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El pasado 28 de febrero, el entonces primer ministro de Eslovenia, el conservador Janez Janša, afirmó que la caída de Ucrania podría provocar un efecto dominó, señalando que los siguientes serían Moldavia, Georgia y probablemente los países bálticos, y advirtió de “cosas que se están cocinando” en los Balcanes Occidentales. Apenas dos meses después, Janša perdía las elecciones frente a Robert Golob, un candidato verde-liberal con un partido creado en enero y apoyado por los progresistas de Bruselas y, curiosamente, por los amigos del Kremlin en Eslovenia. “Desgraciadamente, algunos políticos importantes, condecorados con las medallas de Putin, intentan empujar a Eslovenia de nuevo a la esfera de influencia rusa… Vemos una fuerte implicación en la política eslovena de algunos grupos de interés vinculados a empresas rusas (Gazprom, Yandex, etc.)”, escribió Janša antes de las elecciones que han dado el poder a la izquierda. Pero, ¿a que se refería el veterano político conservador? ¿Qué se está “cocinando” en los Balcanes?

En opinión de Bogdan Sajovic, redactor de internacional en el semanario esloveno “Demokracija”, el problema está en Bosnia-Herzegovina: “Parece que algunas tensiones están aumentando. Según tengo entendido, la comunidad serbia está descontenta porque hace unos veinte años transfirió, al igual que bosnios y croatas, ciertos poderes (sobre fuerzas armadas, poder judicial y fiscalidad) al gobierno federal y ahora pretenden devolver estos poderes a su comunidad. Las otras dos comunidades acusan a los serbios de querer romper Bosnia-Herzegovina, y los serbios, por su parte, afirman que son reprimidos. Así que existe una cierta posibilidad de un conflicto, incluso uno armado”. Como señala Sajovic, Milorad Dodik, el líder de la República Srpska, declaró en noviembre del año pasado su intención de retirar a los serbobosnios del ejército, los servicios de inteligencia, y la administración judicial y tributaria de Bosnia-Herzegovina. El 10 de diciembre, el parlamento de la República Srpska dio al gobierno serbobosnio seis meses para hacer efectiva la salida de estas instituciones, y en febrero se creaba un poder judicial independiente. “Bosnia-Herzegovina ha fracasado» afirmó Dodik.

El 21 de abril, una delegación del grupo de Conservadores y Reformistas (ECR) del Parlamento europeo, estuvo en visita oficial en Bosnia-Herzegovina. Entre los asistentes se encontraba el diputado de VOX Hermann Tertsch, que escribió lo siguiente en Twitter: “Bosnia-Herzegovina convertido en un mosaico administrativo subvencionado y vigilado es uno de los estados más corruptos del mundo y devora en gasto corriente administrativo el 78% de su presupuesto. Los partidos históricos de las tres etnias manejan y viven de la podredumbre. En octubre habrá elecciones sin haberse hecho la reforma electoral, la crisis esta servida y se anuncia catástrofe. Rusia y China avanzan en los Balcanes y todo el marco legal de Bosnia-Herzegovina ha de revisarse en el Consejo de Seguridad de la ONU, con Ucrania en guerra. Hay yesca para un infierno”.

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Marko Milanović Litre, primero por la izquierda, con la delegación de ECR

El diputado Marko Milanović Litre, de los Soberanistas Croatas, fue uno de los organizadores de la visita en la que también estuvieron presentes representantes de Fratelli d’Italia y Ley y Justicia de Polonia. Litre coincide con el análisis del eurodiputado español:  “Con la guerra haciendo estragos en Ucrania, todos deberíamos ser conscientes de que la situación en Bosnia-Herzegovina debería recibir más atención de la comunidad internacional”. En su opinión, la corrupción, la falta de una reforma administrativa y un sistema electoral justo y equitativo en el que estén representados los tres pueblos constituyentes,  sumados al movimiento secesionista serbio y al unitarismo bosnio, pueden arrastrar a Bosnia-Herzegovina al conflicto: “Podemos ver la influencia de Rusia en la República Srpska y no es descartable que Rusia intente centrar la atención en los problemas, o potencialmente crear otros nuevos, en Bosnia-Herzegovina para restar importancia a sus pérdidas en Ucrania. Rusia no ha hecho absolutamente nada para tener la gran reputación de la que goza en la República Srpska, pero la ideología de sus líderes es casi idéntica. La parte bosnia está bajo la influencia de los intereses turcos, y los croatas están abandonados al clientelismo y al débil apoyo del gobierno croata. Sin una elección constitucional y una reforma administrativa, Bosnia-Herzegovina se verá inmersa en una crisis electoral que conducirá al aumento de la influencia rusa en los Balcanes Occidentales”.

La situación también se ve con preocupación en Bosnia-Herzegovina, aunque se señala a otros culpables. El historiador bosnio Omer Hamzic lo resume así: “En Bosnia-Herzegovina la situación es bastante mala. Todo comenzó a deteriorarse muchísimo incluso antes de la agresión rusa contra Ucrania. Esto es una consecuencia directa del aumento de la presión de Belgrado y Zagreb, que se ha aplicado continuamente desde Dayton, y de sus aspiraciones de debilitar a Bosnia-Herzegovina lo más posible como Estado, con el objetivo final de dividirla. Esta situación de conflicto ‘congelado’ se ha complicado aún más por la agresión de Rusia contra Ucrania. Esta agresión cuenta con el apoyo abierto o encubierto de Croacia y Serbia, y sus políticos satélites en Bosnia-Herzegovina, Milorad Dodik and Dragan Covic”. Un enfoque distinto, pero en el que se repite el término “conflicto”.

Aleksandar Vucic Y Vladimir Putin.

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En Serbia, la población se ha manifestado en favor de Rusia por la invasión de Ucrania (el recuerdo del bombardeo de Belgrado por parte de la OTAN está muy vivo) y su gobierno se ha negado a respaldar las sanciones internacionales o a criticar las acciones de Rusia. El presidente serbio Aleksandar Vucic, que renovó su mandato el pasado 3 de abril, mantiene una estrecha relación con Rusia y China en asuntos tan importantes como la defensa. En 2019, Serbia superó el gasto militar de Croacia, en la OTAN y también modernizando su ejército, con un aumento del 43% respecto al año anterior. El gasto no ha dejado de aumentar y el año pasado duplicaba la cifra de 2018. En unas maniobras militares llevadas a cabo en junio de 2021, Vucic señaló que el ejército serbio era “cinco veces más fuerte” que hace años y anunció que aumentaría drásticamente en los próximos nueve meses.

Rusia y Bielorrusia han suministrado a Serbia aviones de combate MiG-29 y misiles antiaéreos por un valor de 640 millones de dólares. Sin embargo, China se está convirtiendo en el mayor proveedor de armas de Serbia. El pasado 9 de abril, seis aviones de transporte Y-20 de la Fuerza Aérea China aterrizaron en Belgrado con “suministros militares regulares”. En una operación que, según el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Zhao Lijian, “no tiene nada que ver con la situación actual”. Su carga eran modernos misiles tierra-aire HQ-22, que el ejército serbio presentó públicamente el 1 de mayo. China también ha suministrado drones a Belgrado.

El gasto militar serbio ha pasado de 700 a 1.500 millones de dólares

El rearme, las tensiones étnicas y la situación de inestabilidad creada por la guerra en Ucrania podrían encender de nuevo el fuego en los Balcanes. Hasta ahora el foco más probable, o al menos el más señalado por los analistas internacionales, era la reanudación de un conflicto en Kosovo, cuyo gobierno ha solicitado su ingreso en la OTAN y ofrecido una base permanente a Estados Unidos. Sin embargo, la más que posible desintegración de Bosnia-Herzegovina podría reiniciar la sangrienta guerra que tuvo lugar hace treinta años. En el nuevo mundo multipolar todo es posible.