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Después de todo lo urdido para tezanizar el CGPJ, de la alarma que provocó Feijóo con el compadreo para repartirse el pastel sin advertir la trampa que acababa definitivamente con la separación de poderes, pasado el susto que decepcionaba al potencial electorado del Partido Popular y se advertía de inmediato en las encuestas, va Elías Bendodo, quien parece no enterarse de la gravedad del intento de asalto al órgano de los jueces, y dice en rueda de prensa que las negociaciones no están rotas si al caso se añade la renuncia a la reforma del Código Penal por delito de sedición. Tal salida de tono cuando todo el mundo con dos dedos de frente se ha aliviado al recapacitar Feijóo sobre la traición en la negociación con Sánchez, ergo el socialcomunismo radical en asociación con el independentismo, indica que en el partido de los populares asumen responsabilidades auténticos imbéciles o trepadores, orquestando planes para seguir mamando una inmerecida teta de cargo público. No se puede ser más tonto con el Bendodo haciendo méritos para aniquilar la democracia, y si no menos tonto más traidor al que se le ve el plumero intentando retomar la aberrante renovación del Consejo General del Poder Judicial para dejarlo en las garras de esta siniestra que ha planificado un golpe de Estado interviniendo todos los organismos e instituciones.Seguramente es uno de los impulsores para acordar la destrucción de la imparcialidad de la Justicia, la que nos reste, con Antonio Senegal.
Si Feijóo comete el descomunal error de retomar el diálogo, será la evidencia de que es un candidato cadáver antes de presentarse a las próximas elecciones. Así el monclovita mataría dos pájaros de un tiro: al adversario por la presidencia, y con el tiempo la Constitución reformada al antojo de los enemigos de España.
No ha sido González Pons que ya tiene pecado en este noviazgo con los males sanchistas, sino que ha asomado la patita el pelota de turno para desautorizar la prudencia de Ayuso y dar cuerda a Feijóo para que rearme la bomba de relojería que para sí quisiera ETA en el seno del órgano constitucional. Hay que estar beodo o ser Bendodo, el notas de turno, para regresar al peligro que se esquivó en última instancia por la alerta que provocó la bocazas de Hacienda, María Jesús Montero, mostrando las cartas marcadas con las que el doctor cum fraude pretendía amañar los acuerdos a favor de los cómplices separatistas. Hay que ser imbécil para pretender el retorno a negociaciones de ese calibre mortal contra la democracia y no comprender que la reforma del Código Penal es lo de menos, no entender el conjunto de las circunstancias cuando está en juego la propia España. Debería dimitir por enterado el muy meritorio traidor a la más elemental inteligencia.
Autor
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Editor de ÑTV ESPAÑA. Ensayista, novelista y poeta con quince libros publicados y cuatro más en ciernes. Crítico literario y pintor artístico de carácter profesional entre otras actividades. Ecléctico pero centrado. Prolífico columnista con miles de aportaciones en el campo sociopolítico que desarrolló en El Imparcial, Tribuna de España, Rambla Libre, DiarioAlicante, Levante, Informaciones, etc.
Dotado de una gran intuición analítica, es un damnificado directo de la tragedia del coronavirus al perder a su padre por eutanasia protocolaria sin poder velarlo y enterrado en soledad durante un confinamiento ilegal. En menos de un mes fue su mujer quien pasó por el mismo trance. Lleva pues consigo una inspiración crítica que abrasa las entrañas.
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