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La zarrapastrosa política exterior del gobierno. Por José Enrique Villarino Valdivielso

Para quienes nunca me han leído suelo emplear desgobierno cuando me refiero al que ahora sufrimos. En esta ocasión me he inclinado por usar el sustantivo en vez del adjetivo por mor de no despistar a los nuevos lectores. Dicho esto, en lo que sí me reafirmo es en el adjetivo con el que califico nuestra política exterior, que son, ni más ni menos, nuestras relaciones con el resto de los países del mundo.

Dice la RAE:

zarrapastroso, sa
1. adj. coloq. Desaseado, andrajoso, desaliñado y roto. U. t. c. s.

y más bien eso es lo que hoy somos ante terceros países. Nada que ver no ya con lo que históricamente fuimos como gran nación, con presencia en todo el orbe, sino con fechas mucho más recientes en que llegamos a estar en el grupo de los países más poderosos.

Hoy somos los harapientos del mundo, el hazme reír de una inmensa mayoría y lacayos de gran parte de las dictaduras comunistas que todavía encarnan el horror de esta doctrina. Tampoco hemos tenido suerte con quien dirige nuestro servicio exterior, a pesar de los buenos diplomáticos que hemos tenido y tenemos. Aún así, no es oro todo lo que reluce ya que cada vez más, al igual que en el resto de la administración, se nombran más diplomáticos por el dedo, el amiguismo y el partido.

Pero lo que ya es la repanocha es la titular de la cartera, que bate todos los récords de idiocia, incompetencia y estulticia. No da una a derechas -cosa evidente nombrada por quien la nombró- y nos ha llevado a cotas impensables en otros tiempos, de sumisión ante países y dictaduras, por no decir abiertamente a cotas de traición, de alta traición, en el ejercicio de sus funciones.

Para empezar, pondré tres ejemplos, empezando por nuestros vecinos más próximos:

Poco o nada pintamos en la UE, a pesar de las ínfulas que se gasta el psicópata y las andarinas posturitas y autoaplausos que suele prodigarse y prodigarle sus mantenidos ministrillos del tres al cuarto. Es de vergüenza ajena verle actuar ante sus colegas europeos, que dicho sea de paso tampoco son los que vieron otros tiempos, que de estar entre ellos el fotocopiador de tesis, le habrían echado a patadas del club.

La ministra ni ha pintado nada, ni ha defendido para nada nuestros intereses, ni los de nuestros agricultores, ganaderos o pescadores en el llamado Brexit, en cuyas negociaciones ha estado desaparecida. Qué decir de la dejación de funciones, por no decir de traición, en el papel que esta incompetente ha tenido respecto de Gibraltar, ante la salida del RU de la UE.

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Era la ocasión para apretarle las tuercas al gobierno británico que, por contra, ha visto fortalecida su posición respecto de la que venía teniendo cuando formaba parte de este club de burócratas. Por lo menos, los ministros de exteriores del PP aspiraban, no ya a recuperar la soberanía a la que se claudicó desde el ministro Castiella, sino a una cosoberanía.

Sobre el contencioso de Gibraltar, que cada vez lo es menos por la dejadez de los sucesivos gobiernos españoles, sigue pesando el Campo de Gibraltar y ayuntamientos aledaños, que necesitan que una parte de sus habitantes vayan cada día a vender su trabajo a una colonia de un país que no ha hecho más que cometer actos de apropiación ilegal de un territorio y aguas españolas. Desde el fracasado polo de desarrollo de otros tiempos, nada se ha hecho por potenciar empresas y empleo en estos municipios ya muy castigados por la droga. Y cuidado que han pasado años y años. Pues, nada.

Como nada han hecho los sucesivos gobiernos de la partitocracia por exigir el desmantelamiento de los paraísos fiscales que en el peñón operan, los negocios corruptos y fraudulentos en torno a internet y el juego clandestino, el ser el basurero de toda la mierda nuclear militar británica y donde las flotas nos dejan la mierda de los tanques de sus barcos.

Eso sí, los llanitos tienen sus chiringuitos, negocios sucios y armamento nuclear en el peñón, pero viven en Soto Grande en buenas mansiones, contratando para sus tinglados a una mano de obra nativa, al mejor estilo colonial que históricamente han practicado por todo el mundo.

La ministra González Laya ha optado por mantener el statu quo, que a quien realmente beneficia es al imperio colonialista británico, a cambio de un puñado de empleos que el gobierno es incapaz de crear en el entorno del peñón y romper con el consabido y ya endémico chantaje. Ha sido incapaz de aprovechar la ocasión para revertir, al menos algo, la situación y poner en algún aprieto al gobierno del peñón. Pero sobre todo, esta infame ministra ha renunciado a una futura soberanía. Un nuevo paso atrás.

Voy con el segundo:

El sometimiento al sátrapa marroquí, contribuyendo a rearmar con armamento sofisticado, euros y otros medios a nuestro más cercano y principal candidato a mantener un potencial conflicto regional. Como si no fuese ya suficiente con las ventas del gobierno norteamericano, que nos ha desplazado como un socio fiable en el mediterráneo en favor del reino alauita, años ha.

A Marruecos se le ha permitido una política de hechos consumados: empezando por el Sahara que el entonces príncipe Juan Carlos le entregó, siguiendo con el chantaje constante sobre Ceuta, Melilla y demás territorios históricos en el norte de África. De igual manera, el chantaje permanente y selectivo según le convenga con que nos obsequia como gendarme de las oleadas de inmigración ilegal, que sólo nosotros y no la UE, le pagamos a precio de oro.

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Nada dice esta ministra sociata-comunista, ni reivindica ante la UE el trato de favor que ésta prodiga a los productos alimentarios, cítricos, hortalizas, frutas, etc marroquíes que no cumplen la más elemental normativa sanitaria, en detrimento de los nuestros, que sí la cumplen con creces.

Traga la ministra con la unilateral ampliación de las aguas territoriales marroquíes en Canarias, con una pasividad rayana en la traición a los intereses de España. El colmo ha sido la política de permisividad para con la inmigración ilegal con que Marruecos nos castiga enviándonos oleadas y oleadas de marroquíes al archipiélago canario, donde son recibidos a cuerpo de rey, alojados en hoteles de cuatro estrellas y con una paguita para comprar lo que gusten, billetes gratis para viajar con nocturnidad a la península y más tarde dispersarlos sin garantía sanitaria alguna. Tragamos todos con los llamados «menas», cuya integración y educación es imposible y cuyo gasto por cada supuesto menor, es inasumible.

Toca ya el tercero y último ejemplo de la zaparrastrosa política exterior de este desgobierno:

España se ha convertido en adalid de todas las dictaduras comunistas, especialmente de las peronistas y bolivarianas de Hispanoamérica y nuestro servicio del exterior de este desgobierno se ha convertido en facilitador de todo tipo de narco corrupciones y tapadera de sus desmanes y crímenes de lesa humanidad. Tan bajo nos han hecho caer. Por esas bellas y fraternales tierras anda un mamarracho e indigente intelectual actuando de zascandil de todas las dictaduras citadas y que ejerce de conseguidor y comisionista. ¿Por qué la ministra no llama a capítulo a este impresentable pseudo embajador y pacificador y le corta las alas?

Pues, porque todos ellos son de la misma ralea y si este desgobierno se ha propuesto romper España desde dentro, también lo quiere hacer desde fuera, siendo amigo de países gobernados por una idelogía que ha sido condenada sin paliativos.
 
Cuando ya hemos iniciado la difícil andadura de 2021, hasta aquí, solo tres ejemplos, quizá los más significativos, de lo bajo que ha caído nuestra política exterior en manos de una dirección política incompetente, criminal y mentirosa.

Autor

REDACCIÓN