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La mofa sanguinaria y odiadora contra el magnicidio sufrido por el ex Presidente del gobierno Luis Carrero Blanco ha vuelto a sacudir las redes sociales y, como siempre, ha sido ejercida por los detentadores de la impiedad, el canallismo y la violencia.
Hace unos años fue la famosa “Cassandra” quién incendió las redes sociales con chistes sobre el atentado a Carrero Blanco, siendo condenada por la Audiencia Nacional a un año de cárcel por enaltecimiento del terrorismo. «ETA impulsó una política contra los coches oficiales combinada con un programa espacial» o «Spiderman VS Carrero Blanco» fueron algunos de sus esputos, lanzados en Twitter. Cassandra, en sus chistes asquerosos, repelentes y pestilentes fue entusiastamente apoyada por los líderes de Podemos Pablo Iglesias e Irene Montero. Pablo Iglesias recuperó todos sus tuits, los republicó y dijo que “España no era una dictadura”. En 2018 fue absuelta, finalmente, por el Tribunal Supremo.
El Tribunal Supremo se ha prodigado en los últimos años por desparramar arbitrarios pronunciamientos: validó la ilegal e inconstitucional profanación del cadáver de Franco y, recientemente, ha revocado la condena por pertenencia a organización terrorista que recaía sobre Arnaldo Otegui desde 2012 (caso Bateragune). Gracias al Tribunal Supremo, que se ha apoyado en la sentencia de un Tribunal extranjero y hermético llamado “Tribunal Europeo de Derechos Humanos”, Arnaldo Otegui está ahora rehabilitado en sus plenos derechos políticos y podrá concurrir a futuros comicios electorales, además de ser reconocido internacionalmente como un “perseguido político”. Para el TEDH hubo “falta de imparcialidad del Tribunal español” y violación del Convenio Europeo de Derechos Humanos contra el sufrido Arnaldo Otegui.
No es la primera vez que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos blanquea al terrorismo, porque en 2012 y a colación de la sentencia sobre la etarra Inés del Río ese ente decretó que la “doctrina Parot” vulneraba “derechos fundamentales”. Un cobarde antológico llamado Mariano Rajoy, entonces presidente de gobierno, acató esa repugnante sentencia extranjera, excarcelando no sólo a Inés del Río -beneficiada por la sentencia de Estrasburgo- sino a más de 60 etarras sanguinarios así como a numerosos violadores que no llegaron a cumplir la condena completa por sus delitos horrendos. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos está poderosamente interferido por George Soros. El periodista Bastien Lejeune ha investigado a los magistrados que componen el Tribunal de Estrasburgo y ha finalizado su investigación con la conclusión de que una mayoría de los jueces componentes de dicho Tribunal, han trabajado para la Open Society de Soros u ONGs subsidiarias.
Tras la vergonzante decisión del Tribunal Supremo, EH- Bildu ha felicitado por twitter a Arnaldo Otegui, condenado por secuestro en 1989, y también al etarra Josu Ternera, que mandó explosionar el Cuartel de la Benemérita de Zaragoza en 1987 y que ha sido puesto en libertad vigilada por un Tribunal francés contando con cuatro causas pendientes en España.
Con semejantes cartas sobre la mesa, sabedores de que la impunidad de altas instancias judiciales les asiste, la izquierda resentida y pro terrorista ha vuelto a gastar sus cartuchos en redes sociales: Bildu lo ha hecho homenajeando a etarras, y los comunistas de Madrid con un nuevo escarnio sobre el asesinato terrorista del Almirante Luis Carrero Blanco. La apología del acto terrorista que segó la vida de un presidente del gobierno español en 1973 no puede ser más evidente.
La Fiscalía, controlada por talibanes de la cloaca del PSOE, no perseguirá por delito de odio esta expresión macabra y soez que ensalza un magnicidio; pero sí persigue, en cambio, la libertad de opinión del dirigente de Vox Javier Ortega Smith sobre unas jóvenes criminales que, de forma sobradamente probada y contrastada, cometieron delitos de tortura y asesinato en las Checas dirigidas por las Juventudes Socialistas Unificadas en las que militaban.
La Fiscalía tampoco se inmuta cuando en un digital de Murcia, recientemente, se calumniaba al fundador y jefe de la Legión José Millán Astray atribuyéndole el haber propagado, en el ejército nacional, la consigna de violar a las mujeres del bando republicano durante la guerra. Sin prueba alguna aportada, la conducta intachable de Millan Astray ha sido insultada de la forma más depravada, y con absoluta impunidad.
La ley de Memoria Histórica de 2007 fue instaurada por Zapatero y blanqueada por el PP de Rajoy/Casado que no la derogó, e incluso encontró un valioso apoyo en el ex Ministro de Justicia pepero Rafael Catalá (que afirmó estar orgulloso de esa ley en diciembre de 2016). Esa ley infame ha instalado el rodillo totalitario, rencoroso y vengativo de una ideología marxista criminal que no ha superado su derrota militar y política a manos del General Franco en 1939.
La izquierda de los casoplones de un millon de euros en Galapagar, la de los sindicatos del Rolex y el langostino, es la que tiene en la ley de memoria histórica la patente de corso para la injuria, la calumnia y la difamación contra el adversario y para la deformación permanente de la historia de España que pronto será sustituida por el relato único frentepopulista bajo pena de cárcel.
Esa izquierda ostenta un poder absoluto en el aparataje estatal y en la Justicia que se debe a la cesión del PP, partido que prometió recurrir en inconstitucionalidad el decreto socialista de profanación del cadáver de Franco para luego no hacerlo; partido que en Galicia, con el nacionalista Feijoo al frente apoya la expropiación socialista del Pazo de Meirás contra la familia del Caudillo; partido al que “no le importa el Valle de los Caídos ni quién está dentro” (Pablo Casado dixit, agosto de 2018).
La izquierda que profusamente maneja las redes sociales para atizar su miseria moral contra los muertos y con ello depravar conciencias y embadurnar de nausea la vida social, jamás alcanzó ni alcanzará a entender -ni a superar- la obra legal y social promovida por Luis Carrero Blanco en su etapa como presidente del gobierno de España. Mientras Carrero defendía la soberanía energética, nuclear y política de España salvándonos de los efectos de la crisis petrolera del 73 y haciendo que España se consolidase como octava potencia económica mundial, la izquierda comunista española promovía el terrorismo mortífero del FRAP, animaba a ETA y acariciaba a Santiago Carrillo, el carnicero de Paracuellos.
Mientras Carrero Blanco defendía la integridad territorial española y la capacidad militar de nuestra nación para autoabastecerse con la bomba atómica que incrementaría nuestro poderío e influencia exterior, los padres de los que hoy mancillan su memoria ponían bombas en las calles y parían hijos que en 2020 se sienten muy orgullosos de su herencia “frapera”. Otros, en cambio, estamos muy orgullosos de Don Luis Carrero Blanco y de sus obras por España, tan pías e inmaculadas como su patriotismo y su altura moral.
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