21/11/2024 18:09
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Llevo décadas escribiendo tanto libros como artículos que nadie ha rebatido, diciendo que la enseñanza en lengua que no es la materna perjudica el aprendizaje general, salvo que se domine la segunda lengua en los registros cultos, la de inmersión, y no se perjudique unos aprendizajes suficientemente afianzados de la lengua primera del alumno. 

No hay manera de que los políticos, inútiles o interesados, y sus serviles burocracias; o los regímenes que se oponen a servir al bien común y son recalcitrantes en hacer seguidismo a los nuevos caciques territoriales y a sus partidos nodrizas, se bajen del burro y se pongan a trabajar por el bien común.  Si éste no coincide con el interés general o no es bien ni es común.

El diario DEIA que es el órgano de expresión del nacionalismo vasco, del 31 de agosto último, difunde un estudio de ISEI-IVEI  que coincide, en líneas generales, con los estudios de la OCDE referidos a la Comunidad Autónoma del País Vasco. En líneas muy generales muestra la realidad de un fracaso del sistema de modelos en la enseñanza vasca.

Como voy repitiendo en sucesivas valoraciones de los informes publicados, la enseñanza en inmersión lingüística no favorece el avance del bilingüismo, y los alumnos no alcanzan las competencias necesarias ni en la lengua de inmersión ni en la lengua propia de los alumnos, cuando ésta no coincide con la de inmersión. Es decir que no aprenden suficientemente, en los registros cultos, ni en la una ni en la otra; y los resultados en la comprensión lectora no son los que se fijan en los objetivos de cada etapa educativa.

No hace falta ser un experto en educación para inferir, si se aplica la lógica y el sentido común, que aprender las materias que proporcionan una base de conocimiento para continuar aprendiendo de forma competencialmente aceptable se necesita que esos aprendizajes sean significativos.  Así lo estableció Ausubel, uno de los teóricos del aprendizaje que dieron fundamento a la ley matriz del actual marco legal nacido en origen de la LOGSE, junto a Gimeno Sacristán, padre del actual sistema.

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Si se estudia en una lengua de la que no se tiene el suficiente dominio a los efectos del aprendizaje significativo el marco jurídico-administrativo de la enseñanza tiene coherencia, de lo contrario es antinómico de raíz. Hemos de recordar que este concepto de significatividad en la adquisición de una base cultural suficiente para interpretar el mundo y tener un sentido de pertenencia a cultural y antropológico, es el factor necesario y suficiente para entretejer una red cognitiva que sirva para amueblar suficientemente la mente a los efectos de cimentar un aprendizaje que sea la herramienta para elaborar un constructo intelectual que sirva a cada sujeto para ser capaz de lograr una suficiencia como ciudadano bien formado.

Sin entrar en la concreción de los datos que aporta el diario DEIA, solamente el subtítulo del mismo lo dice todo: “La mitad del alumnado que estudia en inmersión lingüística no alcanza el bilingüismo en segundo de la ESO”.  Si eso es así, la pregunta es por qué no se corrigen los errores de planteamiento, pues recordemos que el principal objetivo de la inmersión lingüística es que los alumnos adquieran la destreza de expresarse y comprender de forma competente en ambas lenguas oficiales. Si una franja considerable del alumnado no adquiere la competencia ni en castellano ni en euskera es evidente que el sistema  fracasa. Y ha fracasado porque no se cumple lo dictado en la Ley de Normalización del Uso del Euskera, que dice que se adecuarán las políticas lingüísticas a la realidad sociolingüística de cada zona del territorio vasco.  Y para ello se crearon los tres modelos lingüísticos en función de si la realidad es castellanohablante predominantemente, vascohablante o mixta. Y no se cumple ni la letra ni el espíritu de aquellas normas actualmente vigentes, imponiéndose el modelo D de inmersión en euskera independientemente de la realidad de cada zona.

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Pero es curioso,  lejos de plantear una solución a este problema, se propone lo que dice el título de artículo:  “Educación reabre los barnetegis después de que el euskera toque suelo en modelo D”. Es decir, se aplica la máxima de que “si no quieres taza, taza y media”, en definitiva, castigar al cliente por los errores del que presta el servicio, lo cual tiene un nombre: despotismo.  Reabrir los barnetegis es tanto como decir que hay que reforzar las enseñanzas de los centros educativos porque éstas son isuficientes.

En el estudio, a modo justificatorio, se aduce que la causa es la gran masa de emigrantes llegados a Euskadi.  Que es como echar la culpa del accidente al testigo que lo ha observado. Pero en esa afirmación se encierra la realidad del paradigma para mayor escarnio del que está produciendo el problema por razones estrictamente de interés político, no de servicio al público en general. Es reconocer que la enseñanza que se realiza al margen de la consolidación y perfeccionamiento de la lengua materna está abocada a la inanidad, a la insuficiencia y al fracaso. Que no va a cumplir ninguno de los objetivos que se pretenden para lograr unos resultados y efectos convenientes.

Para ser más precisos, se trata de una estafa con ruedas de molino que los caciques territoriales, acompañados de unos partidos políticos ineficientes y nefastos para los intereses de la sociedad insisten de manera persistente en repetir sin desmayo. Solamente sirven a una clientela parasitaria y subvenida.  Eso ocurre cuando la política sustituye a una pedagogía al servicio del cliente.

Autor

Ernesto Ladrón de Guevara