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Hoy, este primer lunes de octubre de 2022, muchos españoles se han levantado sin poder escuchar a su locutor favorito. A Javier García Isac, como viene informando este periódico desde hace unas semanas, ha abandonado Decisión Radio, o se ha visto obligado a abandonarla…, en eso nosotros no vamos a entrar. Será Javier quien cuente cómo han sido las cosas, si realmente desea hacerlo.
Yo hablaré de otra cosa: de cómo se silencian los espacios de radio en libertad en estos albores del siglo XXI, que en realidad es similar a cómo se silenciaban hace medio siglo. Con la misma prepotencia de los «empresarios de la comunicación», con el mismo desprecio a los profesionales del periodismo, con la misma absoluta ignorancia sobre el papel que cumple nuestra profesión en una sociedad libre.
Hace seis meses que fui despedido de Radio Inter, donde llevaba dos décadas hablando en libertad. Llegaron unos empresarios chinos que nos pusieron a todos en la calle, no sé si porque no éramos comunistas o porque teníamos la fea costumbre de querer cobrar todos los meses. Me dicen que los chavales que se quedaron en nuestro lugar, también han corrido la misma suerte. Gente sin escrúpulos. Mala, muy mala gente, de verdad.
Javier y yo tenemos estilos diferentes, pero nos parecemos en algunas cosas importantes: no admitimos que nadie nos diga lo que tenemos que decir, ni cómo lo tenemos que decir. Y además, como católicos, no transigimos con la mentira y nos repugna la doble moral. Me consta que hemos tenido oyentes comunes, lo cual me enorgullece, porque tengo la mejor opinión personal y profesional sobre mi amigo Javier. Sé que va a triunfar en su próximo proyecto.
Sus opiniones su forma de contar la realidad, sus verdades rotundas, sin sordina, sus editoriales majestuosos…, todo rebosaba frescura, independencia, rebeldía con causa. Hacía lo que debe hacer un periodista ante un micrófono: defender la verdad y reivindicar valores eternos. Pero a Javier le empezaron a hacer incómoda la existencia (permítanme que lo diga así) y hoy miles de españoles se han quedado huérfanos de radio. Porque obviamente, un oyente de García Isac no va a escuchar ni al médico engolador, ni al palanganero que es del PSOE los días impares, y del PP los pares. Y del diablo, siempre.
Este artículo, realmente, solo tenía un propósito: enviar un abrazo a mi amigo Javier, y advertirles a todos ustedes de que la libertad de expresión no es «uno de los pilares de la democracia», sino el pilar, el único importante de verdad. Puedes meter papelitos en urnas y creer que eres libre para elegir a tus gobernantes, pero si tus gobernantes y sus amigos los empresarios chungos cierran la boca a los periodistas independientes, no hay libertad ni democracia. Es todo un camelo. Esto es un régimen totalitario encubierto, y cada día lo es más. Y cada vez lo vemos menos.
Ánimo, Javier. Triunfarás. Deja a los pigmeos mentales con su vanidad de tienda de todo a cien. Tú estás llamado al vuelo de las águilas, no de las gallinas.
Autor
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Nació en Madrid en 1975. Es Doctor en Periodismo por la Universidad San Pablo CEU. Ha dedicado casi toda su vida profesional a la radio, primero en Radio España y desde 2001 en Radio Inter, donde dirige y presenta distintos programas e informativos, entre ellos "Micrófono Abierto", los Domingos a las 8,30 horas. Ha dirigido la versión digital del Diario Ya y es columnista habitual de ÑTV en Internet. Ha publicado los libros "España no se vota" y "Defender la Verdad", "Sin miedo a nada ni a nadie", "Autopsia al periodismo". Esta casado y tiene un hijo.