20/09/2024 19:41
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Yolanda Díaz está hermosa en la portada de El Mundo. Y en el espacio preferente. A la izquierda, como no podía ser menos. Y arriba, cual es su deseo. Yolanda Díaz, es comunista y todo cuando haga va en la línea ideológica de su credo. La mentira o la apariencia, solo es un arma de lucha política, y detrás va todo lo que sigue, también en la misma línea.  Yolanda Díaz, es una meiga gallega en la que cabe todo lo inimaginable, menos la bondad o lo bueno, por ser comunista. No puede ser una bruja buena con esa ideología. La gente quedó sorprendida de su subidón. Unos dicen que si es más tonta de lo que parece; otros que sí es más lista de lo que aparenta, o que si es más peligrosa que todo eso y demasiado lista que quiere pasarse por tonta. Como es gallega, nadie lo sabrá jamás. Nadie sabe si sube o baja la escalera -se dice- o de qué clase es de gallegos de las siete que hay y que empiezan, por: fino; entrefino… Se ignora hacia dónde irá, cuando suceda a Pedro Sánchez, como es su deseo.  Yolanda Díaz es una bruja gallega más peligrosa de lo que parece. Puede ser el demonio enmascarado. Entre el parecer y el ser hay un abismo, que es donde caeremos cuando ella mande: el comunismo se hará omnipresente, y nos matará de hambre y, al que se rebele, lo matará con sangre. No se conoce ni lo hay otro tipo de comunismo. Todo lo que vemos no son más que disfraces o tentáculos del mismo comunismo.

No se sabe tampoco cómo le caerá al cantamañanas del presidente todo esto. Con su subido culto, adoración, y amor excesivo de sí mismo, igual se ve opacado por el brillo de la gallega. A la meiga le pasará lo mismo que a él.  Mientras más alto suban, más mortal será la caída. Esto es España. Es también propio de la condición humana, pero los españoles llevan esa condición a los extremos. Y esa es su condición.

Cuántos dicen… Eso no puede llegar aquí: pues mañana lo tienes encima. Lo mismo que les pasó a los venezolanos. La media España que no es de izquierdas, aún duerme a la bartola sin ver el peligro, o sin querer verlo. La otra mitad, como va a gusto en la burra, pues mira para otro lado, y se dice, que siga la broma. España es un poema escrito por un idiota. Hay una gran diferencia entre la gente de derechas a la de izquierdas, o «progresistas», que ya solo con eso harían vomitar a una cabra. La imposición de la ideología de los segundos, hace a todos los españoles irreconciliables. El orgullo, origen de todo pecado, ya sabemos donde habita y quién empezó primero. Los de izquierdas piensan que los de derechas son tontos, y ellos son solo los listos. Desde luego que para lo malo, sí. Su conciencia delictiva y generalizada forja esta situación endemoniada, mientras se disponen a seguir el camino que ignoran adónde va.

Con la tristeza que inspira el estado actual de España, dan ganas de llorar. Sólo se necesita conocer el pasado y ser un poco consciente y sensato, cosas que no se dan. Esto es una auténtica locura y predominio del mal. La izquierda revierte la situación para echar la culpa a la derecha de todo lo que ella origina. Si hablas con un izquierdoso verás cómo vive convencido que todo lo malo que pasa es por culpa de la derecha. Prenden fuego a España y salen corriendo echando la culpa a la derecha que ni pasaba por allí. Es cuando comprendes que son mucho más malos de lo que parecen y que nos llevarán a lo peor. Se arrogan el derecho de decir quién es bueno o quién es malo y debe ser condenado y lo condenan. Lo mismo que hacen con el derecho a usar el lenguaje y nombrar a cada cual según les plazca. La izquierda lo hace todo, pero todo mal. Basta con ver cómo son los personajes, por ejemplo la mema, médica y madre, que llaman también la pistolera. Es la segunda Margarita Nelken, que trajo a los mineros asturianos al Alcázar de Toledo para volarlo desde los cimientos con los que estaban dentro. Y así lo hizo. Ya afirmaba Largo Caballero: «nosotros lo que decimos, lo hacemos», y así fue, inició la guerra civil. A todos estos criminales históricos los adoran otros criminales en potencia que están entre nosotros: los políticos de izquierda, y además, lo dicen. Aquí sí que el parecer coincide con el ser. En el extremo esta gente dice la verdad; cuando te van a matar. Hasta llegar ahí, nunca.

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La maniobra de Yolanda Díaz, es al estilo gallego para que nadie la entienda. Con mucha retranca. Pero el escándalo no puede ser mayor, aunque al ejecutivo nada le escandaliza, si es cosa de él. Resulta que el gobierno pudo evitar miles de víctimas si avisa y pone medidas de que la pandemia la teníamos encima, pero todo lo ocultó para que las brujas asistieran al infectódromo que es la manifestación feminista del 8M., origen de esta larga carnicería. Carmen Calvo estaba muy animada ante la asistencia a la sospechosa manifa, y decía que le iba la vida en ello. Fue la primera que se infectó y estuvo a punto de la muerte. Yolanda Díaz, como creía que era un peligro, no debió ir. Ahora se descuelga reconociendo que ya sabía que el coronavirus estaba desbocado tres semanas antes del 8M. Los perjudicados piden indemnización al estado que es el ejecutivo, o sea, Falconetti, que aún no dio nada a la isla de La Palma; éste solo piensa en el avión falcon 900 (T.18) del ejército del Aire, que le dio su nombre. Le gusta tanto volar y volar por las alturas del éter, que Yolanda Díaz lo dejó con el culo al aire.

Pedro Sánchez usa el Helicóptero para ir a mear, y el avión presidencial para todo, cual si fuera el coche ranchera familiar. Tiene el complejo de Ícaro. Empezó esta moda Zapatero, que es al primero que hay que meter en la trena. No por esto solo, sino por todo el daño que hizo, iniciando esta movida. A Sánchez le hablas del Falcon y se pone como una moto. Dice que al subir al falcon se manga las gafas de sol, y que con la música de Wagner a Woody Allen le entran escalofríos; a cualquiera no, llevando sin darse cuenta el tafanario de semejante guisa. 

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REDACCIÓN