20/05/2024 18:51
Getting your Trinity Audio player ready...

El P. Augusto Marín, sacerdote nicaragüense, es una vocación tardía. Psicólogo de profesión dejó la consulta para abrazar la vida sacerdotal. Estos conocimientos profesionales le son de gran ayuda para ejercer la paternidad espiritual.

¿Por qué hay tantos católicos depresivos, cuando deberíamos tener una vida plena de alegría y de confianza en Dios, aún en medio de las dificultades?

Creo imprescindible un enfoque antropológico desde la verdad: somos cuerpo y alma; y por tanto, nuestra naturaleza humana no está exenta de las limitaciones, sobre todo por las consecuencias del pecado original en el intelecto, la voluntad y la afectividad.

De esta forma, aunque la fe católica tiene todos los medios para nuestra santificación, también la fe católica nos enseña que tendremos sufrimientos físicos, psíquicos o espirituales. Ahora bien, algunos de estos sufrimientos son permitidos por Dios para nuestra santificación, otros son provocados como consecuencia del pecado, otros forman parte de ataques diabólicos, y otros forman parte de las heridas recibidas a lo largo de nuestra existencia y las circunstancias que nos han afectado.

La depresión requiere una atención integral: biológica, psíquica, social y espiritual. Ser humildes para pedir ayuda.

Incluso la depresión es muy común entre los sacerdotes, personas que libremente se han entregado a Dios…¿Cómo se puede explicar este hecho?

Dios ha llamado a su servicio a seres humanos frágiles. Todos los llamados experimentan también el cansancio, la desilusión, la frustración, la soledad, la falta de apoyo, la incompresión y otras circunstancias, más o menos profundas, que les llevan a la depresión.

En un mundo tan desacralizado, y ante la pérdida del sentido de trascendencia, también el bautizado que se ha consagrado a Dios, sea en la vida religiosa como en el sacerdocio, es víctima de las crisis propias de su estado de vida, pero también de la agresividad mediática, estigmatización y discriminación por el hecho de ser consagrado a Dios.

A esto debe sumarse la falta de apoyo institucional, de fraternidad sacerdotal y de vida comunitaria en la vida religiosa, así como la progresiva y fatal pérdida de la identidad, crisis en la coherencia con el estado de vida, y lo peor, abandono de los medios de santificación que la Santa Madre Iglesia siempre ha recomendado.

¿Puede ser esta depresión en el fondo producto de la posmodernidad, en donde el entorno invita a la desesperanza?

Ciertamente la posmodernidad invade todas las esferas, incluso las eclesiásticas. El entorno invita a la desesperanza, y muy frecuentemente la enseñanza católica ha diluido su predicación sobre los novísimos, la doctrina, la moral, el culto. Todo esto crea un vacío interior en el consagrado. Sin vida sobrenatural, sin sentido de cruz, sin comunión como Cuerpo Místico de Cristo, sin sacralidad en la Liturgia, todo se reduce a actos externos de piedad que no llenan el alma del consagrado, del sacerdote. Esto es más evidente cuando la secularización ha hecho perder la identidad sobrenatural impresa por el Orden Sagrado y otorgada como don por la profesión de los votos religiosos.

LEER MÁS:  Antonio Maestre ensalza como un héroe a Octavio Alberola, el anarquista que intentó matar a Franco. Por Javier Navascués

El peligro de vaciar nuestra fe, para entregarnos a un activismo desenfrenado, también repercute en la vida interior. Quedamos sin la protección necesaria para enfrentarnos a un mundo hostil, secularizado, hedonista, hipersexualizado y anticlerical.

¿Esta depresión y tristeza de muchos católicos, puede ser motivo de escándalo o es perfectamente comprensible para usted que además de sacerdote es psicólogo?

San Agustín expresa “nada de lo humano me es ajeno”. No podemos escandalizarnos de realidades humanas. Lo que provocaría escándalo es que un católico seglar, clérigo o de vida consagrada, no busque ayude integral, tanto psicológica (con una auténtica y sana psicología de probada coherencia católica), como espiritual, médica y fraternalmente.

Los católicos, en los diversos estados de vida, somos barro en las manos de Dios, y estamos en la Iglesia para ser sanados y santificados por la Gracia.

Los santos han pasado momentos de mucho sufrimiento, pero generalmente se trataban más de purificaciones y noches oscuras, que quizá no es lo que nos pasa hoy en día.

Los santos como seres humanos han tenido noches oscuras, que son propias de la vida espiritual. Pero no podemos negar que es posible hayan experimentado momentos de depresión, porque esto, les da más mérito, al luchar contra ella abandonándose en las manos del Buen Dios.

Aunque hay muchas causas de la depresión. ¿Cuáles pueden ser algunas de las más comunes entre personas creyentes?


Evidentemente cuando consideramos la depresión, debemos tener en cuenta que hay causas biológicas, psíquicas, sociales y espirituales. Hay depresiones endógenas (las causas son internas) y depresiones exógenas (las causas son externas).

Ya en concreto, las causas más comunes con la soledad, los duelos, la falta de sentido de la vida, escasez económica, conflictos familiares, dificultades en las relaciones humanas.

También, se debe tener en cuenta, que en muchos casos la depresión forma parte de un cuadro clínico complejo, y que debe ser tratada a nivel médico y psicológico, con una sabia y prudente dirección espiritual y vida sacramental.

Usted personalmente, que ha sido perseguido, ¿cómo lucha para sobreponerse a las dificultades y no caer en depresión?

He tenido momentos muy difíciles. Sin embargo, la prevención es siempre muy importante. Esto implica fortalecer la vida interior, acudir más a la oración, la Liturgia, la dirección espiritual de un sacerdote sabio, piadoso y prudente; alimentación nutritiva y ejercicio físico, sana distracción, y la amistad humana que es un don divino.

Ser humildes para reconocer que estamos atravesando una etapa de crisis y vulnerabilidad.

LEER MÁS:  Marlem Cantón. Perfectamente imperfecta. Por María Piña

¿Cómo ayuda a sus fieles, con sus conocimientos y experiencia a salir de la depresión o a no caer en ella?

Siempre he considerado que la escucha en el ejercicio de la paternidad espiritual es esencial. Por esta razón, brindo a los fieles la posibilidad de recibir ayuda psicológica y espiritual. He acondicionado un despacho en donde cada persona se sienta acogida, y recibida para recibir el apoyo posible en su situación particular. Realizo promoción de la salud mental en coherencia con nuestra fe, además de atención personalizada en la dirección espiritual y la confesión.

Jesús dice que acudamos a Él si estamos fatigados y agobiados, que Él nos aliviará. Por eso adoración al Santísimo, como la devoción a la Santísima Virgen, causa de nuestra alegría pueden ser el mejor antídoto. ¿En qué medida ayuda una buena dirección espiritual a que la persona tenga un sentido concreto en su vivencia cristiana, algo que debe configurar toda su existencia?

En la dirección espiritual el sacerdote es padre espiritual, instrumento en las manos del Buen Dios y de la Virgen Santísima, para discernir de acuerdo a las verdades de fe, la voluntad de Dios para un alma. Esta paternidad espiritual hace que el sacerdote busque siempre la máxima gloria de Dios en la vida de quien acude a él como padre espiritual.

El tiempo que un sacerdote dedica a la dirección espiritual, es el tiempo que un fiel católico puede recibir la luz para cambiar de rumbo, consolidar decisiones y profundizar en su llamada al cielo.

Autor

Javier Navascués
Javier Navascués
Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.

Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.

Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.