25/11/2024 06:36
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Ha muerto al parecer víctima del coronavirus, el que fuera presidente de la República Francesa, Valéry Giscard D´Estaing.

Y ya se apresuran los medios de adoctrinamiento de este pesebre masónico en que se ha convertido la prensa en España, a lanzar sus loas sobre tal personaje.

Como español, desconozco lo bueno que ha podido tener.

Como español, conozco el daño que le ha hecho a España siempre que ha tenido ocasión.

En un mundo descreído y hedonista como el actual, cualquiera puede ser elevado a los altares panfletarios y sobre él, generar un halo de grandeza que ni en su propia casa se conocía.

Días atrás, vimos al mundo arrodillado ante el futbolista Diego Armando Maradona, cuya vida distaba mucho –muchísimo– de ser ejemplar.

Ahora nos vienen hablando de las bondades de este “padre de la constitución europea”. Una constitución que fue precisamente rechazada en su país y en Holanda.

Fue aprobada sin embargo, en la España de Rodríguez Zapatero con la aquiescencia del Partido Popular. Y curiosamente la primera visita que recibió el mencionado Rodríguez Zapatero como presidente del gobierno español, fue la de Giscard D´Estaing que dejo el manifiesto tufillo de que había venido como miembro del Supremo Consejo del Grado 33 de la masonería, a dar instrucciones a su pupilo español. Igual que hiciera años atrás según parece, con personajes influyentes poco antes de morir el Excmo. Sr., General Francisco Franco Bahamonde.

No me quiero extender, Sr. Director. Y por ello voy a obviar datos y acontecimientos que por otra parte, son públicos y cualquiera los puede buscar y encontrar en internet.

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Sólo haré hincapié en la condición masónica del personaje que lejos de ser tema baladí, es determinante en el acontecer de Europa y de España.

Europa se ha visto privada por arte de este tahúr de las oscuras logias, de su característica fundamental: su condición católica.

Y con ello y como consecuencia de ello, se gobierna en las diferentes naciones y se legisla en el Parlamento Europeo, abiertamente en contra de la Doctrina Católica y es precisamente España, la alumna aventajada.

Se promueve el liberalismo atroz, en donde lo importante no es la persona y su dignidad, sino el “mercado”. La “sociedad abierta” de otro ínclito personaje del panorama mundial: George Soros. Masón de muy alto grado también, por cierto.

La “ideología de género”, la inmigración descontrolada, la promoción de la eutanasia y el abominable crimen del aborto.

Sus medidas dejan entrever el “buenismo” disfrazado de humanitario, la aversión enfermiza a la Iglesia Católica, la supuesta tolerancia hacia esa otra religión que pretende rebanar nuestro cuello con la cimitarra, etc. Por no mencionar la corrupción y las intrigas tan características de las logias masónicas y sus tenidas, que son auténticos gobiernos en la sombra, que nadie ha elegido y sin embargo imponen sus postulados a menudo criminales y sectarios, por todo el mundo utilizando a sus “organizaciones pantalla”, entre las que se encuentran la propia ONU y la Unión Europea. Para conocer más detalles, basta leer al historiador Alberto Bárcena, por ejemplo.

No olvidemos que mientras fue presidente de Francia, tuvo a Simon Veil como ministra de sanidad y ésta, como consejero al artífice en la sombra de esa ley criminal y gran maestre de la Gran Logia de Francia: Pierre Simon.

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Ni que decir tiene, que quienes peinamos canas recordamos cómo convirtió a Francia en refugio de terroristas vascos, a los que no sólo no perseguía, sino que alentaba. O cómo paralizó la entrada de España en el Mercado Común y consentía que nuestros productos agrarios fueran desparramados por las carreteras y nuestros camiones asaltados por agricultores o nuestros barcos pesqueros apresados por las patrulleras galas.

No fueron años felices para España. En realidad y desde que la masonería se fundó en 1717, no lo han sido. Porque los masones teniendo en su punto de mira a la Iglesia Católica, nunca han dejado de vengarse de aquel “Reyno” que llevó la grandeza de la fe y la Luz de Cristo, hasta los confines del mundo.

Ha muerto un masón muy poderoso. Quedan más.

Autor

REDACCIÓN