
3 Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. 4 Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. 5 Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día. (Génesis).
El 28 de abril de 2025 se recordará como el día del Gran Apagón. Un fenómeno extraño, no ocurrido nunca antes pero que augura el advenimiento de nuevos episodios de corte del flujo eléctrico que afectará, en mayor o menor medida, al territorio de España. No hay misterios indescifrables ni conspiraciones extrañas que hagan opacar la comprensión. La cuestión es simple por banal. El funcionamiento normal del sistema eléctrico ha fallado.
Si tuviéramos que hacer un desglose de los tradicionales interrogantes tendríamos las siguientes respuestas:
CÓMO: Debemos partir del equilibrio del sistema por el que la generación debe ser igual a la demanda. Ese equilibrio es responsabilidad de Red eléctrica (REE), si falla una central de generación se integra otra, pero debe asegurar la frecuencia (Europa 50 hercios), la tensión y los flujos de potencia. De modo que las funciones de control de Red Eléctrica (REE) son, en lo fundamental supervisar los comportamientos de las siguientes variables:
-Si la generación supera al consumo: la frecuencia crece y debe reducirse la generación.
-Si consumo supera a la generación: la frecuencia cae y debe reducirse la Demanda.
Con cualquier desequilibrio se activan los sistemas de seguridad y hay reacción en cadena en milésimas de segundo. Se comenta que la zona que pudo provocar el exceso de generación fue en el Suroeste peninsular, lugar de la mayor producción de energía solar fotovoltaica de España. Ante las oscilaciones de frecuencia la Red Eléctrica (REE) dispone de tres mecanismos de respuesta:
-Control primario solo disponible en las centrales clásicas, nuclear, hidroeléctrica, gas, carbón, petróleo, no necesita orden de REE. Actúa automáticamente, en segundos, para frenar caída o subida, pero no devuelve la frecuencia a 50 hercios.
-Control secundario, tarda 15 minutos, corrige la frecuencia y lo ordena Red Eléctrica.
-Control terciario dos horas después: recupera reservas y se prepara para fallos.
POR QUÉ: La estabilidad del sistema implica que se proporcione inercia (las fuentes de generación pueden ser estables en su generación o no). La máxima inercia se produce mediante rotación de turbinas (térmica, hidráulica, nuclear, gas) y se conecta directamente a la red (puede modularse la cantidad de energía que, en cada momento, requiera el sistema en función de la demanda). En cambio los aerogeneradores y fotovoltaica, no aportan inercia y se conectan a la red con “inversores” (que adecuan su producción variable a la que precisa la red).
Así, a las 12.30 del 28 de abril había un 55% de producción fotovoltaica, un 11% de eólica que no aportan inercia y otro 11% de origen nuclear que aporta inercia pero no suele entrar al control de frecuencia por la estabilidad del reactor. No importa, ahora, entrar en detalles. Lo importante fue que el fallo se produjo por falta de inercia en el sistema, es decir en un descontrol de exceso de energía renovable (que no tienen inercia).
Como sostienen quienes conocen este sector: «los nudos para generación eléctrica de las subestaciones donde conectan la mayoría de las renovables están saturados»; «no han desaparecido 15 gigavatios. Lo que pasa es que […] ha habido una sobrecapacidad de generación eléctrica y el sistema se ha caído». Este problema se agravó por una «sobregeneración» procedente de múltiples fuentes simultáneamente: energía fotovoltaica «a niveles récord» debido al inicio de primavera, alta generación hidroeléctrica porque «llevamos meses con mucha agua», «la eólica al máximo», energía nuclear que «no podemos cortar» sin parones programados, y la entrada adicional del ciclo combinado (gas). A esto se suma que «la electricidad no se puede almacenar» fácilmente.
QUIÉN: Allí donde hay una catástrofe, humana o natural, ésta se magnifica o se produce por la presencia de un sistema político parasitario. Todos los sistemas de prevención y de acción están previstos por la organización del Estado para evitar o, en lo posible, reducir el impacto de cualquier catástrofe. Sin embargo, lo que ya no resulta una paradoja, es que allí donde hay un Estado dominado por el sistema de partidos políticos cualquier institución de control, de prevención, de mitigación de catástrofes se agudiza, se radicaliza y entra en fase fallida.
Sería un error sostener que el problema debe atribuirse completamente al partido mayoritario de gobierno (y de sus coadyuvantes). El problema es estructural. Todos los partidos sin excepción, por acción o por omisión, han participado en la conformación de la situación actual en el funcionamiento de los mecanismos de provisión de energía eléctrica.
Todo el sistema de partidos políticos proyecta sus máximas energías en la conservación de sus posiciones dentro del Estado (la administración pública) y en la sociedad económica, en sus luchas internas, en la obtención máxima de prebendas, retribuciones, subvenciones, etcétera. Y, lo que ya es propio de la lógica política de depredación, y no debe sorprendernos: cuando los medios de obtención de esas ventajas son insuficientes, cruzando la frontera de la legalidad, se acude a la acción delictiva. Los políticos y sus partidos políticos, pues, quedan exangües en sus luchas intestinas de modo que, agotados, se muestran incapaces de hacer una gestión mínima profesional, técnica y ordenada.
¿Qué otra explicación tiene que la máxima responsable de Red Eléctrica sea registradora de la propiedad, ex ministra de vivienda de un gobierno socialista, que, con toda probabilidad, carezca de los conocimientos necesarios, científicos y técnicos, para comprender el funcionamiento del sistema eléctrico español? ¿Cómo es posible que ese personaje, 0 absoluto de ignorancia en los aspectos inherentes al cargo que ostenta, tenga una retribución bruta anual de 540.000 €? Es tan responsable directamente el gestor causante, por desidia e ignorancia, como quien lo ha nombrado (el Gobierno). Siempre, como puede comprobarse, siempre hay detrás un político.
La correlación es perfecta: las dinámicas fatídicas de los fallos encadenados ante las catástrofes, naturales o humanas, son causa directa al agotamiento de la energía política (dilapidada en querellas internas). Por eso allí donde el sistema político está constituido por partidos políticos (fundando un régimen autoritario), está garantizada la magnitud de la catástrofe, de cualquier catástrofe y de la dimensión que alcanza.
Las compañías eléctricas privadas, por lo demás, se sostienen perfectamente en este ambiente de regulaciones del sector diseñado por y para ellas por políticos sin escrúpulos y juegan con los premios de conceder algunos de los altos cargos a políticos, ya ‘quemados’, instalados en sus consejos de administración. Lo que se extiende al resto de los sectores esenciales de la economía regulada (petróleo, gas, tecnológicas, etcétera). Las compañías eléctricas no temen tanto a los políticos como a las innovaciones tecnológicas futuras que podrían destruir el monopolio de generación y distribución de electricidad. No cabe duda que el resurgimiento de una mentalidad ecológica en el sector de la energía no tiene más lógica que seguir manteniendo la dependencia de las poblaciones en las fuentes de suministro proporcionadas por grandes empresas que, de facto, actúan como monopolios.
El Gran Apagón invita a pensar varias cosas adicionales. No tienen sentido algunas estulticias que se ha propalado: el civismo de la población (como si pudiera hacer alguna cosa distinta a la de asumir las circunstancias y el carpe diem), que la radio fue lo único que funcionó (como si el contenido que hizo circular tuviera alguna relevancia) o que somos dependientes de la electricidad, tal vez, la estupidez como mayor enjundia porque, sinceramente, ¿la percepción sobrevenida de una dependencia energética cambia el hecho mismo de la dependencia? Más aún: después de constatar esa dependencia eléctrica: ¿ qué se propone, qué alternativa se formula, qué nuevas vías, viables y factibles técnicamente, se proponen para acabar con esa dependencia tan denostada? Estamos ante una aliteración absurda. Hablar de la dependencia dependiente del dependiente, ciertamente, ni la evita ni la trasciende.
Un par de cosas más. Las compañías eléctricas quieren erigirse en un segmento clave de las estrategias de supervivencia de una población convertida en recurso. Por eso son tan ecológicas, cuyo discurso han producido con fruición para adelantarse a aquellos que invocan el retorno a la edad de piedra. A las eléctricas les basta con el diseño funcional de una sociedad dependiente del suministro de electricidad de las grandes compañías y extraer una parte sustancial de las rentas de las poblaciones.
¿Por qué se abomina de la instalación de placas solares? Es un sector minoritario, que técnicamente vigoroso y de potencialidad futura y que proporciona, mediante una inversión previa, electricidad a un precio irrisorio. Tiene abierto el futuro para competir con la distribución eléctrica en el consumo doméstico porque tiene la capacidad de eliminar con cualquier dependencia de las grandes empresas. Ya veremos el curso de este sector que estará en función, claro, del precio final de la electricidad en el consumo doméstico que, contra toda opinión, irá incrementándose por factores varios pero, sobre todo, porque en el coste del precio se incluye con mayor porcentaje lo que es extraño al de la generación y distribución: el de los beneficios privados, los de Hacienda y el de los dividendos políticos.
Última cuestión que nos plantea el Gran Apagón. El futuro del coche eléctrico, no en singular, de este o aquel coche eléctrico. Tenemos que enforcar el problema desde el punto de vista de las previsiones de los grandes pensadores: encontrar una solución a cómo alimentar un parque móvil de 15 millones de vehículos eléctricos. Constantes los índices de consumo de electricidad, el incremento derivado de una demanda de un parque de más de 15 millones de vehículos eléctricos resulta extraña.
Eso implica: 1) que los cálculos están intencionadamente mal considerados; o 2) que llegará un momento, más pronto que tarde, en que el coche eléctrico solo podrá usarlo quien disponga de medios para pagarlo so pena de apagones (no será visto como una amenaza sino como la expresión de una ‘solidaridad’ de nuevo cuño). Se tratarán de excusas, miles, para potenciar el uso del transporte público. Una manera más de quebrar la movilidad: convertir a la población en plantas, enraizados en un punto, en un lugar, inamovibles.
Es imposible desarrollar, en un espacio como este, más cuestiones. Basten las referidas.
Por último, para que no exista confusión. La renovable es una fuente de energía eléctrica que representa un mal menor (sin atender en este momento a su inserción dentro del sistema eléctrico privado). Estaría bien la renovable pero no por ecología sino por patriotismo: menos dependencia de petróleo y del gas, lo que mejora la balanza de pagos. Para lo demás, que es el resto, las renovables representa y forma parte de la estrategia energética de dependencia de las poblaciones sin las cuales no puede perpetuarse ni las grandes empresas del sector ni los políticos (al fin y al cabo es el modelo de dependencia de éstos, los políticos, el que se aplica en el sector eléctrico para una población bien repleta de seres inmersos en un marasmo adormecedor, eso sí, con derecho a voto).
-Señor Sierra ¿no sintió miedo con el apagón?
-¿Cómo? El miedo no me afecta porque solo tengo temor a la muerte y estoy blindado contra todo tipo de estulticias, circulantes y asfixiantes. Fue como estar en medio del campo. Incluso lo agradecí infinitamente. No estuve conectado durante horas a esa inutilidad humana que se prodiga por los circuitos de la información. Sin electricidad nada funciona, ni siquiera los homúnculos de las redes y de la información.
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Dejar la red eléctrica en manos de una exministra del gobierno que no tiene ni puta idea de ello y prueba de lo anterior se ha demostrado que hubo varios fallos la semana anterior al apagón y que no le hicieron caso e investigaciónes posteriores lo reconocieron, porque el problema era de las renovables y les dio igual.
Encima no aparecer y dar explicaciones de lo sucedido dando la cara y cuando lo hacen tarde y mal, jeje, echarle la culpa a todo, hackeo terrorista
Sabotaje etc… Y sigue este pedazo de presidente, sin que rueden cabezas, pero es lo que tiene este gobierno (si se le puede llamar así) echarle la culpa a todo el mundo de su ineptitud y su dejadez desidia y no se que más… De vergüenza..
Posdata: les falta echarle la culpa a la ultraderecha y a los medios con sus bulos
Cómo dice el artículo al principio, el pasado 28 de abril se recordará como el día del «apagón»; un día inolvidable para muchos e insignificante para otros.
Hubo mucha especulación acerca de la causa del mismo pero qué rápido se extendió la idea de que había sido un ciberataque, porque de esa forma la población estaba entretenida en esa idea y no podía pensar en otra cosa, la verdad.
Pero no fue un ciberataque sino una nueva negligencia de los gobernantes y de los que están al frente de las grandes empresas sin tener ni idea de cómo funcionan….
Qué será lo siguiente??? Aún está por ver.
Miedo, como el autor, en absoluto, aunque hubo mucha gente que sí pasó miedo aterrador.. lo digo de propia mano de ver como conciudadanos son tan fieles a las constantes mentiras y manipulaciones que, sin cabal discernimiento, creían que estábamos ya en el apocalipsis nuclear final..
Yo voto por un apagón/desconexón al mes !!