso de esa trama de negocio farmacéutico. Según sea ese marco interpretativo habrá respuestas antagónicas. A lo que vamos es que ese tamiz con el que se interpreta la realidad depende en gran parte del sistema conceptual.

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            Después de todo este rollo, si hay alguien que ha soportado la lectura de este artículo, habrá llegado hasta aquí.  A lo que vamos es que el concepto de la realidad puede ser dirigido según el marco en el que se desarrolle la capacidad mental de una persona. No creo que descubra con ello el Mediterráneo.

            Vamos a una cuestión concreta: ¿Es peligrosa la Inteligencia Artificial? Mi respuesta es que puede ser una herramienta de gran efectividad para la sociedad que llaman del conocimiento, o puede ser un arma de conquista de las mentes a escala universal. Esas máquinas que sustituyen al hombre en su razonamiento y son como una prolongación de las personas para lograr la máxima eficiencia intelectual en el camino hacia el transhumanismo, están programadas por algoritmos, y nos dicen que por correcciones sucesivas en la interacción con los sujetos que utilizan esa herramienta van, por el mecanismo de ensayo-error, aproximándose, a lo que se puede decir, verdad de las cosas. Bueno… no está mal si es así. Pero ¿qué pasa si esas máquinas tienen ya una información enlatada para encasillar y sesgar la información hacia un marco conceptual determinado, desterrando marcos alternativos o, dicho en términos, coloquiales, “políticamente incorrectos”.

            Voy un ejemplo concreto: recientemente, en las Corts de Valencia, la presidente (digo bien, presidente) de ese parlamento privó de la palabra, con cierta insolencia, a un parlamentario de Vox por decir “Señora presidente”.

            Los que sabemos algo de gramática y no hemos pasado por aulas de la LOGSE sabemos que las palabras terminadas con el sufijo “ente” significan pertenecientes a algo.  Ejemplos: caliente, cantante, escribiente, etc.  Es decir, perteneciente al calor, al canto, a la escritura…   Y no se dice dienta sino diente, pendienta o pendiento sino pendiente, tenienta sino teniente, etc, etc.  Pero la señora presidente parece que no lo ha estudiado y chorreó al señor diputado por insultarle con la palabra presidente, hasta el grado de retirarle la palabra. Bueno. Esta señora tiene un marco mental condicionado y tallado a cincel por un marco ideológico-conceptual que le hace perder el sentido de la realidad de la lengua que habla, hasta el ridículo hilarante que sería un ridículo de verdad si no fuera porque un montón de compañeros de asiento de dicha señora rompieron a aplaudir. (Aún estoy preguntándome qué aplaudían)

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            Lo pongo como ejemplo de cómo se puede llegar a la estupidez más supina mediante un molde cognitivo alienador y abracadabrante que deja a las personas fuera de juego del elemento estructurador del conocimiento transmitido desde generaciones venidas de la parte trasera de la historia hasta hoy, simplemente por haber capado esa herencia cultural hasta dejarla irreconocible.

            Volvemos a la Inteligencia Artificial, preguntándome. ¿No será eso lo que se pretende para que no pensemos de manera autónoma sino a cordel, como cuando Unamuno decía aquello de… “Cuando me dicen que ese es mi centro, me digo: mi centro soy yo… porque vale más ser ola pasajera en el océano que charco muerto en la hondonada”.

            Dicho de otra manera: No quiero ser moldeado según convenciones de pensamiento hecho por algoritmos, en correspondencia a una moda de discurrir u otra, sino entretejer mi propia filosofía vital construida con los retazos de pensamiento con los que coso la vestimenta de mi cosmovisión personal. Ya está bien de dictaduras del pensamiento. VIVA EL PENSAMIENTO LIBRE INCONDICIONADO.

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