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En otro lugar de este mismo periódico podrán ustedes leer las palabras de la Juez Alaya en referencia a lo que ella vivió en el caso de los ERE de la Junta de Andalucía… y yo poco más puedo añadir. Porque como español y como ciudadano que cree que vive en un Estado de Derecho solo puedo decir que la carne se me pone de gallina cuando a una persona especialmente formada, estudiada, con experiencia piensa lo que ella dice del estado actual de la Justicia en España.

Y por ello me duele también que el nuevo Presidente del PP y sus asesores estén ya dando pasos para negociar con el PSOE y con el traidor a la Nación, don Pedro Sánchez, la renovación del Consejo General del Poder Judicial.

Señor Feijóo, léase la conferencia íntegra de la Juez Alaya y rompa la baraja y recupere, aunque sea a la fuerza, los Poderes de Montesquieu y si no tiene cataplines para ello encárguele la labor a quien sí los tiene: doña Isabel Díaz Ayuso. Y ahora lean:

«El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) es un miniparlamento, allí los partidos se reparten los nombramientos de los vocales», denunció directamente la juez Alaya.

«El poder político se extiende a las más altas esferas del poder judicial. Los vocales son nombrados por su ductilidad», aseguró sin tapujos. La importancia de que los miembros del CGPJ sean elegidos por los políticos repercute en todas las capas de la judicatura.

«Del CGPJ emanan muchos nombramientos discrecionales: presidente del Tribunal Supremo, vicepresidente del Tribunal Supremo, presidente de sala, los magistrados que componen la sala del Tribunal Supremo. A su vez, los presidentes de los tribunales superiores de justicia que nombran a los instructores para investigar los casos de corrupción. Además del presidente de la Audiencia Nacional y todos los presidentes de las audiencias provinciales, todos esos cargos son designados políticamente».

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.