20/09/2024 08:27
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Hace ya mucho tiempo que no aprecio ninguna mejora o ventaja en la dimisión o cese de un cargo político despreciable si inmediatamente después de esa dimisión o cese, el susodicho personaje no entra en prisión preventiva hasta el juicio por la causa de esa dimisión o ese cese, sea éste un caso de corrupción, prevaricación, traición, etc.

Es más, la inmensa mayoría de esos sujetos despreciables que deberían dimitir o ser cesados y no lo han sido, o los poquísimos que lo han sido, no sólo se han escapado de rositas, sino que suele premiárseles posteriormente con otro carguito político o con un sillón en un consejo de administración de una gran empresa o una multinacional. 

Por lo tanto, Marlasca debería ser cesado o dimitir si acto seguido ingresara en prisión de manera preventiva a la espera de un juicio justo en el cual se le castigara por todas sus felonías. Pero como esto segundo no va a ocurrir, lo primero casi me da igual ya que quien le sustituyera estoy seguro que no va a ser mejor.

Marlaska, exactamente igual que ocurrió con otro juez estrella encumbrado por el sistema, el prevaricador juez Garzón, es un sujeto al que se le dio un pedigrí de juez valiente, justo y preocupado por la sociedad, no sólo falso, sino absolutamente contrario a la realidad. Pero así es el sistema, lleva a sus altares democráticos a personajes siniestros, y como se te ocurra criticar o cuestionar la versión oficial, el malo eres tú.

Yo jamás he confiado en Marlasca, ni cuando se le consideraba mediáticamente un juez duro, conservador y próximo al PP, de hecho, entró en el Consejo General del Poder Judicial de la mano del Partido Popular, ni cuando se convirtió en un icono del homosexualismo militante del que se ha servido para prosperar como prácticamente todos los homosexualitas militantes, ni cuando ahora ha llegado a formar parte del gobierno quizás más desastroso y esperpéntico de los que hemos padecido desde 1975, y mira que era difícil superar a ciertos especímenes.

Marlasca siempre ha sido igual. Marlasca, recordémoslo una vez más, fue aquel presidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional que con su voto de calidad terminó de tumbar la “Doctrina Parot” excarcelando a nueve etarras entre ellos el sanguinario asesino Troitiño. Y no es que la doctrina Parot fuera una maravilla, de hecho, era un mal parche por no aplicar la cadena perpetua o la pena de muerte para los terroristas, pero derogarla fue aún peor y puso en la calle a terroristas y violadores en serie que cuando salieron volvieron a delinquir, unos actuando como terroristas y otros como violadores en serie.

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Lo que ha hecho Marlasca con el coronel Pérez de los Cobos y otros guardia civiles que no le han bailado el agua esta vez, no sólo es causa de dimisión o cese sino de cárcel si se demuestra que ha sido para tapar un delito, delito que se está investigando ahora, y que consistió en permitir que se autorizaran todos los actos que se celebraron el fin de semana del 8 de marzo, causantes de la explosión del coronavirus en España que ha causado decenas de miles de muertos y está destrozando la nación social, económica y anímicamente.

Ya está imputado por este tema el Delegado del Gobierno en Madrid, de apellido Franco, muy a su pesar, que a la vez es secretario general del PSOE de Madrid (lo que demuestra la “independencia” de estos cargos públicos), Delegado del Gobierno que prohibe manifestaciones falangistas y patriotas mientras autoriza otras y toma filiación y detiene patriotas en las protestas pacíficas mientras no detiene a los ultraizquierdistas que agreden a esos mismo patriotas. Y si hubiera justicia, este delegado del gobierno ya estaría en prisión.

Marlasca es un Ministro del Interior típico del régimen del 78. Se rodea de personajes serviles y genuflexos que le ayudan a perpetrar tropelías y hasta delitos, hasta que un día no les gusta lo que hacen estos personajes, se siente traicionado por ellos y les destituye. Porque que Marlasca haya tirado a la basura como un clínex usado a Pérez de los Cobos no convierte en bueno, por lo menos en estos últimos años, a este coronel, es lo que ocurre cuando eres un traidor y te mueves entre traidores, que siempre hay otro traidor que te traiciona a ti.

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Coronel Pérez de los Cobos que, pese al victimismo y las quejas separatistas, prácticamente no hizo nada como jefe del operativo policial por evitar el golpe de estado del 1 de octubre en Cataluña, bien es cierto que porque obedecía órdenes de otro Ministro del Interior cómplice del separatismo, en este caso del Partido Popular. De hecho, mientras el golpista Trapero iba de uniforme a todos los sitios y defendía a sus hombres, él comparecía de traje de Armani, nunca de uniforme, para no molestar a unos delincuentes que estaban dando un golpe de estado.

Coronel Pérez de los Cobos que también mandaba el operativo policial que colaboró con la profanación del Valle de los Caídos el año pasado. Porque recordemos que Pérez de los Cobos fue el coronel que dejó profanar el cuerpo de un capitán general y que envileció la imagen de la Guardia Civil hasta el paroxismo tomando por las armas el recinto sagrado del Valle de los Caídos contra la voluntad del Prior, el padre Cantera, que es la autoridad en la basílica, presionando y coaccionando a los monjes y prohibiendo a los fieles que querían ir a misa.

Así que si hubiera justicia en España no serían los ceses ni las dimisiones las que solucionaran este tipo de problemas, sino el encarcelamiento de los delincuentes. Pero como gobiernan los delincuentes, parece que las cárceles están destinadas para los justos.

Jesús Muñoz

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Jesús Muñoz